Protestas en Sudán tras el golpe de Estado que suspende la transición
Seis países occidentales han pedido una reunión de urgencia del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas
El general sudanés Abdel Fattah al Burhan disolvió este lunes las autoridades de transición del país, cuyos miembros civiles fueron mayoritariamente detenidos, y decretó el estado de emergencia, mientras que, en las calles, ya hubo más de tres muertos y decenas de heridos entre los manifestantes prodemocracia.
Seis países occidentales (Reino Unido, Francia, Estados Unidos, Irlanda, Noruega y Estonia) pidieron una reunión de urgencia del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que debería tener lugar el martes por la tarde, indicaron fuentes diplomáticas.
Desde la mañana, el primer ministro Abdala Hamdok, su esposa y al menos siete responsables civiles (ministros y miembros civiles del Consejo Soberano –la mayor autoridad de la transición–) fueron detenidos por los militares, según Amnistía Internacional.
En una declaración televisada a media jornada, el general Abdel Fattah al Burhan aseguró que quiere «una transición civil y elecciones libres en 2023», tras 30 años de dictadura de Omar al Bashir, pero anunció el cese de todos los dirigentes.
El Gobierno está disuelto, incluso el Consejo Soberano, la mayor autoridad de la transición, dijo. Los prefectos y ministros están destituidos y el estado de emergencia rige en todo el país, añadió.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres pidió la liberación «inmediata» del primer ministro y Estados Unidos suspendió sus ayudas y exigió la restauración de un Gobierno civil. Rusia se desmarcó y juzgó que el golpe era «el resultado lógico de una política equivocada» acompañada «de una injerencia extranjera de magnitud».
Barricadas y disparos
El lunes por la noche, las redes sociales se llenaban de imágenes de manifestantes decididos a defender la transición democrática iniciada tras la destitución del dictador Omar al Bashir en 2019.
Después del discurso del general Burhan, se registraron enfrentamientos en la capital Jartum. El ministerio de Información declaró que los soldados «dispararon con balas reales sobre manifestantes opuestos al golpe de Estado militar frente al cuartel general del ejército».
Tres manifestantes murieron y al menos 80 resultaron heridos, indicaron fuentes médicas.
«El pueblo eligió un Estado civil» y «no un poder militar», declararon durante el día algunos manifestantes en Jartum, donde barricadas con neumáticos incendiados y piedras cortaban las calles, constataron periodistas de la AFP.
«No aceptaremos un régimen militar. Estamos dispuestos a dar nuestras vidas por la transición democrática», aseguró a la AFP Haitham Mohamed.
Después de los anuncios del jefe militar, sindicatos y activistas prodemocráticos llamaron a una «desobediencia civil» y de «huelga general», en la línea del llamado a «manifestarse» contra el «golpe de Estado» lanzado por la oficina de Hamdok.
Según Jonas Horner, investigador en el International Crisis Group, «este es un momento existencial para ambos bandos», civil y militar.
«Este tipo de intervención [...] reintroduce a la dictadura como opción», añadió, en declaraciones a la AFP.
En sus 65 años de independencia, este país pobre del este de África ha estado casi siempre en manos de militares o islamistas.
Bajo la presión de una movilización masiva, en abril de 2019 puso fin a 30 años de Omar al Bashir, aunque la transición lanzada entonces no avanzaba a buen ritmo desde hace tiempo.
EE.UU. suspende ayuda financiera
Estados Unidos anunció la suspensión de una ayuda financiera de 700 millones de dólares a Sudán e instó a los «responsables militares a liberar inmediatamente a todos los actores políticos, a protegerlos» y dejar de recurrir a «la violencia».
Su secretario de Estado Antony Blinken condenó «enérgicamente» la acción y pidió la «restauración inmediata» del Gobierno civil.
Temiendo por la vida de Hamdok, retenido «en un lugar no identificado», su oficina advirtió a las autoridades militares que sobre ellas recaía «toda la responsabilidad de su vida» o su muerte, en un país donde ya hubo una intentona golpista hace un mes.
Michelle Bachelet, alta comisionada de la ONU para los derechos humanos, afirmó que temía que se produjera un «desastre» si «Sudán retrocede [...] tras décadas de dictadura».
Guterres también condenó el «golpe de Estado militar» y exigió que se respete la «carta constitucional». Ese texto, firmado por todos los responsables anti-Bashir en 2019, prevé elecciones a finales de 2023 y una transición civil, con la que el general Burhan afirmó seguir comprometido en cuanto se nombre un nuevo gobierno y un nuevo Consejo Soberano.
La Unión Europea instó a la comunidad internacional a «volver a encarrilar la transición sudanesa», y la Liga Árabe llamó a «todas las partes a respetar» el acuerdo de reparto de poder.
El general Burhan dijo que el país respetaría los acuerdos internacionales firmados. Sudán es uno de los cuatro países árabes que normalizó recientemente las relaciones con Israel.
La tensión venía aumentando entre los dos campos de la inestable transición política en Sudán. El 16 de octubre, las personas favorables al ejército plantaron sus tiendas ante el palacio presidencial. En respuesta, decenas de miles marcharon cinco días después en varias ciudades para respaldar la plena transición de poder a los civiles.