Picotazos de historia
La historia de los padres de santa Juana de Arco
Desde el momento en que se instala en su nueva morada, Isabelle sólo tendrá una idea en la cabeza: conseguir la anulación de la sentencia de su hija y la rehabilitación de su nombre
Se cree que Jacques nació en la población francesa de Ceffonds (diócesis de Troyes en el departamento del Alto Marne, en la región del Gran Este) en torno al año de 1375. Su familia debía de tener cierta riqueza y posiblemente él fuera un hijo menor, ya que salió de su pueblo natal para buscar esposa más al este y la encontró en la pequeña población de Vouthon-Bas, en Lorena.
La novia se llamaba Isabelle y a la familia de ella les decían «los Romée» con motivo de haber hecho una peregrinación a Roma (en Navarra hay un caso muy parecido: la familia Cruzat tomó este nombre por un antepasado que partió, y regresó, de una cruzada).
La boda entre Jacques e Isabelle se celebró en 1405 y entre el dinero que aportó Jacques y la dote de Isabelle pudieron adquirir veinte hectáreas de tierra y una casa de piedra (la única que había) en un pequeño pueblo cerca de Vouthon.
Con semejante patrimonio Jacques estaba entre los ricos del lugar, por lo que le encontraremos mencionado en diversos documentos ejerciendo funciones administrativas, judiciales e, incluso, militares.
El matrimonio tuvo muchos hijos, se ignora el número total de embarazos que tuvo Isabelle, pero solo llegaron a la edad adulta cinco: tres chicos y dos chicas, estas últimas eran las más pequeñas. La guerra de los Cien Años afectó a la familia de Jacques e Isabelle. Ellos se encontraban en un territorio fiel a Francia, dentro del ducado de Orleans pero fronterizo con las tierras controladas por Borgoña, que estaba aliada con los ingleses. En 1428 Jacques tuvo que organizar la evacuación del pueblo, a cuya población condujo hasta la ciudad de Neufchateau buscando la seguridad de sus murallas. Semanas después regresarían a su casa para encontrar que todo había sido saqueado, con todo la casa seguía en pie.
Con el tiempo Jacques ascendería en la escala social. De pronto adquirió relevancia y su apellido se vio ennoblecido con la concesión de un escudo de armas. De hecho la familia tomará el apellido du Lys. Pero en 1431 una de las hijas de Jacques e Isabella fue condenada y ejecutada en la hoguera.
Jacques era un labrador (en ese tiempo eso significaba que era un campesino dueño de una cuadrilla de trabajo que trabajaba la tierra de su propiedad), esto es, una persona práctica, pragmática; hecha a las durezas de la vida campesina y a los sinsabores y asperezas de la vida y acostumbrado al cruel destino de los seres humanos. Con todo algo dentro de él se quebró cuando tuvo noticia de la muerte de su hija. Lo cierto es que murió al poco, en el mismo año que su pequeña.
Isabelle vivió unos años más en e pueblo pero, al final, decidió abandonarlo y trasladarse a la villa de Sandillon, cerca de la ciudad de Orleans, en 1440. Desde el momento en que se instala en su nueva morada, Isabelle sólo tendrá una idea en la cabeza: conseguir la anulación de la sentencia de su hija y la rehabilitación de su nombre.
Envió cartas al Papa Nicolás V, un erudito que fundaría la Biblioteca Vaticana, y a numerosos miembros de la curia y corte papal con el objeto de conseguir la revisión del juicio de su hija. Y lo consiguió en 1449 cuando el Papa autorizó la revisión. En 1455, durante el reinado del Papa Calixto III, viajó a París con motivo de la toma de testimonio abierta en a la causa de revisión del juicio. En el gran salón del palacio del obispo de París, ante la delegación enviada ex profeso por el Papa y presidida por el gran inquisidor de Francia, Jean Brethal, hizo un alegato conmovedor. Una defensa como solo una madre podría hacerlo de un hijo suyo.
Dicen las crónicas e informes de ese tiempo que el alegato de Isabelle fue muy convincente y que los oyentes se sintieron muy conmovidos. Lo cierto es que en menos de un año, un récord para entonces, el 7 de julio de 1456 el Tribunal de Apelaciones de Francia anuló la sentencia y el juicio condenatorio de la hija de Jacques e Isabelle.
Este logro enorme supuso una gran satisfacción para la anciana que se retiró a su casa en Sandillón, donde fallecería el 28 de noviembre de 1458 a los 81 años de edad.
Los hermanos de la niña condenada fueron caballeros, prosperaron y su descendencia –con el apellido du Lys– continuaría hasta su extinción en el siglo XVII. Y es que la familia du Lys era originaria de un pequeño lugar en Orleans llamado Domrémy. Cuando el joven Jacques se instaló allí con su flamante esposa se inscribió en el libro parroquial: Jacques d´Arc, «Jacobo de Arco». El padre de santa Juana de Arco, conocida como la Doncella de Orleans. ¿O es que pensaban ustedes que Juana de Arco no tuvo padres?