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Andrej Babis

Andrej BabisMichal Cizek / AFP

Pandora Papers

El primer ministro checo, salpicado por los «Pandora Papers», busca la reelección

Las cosas tiene buen aspecto para Andrej Babis, y no tan bueno para la República Checa

El primer ministro checo Andrej Babis, un magnate populista enfrentado con la Unión Europea y salpicado por los «Pandora Papers», parte como favorito en las elecciones legislativas que comienzan este viernes en su país y en las que se espera un ajustado resultado.

El empresario en los sectores agroalimentario, químico y mediático tratará de alzarse con una segunda victoria consecutiva para su movimiento populista ANO a pesar de una discutida gestión de la pandemia y sus enredos con la justicia.

El magnate de 67 años está acusado de presunto fraude en las subvenciones procedentes de la Unión Europea, que le reprocha su conflicto de intereses como empresario y político.

El pasado fin de semana, la investigación internacional de los «Pandora Papers» reveló que usó dinero de sociedades en paraísos fiscales para adquirir en 2009 algunas propiedades, entre ellas un castillo, en el sur de Francia.

Aun así, Babis, que denuncia una campaña de difamación en su contra, aparece todavía como favorito en los sondeos con un apoyo del 30%.

«La cuestión clave es saber si la política populista se impondrá sobre los políticos tradicionales más responsables», estima Tomas Lebeda, analista en la Universidad Palacky en Olomouc (este).

Las urnas se abrieron el viernes de las 12H00 GMT a 20H00 GMT, y volverán hacerlo el sábado desde las 06H00 GMT hasta las 12H00 GMT.

No habrá sondeos a pie de urna y los resultados se esperan el sábado por la noche.

En apuros por la pandemia

Babis, quinta fortuna checa según Forbes, está al frente de un gobierno minoritario con los socialdemócratas, respaldado tácitamente por el Partido Comunista que dirigió la antigua Checoslovaquia entre 1948 y 1989 y del que el primer ministro formó parte.

La competencia del magnate procede principalmente de dos grupos cuya popularidad se disparó a comienzos de año, cuando este país centroeuropeo lideraba la estadística mundial de muertes e infecciones de coronavirus por habitante.

Por un lado figura una alianza entre el Partido Pirata, contrario al poder dominante y el centrista Alcaldes e Independientes.

Por el otro, la coalición Juntos, compuesta por el Partido Democrático Cívico de derechas, el TOP09 (centroderecha) y la Unión Cristiana Demócrata (centro).

Los dos grupos llegaron a superar al movimiento populista ANO en las encuestas, pero el primer ministro pasó rápidamente al ataque y volvió a inclinar la balanza a su favor amenazando de un futuro incierto para el país si ganaban sus rivales.

«Quiero que Babis dimita. Quiero una democracia más transparente, quiero deshacerme de sus asuntos penales y quiero que nos respeten a nivel internacional. Hasta ahora, ha sido una vergüenza», declaró a la AFP Jakub Kratoshvil, profesor, tras votar en Praga este viernes.

Los comunistas en peligro

La economía de República Checa, de 10,7 millones de habitantes y miembro de la Unión Europea, se está recuperando tras la pandemia.

Pero el incremento reciente de las pensiones y los salarios de la administración han disparado el déficit público.

Andrej Babis «ha limitado extremadamente el presupuesto del Estado para repartir estos favores y continúa diciendo que no subirá los impuestos», esto es «populismo fiscal», subrayó Lebeda.

En su campaña, ANO atacó la inmigración clandestina y se comprometió a proteger los vehículos con combustibles fósiles o la combinación energética tradicional checa, que se basa en la energía nuclear.

Entre el resto de partidos que compiten en las elecciones destaca el movimiento de extrema derecha antimusulmán Libertad y Democracia Directa (SPD), dirigido por el empresario nacido en Tokio Tomio Okamura.

Los sondeos apuntan también a una hecatombe de los socialdemócratas y los comunistas, que podrían quedarse incluso sin representación si no superan el mínimo del 5% de votos requerido para entrar al parlamento.

«Quiero un gobierno que no se endeude y quiero que los comunistas queden fuera», declaró a la AFP Zdena Svobodova, una jubilada, delante de un colegio electoral.

La designación del primer ministro corresponde al presidente prorruso Milos Zeman, un antiguo aliado de Babis.

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