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Daniel Ortega junto a su mujer Rosario Murillo vicepresidenta de NicaraguaJorge Torres / EFE

Las elecciones de Nicaragua son una «farsa electoral» del régimen Ortega-Murillo

El Debate ha entrevistado a Berta Valle, esposa del  precandidato a la presidencia Félix Maradiaga actualmente preso político, y a Pedro Fonseca y Luis Barreto especialistas en procesos electorales

Daniel Ortega ha sido el único candidato presidencial que el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) ha tenido desde su fundación como guerrilla marxista leninista en 1961. Este grupo armado logró derrocar la dictadura dinástica de los Somoza en 1979 y posteriormente se convirtió en el partido político por el que Ortega fue electo presidente en 1984 en medio de una guerra civil. En 1990 Ortega y el FSLN pasaron a la oposición con el triunfo electoral de Violeta Barrios de Chamorro.

Ortega fue electo nuevamente como presidente en 2006 y desde entonces lleva gobernando de manera ininterrumpida mediante turbios mecanismos de reelección como bien lo documentaron delegaciones de observación electoral de la OEA y de la Unión Europea en 2011. Desde esa elección, ningún otro proceso electoral posterior, incluyendo su segunda reelección continua en 2016 –junto con su esposa Rosario Murillo como candidata a la vicepresidencia– contó con observación internacional.

Cuando estallaron las protestas sociales contra el Gobierno de Ortega en 2018, parecía que las movilizaciones masivas y la fuerte presión internacional por los graves informes de violaciones de derechos humanos lograrían ponerlo contra las cuerdas y forzarlo a implementar reformas legales y, sobre todo, electorales para permitir un cambio político mediante elecciones libres y justas. Por el contrario, el régimen mostró su peor cara y la represión gubernamental se saldó con más de 300 víctimas mortales y más de 100 mil exiliados, muchos de ellos en España.

No sólo logró resistir tres años más en el poder, sino en contrasentido de lo demandado por la sociedad civil nicaragüense y la OEA, realizó unas contrarreformas a la Ley Electoral y nombró magistrados del Consejo Supremo Electoral totalmente afines, para dominar más aún todo el proceso electoral de este 7 de noviembre.

Pero la avanzada totalitaria, no quedó ahí, sino que eliminó toda posible competencia electoral. Su control hegemónico en el organismo electoral le permitió proscribir tres partidos políticos opositores y detener arbitrariamente a siete personas candidatas a la presidencia, inhabilitándolos de facto del proceso electoral. 

Félix Maradiaga era uno de esos precandidatos a la presidencia por la opositora Unidad Nacional Azul y Blanco, que fue el tercer precandidato opositor detenido el pasado 8 de junio. El Debate, ha podido entrevistar a Berta Valle, esposa de Maradiaga y exiliada desde 2018. 

«Es una votación por un partido único... es una farsa electoral»

El Observatorio electoral Urnas Abiertas de manera conjunta con Idea internacional y el Centro de Estudios políticos y de Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello considera que el proceso electoral de este 7 de noviembre «constituye un proceso electoral sin precedentes tanto para Nicaragua como para América Latina... en lo referente a la integridad del proceso electoral y a la situación de los derechos humanos en el contexto de las elecciones y por los altos índices de violencia política registrados» según explicó Pedro Fonseca, investigador de este Observatorio. 

Según Fonseca, «los niveles de represión y de violencia política por parte del régimen han limitado el desarrollo de los derechos relacionados con libertades de expresión asociación y movilización que son fundamentales para cualquier proceso».

Fonseca también justifica que el informe de Urnas Abiertas no habla de farsa, ni fraude, sino de «carencia de legitimidad y un proceso viciado de origen que no ha tenido ni siquiera ninguna intención de ser un proceso electoral democrático, pues no tiene los mecanismos para poder concluir en la elección de autoridades y representantes, por lo tanto ni siquiera podemos hablar de fraude porque no ha habido intención de hacer elecciones».

«El régimen no sólo robó las elecciones, sino que está listo para reprimir al que no vote o vote nulo»

Por su parte, Luis Barreto, especialista en procesos electorales y quien comandó la defensa del voto del expresidente nicaragüense Enrique Bolaños (2001-2006) explicó a El Debate, las irregularidades técnicas del proceso electoral organizado por Ortega y Murillo

El especialista incluso se atreve a vaticinar los resultados a favor de Ortega. «Mi previsión es que el Frente Sandinista se va a adjudicar entre un 74,5 y un 76 % de los votos» este 7 de noviembre.