Crisis fronteriza
El pulso migratorio en la frontera polaca tensa las relaciones entre Rusia y la OTAN
Los movimientos de presión de Bielorrusia han provocado la respuesta de la Unión Europea y de la Alianza Atlántica
Polonia sigue recibiendo el apoyo de sus socios internacionales ante los intentos de Bielorrusia de desestabilizar su frontera. En los últimos días, decenas de migrantes han tratado de cruzar al país después de ser enviados hasta la zona por el gobierno de Minsk.
La Unión Europea ha acusado al presidente bielorruso, Alexandr Lukashenko, de «explotar» el drama migratorio, y ha ofrecido a Varsovia la ayuda de Frontex, la agencia europea de control de fronteras.
A estas duras declaraciones de Bruselas, que podrían ir de sanciones al régimen de Lukashenko, se unen las palabras del secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, calificando de «inaceptable» el uso que hace Bielorrusia de la inmigración irregular.
«El uso de migrantes como una táctica híbrida por parte de Bielorrusia es inaceptable. La OTAN se solidariza con Polonia y todos nuestros aliados en la región», ha escrito Stoltenberg en un mensaje difundido a través de Twitter.
El bloque ruso
Alexandr Lukashenko ha encontrado en la Rusia de Vladimir Putin a su mejor aliado en esta escalada de tensión. El ministro de Exteriores del Kremlin, Serguéi Lavrov, ha culpado a Occidente de la situación que se vive en la frontera entre Bielorrusia y Polonia.
Lavrov considera que las políticas de la OTAN y la Unión Europea en Oriente Medio han provocado la crisis humanitaria que ahora lleva a los migrantes a las puertas del Viejo Continente. «La principal responsabilidad del arreglo de la crisis migratoria reside ahora en aquellos que crearon las condiciones para el surgimiento de este problema», aseguró el responsable de la diplomacia rusa en una rueda de prensa.
El Kremlin justifica los movimientos de Bielorrusia, donde han ido llegando aviones repletos de migrantes llegados de Turquía, Irak y los Emiratos Árabes Unidos, al considerar que los refugiados no quieren quedarse allí, «quieren ir a Europa, esa misma Europa que durante años hizo propaganda de su modo de vida».
El temor al invierno
Bielorrusia advierte a Polonia de que la situación se puede agravar si lo más duro del invierno llega a una frontera repleta de familias. El primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, se defiende al asegurar que cerrar la frontera es «interés nacional» e insiste en recordar que «la estabilidad y la seguridad de toda la Unión Europea está en juego».
Los servicios especiales de Polonia calculan que en Bielorrusia podría haber entre 12.000 y 15.000 migrantes, según cuentan a la radio Stanislaw. De todos ellos, cerca de 4.000 estarían en los campamentos improvisados junto a la frontera polaca.