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San Patricio con el trébol

San Patricio con el trébolPicasa

Patricio, el hombre que desafió a los druidas y cristianizó Irlanda

San Patricio adaptó ciertas costumbres paganas celtas al rito cristiano romano, dando lugar a una forma única de cristianismo: el cristianismo celta

Detrás de los gorros verdes, la cerveza Guinness y los desfiles de duendes está la figura de uno de los santos patrones de Irlanda: san Patricio. Un sacerdote del siglo V d.C. que viajó a Irlanda para expulsar a las serpientes, luchó contra druidas y utilizó un trébol de tres hojas para explicar la Santísima Trinidad. Detrás de esta mística está la historia real del santo que consiguió cristianizar la Isla Esmeralda. Esta es su historia.

Patricio nació en Bannavem Taburniae, cerca del muro de Antonino, en Britania (actual Inglaterra). Procedía de una familia romana. Su padre, Calpornius, fue diácono, y su abuelo, Potitus, sacerdote romano. Cuando tenía 16 años un grupo de piratas escotos irlandeses saqueó su aldea y lo secuestró para convertirlo en esclavo. Se cree que pasó seis duros año en Irlanda, donde descubrió su verdadera vocación.

Según él mismo relata en su Confessio, fue allí donde encontró al «único Dios verdadero». Tras escapar milagrosamente de sus captores y volver a Britania, dedicó parte de su juventud a formarse como clérigo. En torno al año 432 regresó a la isla Esmeralda, pero esta vez de forma voluntaria. No era el primero, pero tenía como objetivo principal cristianizar una isla que había rechazado a otros misioneros como Agrícola y Paladio. La tarea no era sencilla, porque los druidas celtas irlandeses tenían mucha influencia en la población local, eran guías espirituales, asesores políticos y jueces.

Duelo entre los druidas y san Patricio

Tanto Patricio como los druidas fueron personajes históricos sobre los que se construyó una leyenda que se recoge en numerosas crónicas y códices. Según textos como el Old Irish Penitential, los druidas poseían un profundo conocimiento de la magia y se creía que eran capaces de invocar espectros y realizar conjuros mortales.

Sin embargo, Patricio sabía cómo enfrentarse a ellos, y textos del cristianismo celta irlandés como Vita Patricii, del monje Muirchú, cuentan algunos episodios. Es su obra se describe el duelo entre san Patricio y el druida Licetmael, consejero del rey Loéairé de Tara. El druida retó al santo a un duelo de magia, realizó varios «trucos», invocando una densa oscuridad mediante demonios. Patricio se negó a utilizar cualquier tipo de magia pagana y restableció el orden a través de su fe.

Detrás de esta fábula, hay una realidad histórica importante. San Patricio tuvo éxito en Irlanda porque escuchó a los señores locales y a su gente, aprendió del mundo celta precedente y adaptó costumbres paganas celtas al rito cristiano romano, dando lugar a una forma única de cristianismo: el cristianismo celta.

Tréboles, serpientes y monasterios

No hay serpientes en Irlanda, es un hecho. Los monjes cristianos utilizaron la figura de la serpiente para explicar cómo el santo expulsó el paganismo de la isla. Lo que ha perdurado como un elemento propio de san Patricio son los tréboles. En el mundo celta el número tres era importante, también en el cristianismo.

Patricio eligió el trébol para explicar la Santísima Trinidad a los irlandeses, y estos lo asimilaron rápidamente. En medio de este proceso evangelizador, el santo fundó importantes monasterios como el de Armagh, que fue uno de los más importantes durante siglos. También hay otros lugares que se pueden visitar hoy y que están relacionados con el santo, como el Purgatorio de san Patricio, una montaña situada en la Isla Estación, en el Condado de Donegal.

Es también conocido como el Purgatorio de Sir Owain, un héroe de la mitología céltico-irlandesa. No está claro si Patricio estuvo allí, pero ha sido durante siglos un lugar de peregrinación, al igual que Croagh Patrick (El monte de San Patricio), una montaña situada en el condado de Mayo.

San Patricio murió en torno al 461, pero su legado perduró. La población de la isla Esmeralda vivió desde entonces un cristianismo celta muy particular, que durante la Edad Media se convirtió en un faro cultural y espiritual. Aunque su vida real sigue navegando entre la historia y la leyenda, su legado es tangible y todavía tiene profundas raíces en la cultura irlandesa que se abre paso cada 17 de marzo en Irlanda y por todo el mundo.