Los talibanes vuelven a escenificar atroces castigos

Una serie de espeluznantes imágenes emergen hoy desde Afganistán. Muestran tres cadáveres que, suspendidos de sendas excavadoras, cuelgan por el cuello sobre una calle pública en la provincia de Herat. The Sun, reporta que los tres hombres eran considerados culpables de secuestros.  

El vicegobernador de Herat, Malawi Shir Ahmad Muhajir, contó al periódico inglés que los tres hombres fueron asesinados tras entrar en casa de un hombre para robarle. Sabemos sin embargo que la ejecución no fue pública, y en realidad los tres fueron asesinados por el propio dueño de la propiedad antes de poder llevar a cabo su crimen. Las víctimas por lo tanto no fueron conscientes del que sería su destino una vez muertos.

Ahora que el Talibán ha elegido hacer públicos sus castigos, resulta evidente que se trata no tanto de una amonestación a los culpables, si no mas bien una advertencia al público general afgano: la amenaza de la muerte en caso de actividad criminal.

En la última semana, el Talibán ha arrestado a 85 criminales, cuyos delitos van desde robos de carácter menor hasta asesinatos y secuestros, cuenta Noor Ahmad Rabbani, portavoz del departamento talibán contra el crimen. Al menos dos de estos ladrones fueron paseados por Kabul con esposas para humillarlos, con las caras pintadas o con pan podrido metido en la boca.

Desde la toma de control del Talibán, muchos afganos temen los castigos que impondrá el grupo terroristas sobre los que ellos perciben como criminales. El oficial talibán Mullah Nooruddin Turabi ya declaró el mes pasado que los castigos brutales, como las ejecuciones o amputaciones, eran «muy necesarios para la seguridad» de Afganistán.