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El enviado británico, Simon Gass, se reúne con el ministro de Relaciones Exteriores interino afgano, Amir Khan Muttaqi, en Kabul.1TVNewsAF

Afganistán

Reino Unido «tiende puentes» con el gobierno talibán

Los talibanes se reúnen con el enviado británico para «revivir relaciones»

Miembros del Gobierno interino de los talibanes se reunieron este martes en Kabul con el enviado especial del Reino Unido para Afganistán, Simon Gass, con quien, según el grupo fundamentalista, se trató de «revivir las relaciones» y desbloquear los fondos internacionales.

El ministro de Exteriores afgano, Amir Khan Muttaqi, mantuvo un encuentro con Gass y el resto de su delegación «centrado en conversaciones detalladas para revivir las relaciones diplomáticas entre ambos países», dijo en un comunicado el portavoz afgano Abdul Qahar Balkhi.

«El representante especial del Reino Unido dijo que el primer ministro (británico, Boris Johnson) quiere construir relaciones con el Emirato Islámico de Afganistán mientras tiene en cuenta las circunstancias actuales», dijeron los talibanes, según los cuales Londres quiso reafirmar la asistencia humanitaria «para los afganos».

Afganistán vive una crisis humanitaria, con los servicios de salud paralizados y más de 18 millones de personas que necesitan ayuda urgente según la ONU, una situación que se ha visto agravada por la llegada al poder de los talibanes el pasado 15 de agosto.

Gass también se reunió con los jefes adjuntos del Gabinete de ministros talibán, Abdul Ghani Baradar y Abdul Salam Hanafi, indicó el Gobierno interino en un comunicado al que tuvo acceso EFE.

Las autoridades talibanes «aseguraron a la delegación británica que el Emirato Islámico se compromete a mantener relaciones buenas y positivas con todos los países del mundo, incluyendo el Reino Unido».

A cambio, los talibanes buscan que los fondos internacionales suspendidos por muchos países e instituciones tras su toma del poder sean descongelados.

Según el Gobierno de los talibanes, Gass subrayó la importancia de que las niñas tengan acceso a la educación, así como que el suelo afgano no sea utilizado por grupos terroristas contra terceros países.

Los talibanes han mantenido un discurso de cierta reconciliación y apertura que contrasta con su primer gobierno entre 1996 y 2001, marcado por su estricta interpretación de la sharía (ley islámica) y las violaciones de derechos humanos.

Pero la restricción de los derechos de las mujeres, las crecientes denuncias de abusos y el anuncio de un Gobierno interino compuesto únicamente por talibanes y sin presencia femenina han despertado el temor de la comunidad internacional.

El Foreign Office fue mucho más prudente y señaló que durante las conversaciones se habló también del «trato a las minorías, y de los derechos de las mujeres y las niñas».

Los occidentales condicionaron cualquier relación duradera con los talibanes al respeto de los derechos de las mujeres. Hasta ahora, los talibanes han hecho algunos gestos, pero mínimos.

En la provincia de Kunduz, en el norte de Afganistán, las niñas pudieron regresar a algunas escuelas, anunciaron el martes un responsable afgano y profesores, pero esta medida no se aplica al resto del país.

Un portavoz del movimiento publicó un video de decenas de niñas regresando a las aulas. La mayoría de ellas llevaban el uniforme escolar tradicional de las niñas afganas, una larga túnica negra y un pañuelo blanco en la cabeza, pero otras iban vestidas con un niqab negro. En las imágenes se las ve sentadas en bancas, agitando la bandera de los talibanes.

«Escuelas cerradas para las niñas»

Más allá de este comienzo de curso cuidadosamente orquestado, un funcionario del ministerio de Educación en Kabul, Mohammad Abid, dijo a la AFP que las reglas no habían cambiado. «Las escuelas secundarias siguen cerradas para las niñas», afirmó.

Las escuelas afganas reabrieron a mediados de septiembre, pero sólo para los niños. Las mujeres tienen acceso únicamente a la educación primaria y a universidades privadas, pero sólo si llevan el velo integral y no se mezclan con los hombres.

La comunidad internacional ha condenado estas medidas y temen que los talibanes estén imponiendo el mismo tipo de régimen fundamentalista y brutal que cuando estaban en el poder entre 1996 y 2001.

Desde su regreso al poder a mediados de agosto, los talibanes han intentado tranquilizar a la población afgana y a la comunidad internacional diciendo que serán menos estrictos que en el pasado, pero no convencen a nadie.

Amnistía Internacional denunció el martes el asesinato de 13 hazaras [un grupo étnico de lengua persa] en la provincia central de Daykundi el 30 de agosto, que calificó de «crimen de guerra».

Once de los asesinados eran antiguos soldados del gobierno y, según los testimonios recogidos por la organización de derechos humanos, nueve de ellos fueron ejecutados tras rendirse.