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El Debate

Jueves Hispanófilos en Bruselas

El gran enemigo de la Ilustración en España, los jesuitas

La sesión, de la mano del investigador y sacerdote Gabriel Calvo Zarraute, puso de manifiesto aspectos inéditos de la expulsión de los jesuitas de España

La última edición de los Jueves Hispanófilos en Bruselas trató la cuestión de la expulsión de los jesuitas de España en 1767, ordenada por el rey Carlos III. Un evento histórico que ofreció al público materia de reflexión y debate. El ponente invitado esta vez fue el investigador y sacerdote jesuita Gabriel Calvo Zarraute, autor de varios libros.

La sesión puso de manifiesto aspectos inéditos de la expulsión de los jesuitas de España: por ejemplo, contó que no solo fue una decisión político-religiosa, sino que también tuvo profundas implicaciones sociales, políticas, económicas y culturales. La sesión dejó tiempo para comentar algunas experiencias que se pueden extraer de este episodio histórico como las tensiones de la Iglesia con el poder político absoluto, la influencia de los jesuitas en la educación, el valor social de la educación, entre otras.

El permanente conflicto entre el poder religioso y el absolutismo, en nuestro caso monárquico. A lo largo de la historia, las tensiones entre la Iglesia católica y los monarcas absolutos han sido una constante, especialmente en el contexto de la Ilustración.

Los jesuitas, al ser una orden religiosa con un gran poder intelectual, educativo y económico, se convirtieron en un obstáculo para el centralismo monárquico que buscaba controlar más estrictamente todos los aspectos de la vida en España. Este evento ilustra cómo los poderes políticos pueden percibir a la Iglesia como una amenaza, en vez de percibirla como una aliada que vela por dar una formación exigente a los futuros gobernantes.

En este sentido, algunos miembros del público asistente compartieron diversas reflexiones sobre la necesidad de respetar la autonomía de diversas instituciones, sean religiosas, culturales o educativas, dentro de los límites de la ley. El despotismo ilustrado de la época, que se justificaba con el lema «todo para el pueblo, pero sin el pueblo», sigue siendo un ejemplo disfrazado de abuso de poder.

Los jesuitas tuvieron una enorme influencia educativa en el Imperio español. Su expulsión dejó un vacío en el ámbito educativo. Esta decisión de desterrar a una orden dedicada al conocimiento y a la educación puede interpretarse como una forma de despojar a la sociedad de una importante fuente de formación intelectual y de libertad, afectando a los españoles de aquel momento y a las siguientes generaciones. No fue una expulsión meramente religiosa, sino también una decisión deliberada, política, en detrimento del pueblo español en su conjunto.

El pueblo español en aquel momento lo conformaba no sólo la población española, sino también la hispana, residente en las provincias de América. La expulsión no solo afectó a los jesuitas como orden religiosa, sino que también tuvo un impacto social directo en miles de personas. Los jesuitas eran una referencia importante en las comunidades en las que vivían y trabajaban, y su expulsión alteró la vida de muchas personas, especialmente en ámbitos como el social, el político e incluso el científico y sanitario.

Finalmente el ponente abundó en la idea sobre el valor de la educación. Los jesuitas fueron una orden religiosa fundamental para el desarrollo educativo en España e Hispanoamérica. Eran conocidos por su red de colegios, universidades y centros educativos, que enseñaban no solo a las élites, sino también a las clases medias y bajas. Si los jesuitas hubieran permanecido en España, es probable que el sistema educativo español hubiera sido más sólido y accesible.

Esto podría haber permitido un mayor nivel de alfabetización y formación en ciencias, filosofía y humanidades. Esta educación de calidad podría haber impulsado la innovación y el progreso intelectual, lo que habría beneficiado el desarrollo social y económico. Además, los jesuitas tenían una visión global y una capacidad organizativa única que podría haber fortalecido las conexiones de España con el resto del mundo. Esto podría haber favorecido la adaptación de España a los nuevos tiempos de la Ilustración y la Revolución Industrial.

Hoy en día, la educación sigue siendo uno de los pilares de la sociedad, y el recordatorio de lo que puede suceder cuando se socavan instituciones dedicadas a la enseñanza es muy relevante.

El relato de la expulsión de los jesuitas de España sigue ofreciendo lecciones valiosas para la sociedad española de hoy, no solo desde una perspectiva histórica, sino también sobre la identidad nacional y el camino que ha seguido el país en términos de desarrollo social, cultural y político.