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Inmigrantes se reúnen para obtener ayuda humanitaria difundida por militares bielorrusos en la región fronteriza con Polonia de GrodnoEFE / EPA / STR

Polonia - Bielorrusia

Occidente condena la actitud bielorrusa mientras Putin pide diálogo ante la crisis migratoria

Varios países occidentales condenaron el jueves en la ONU «la instrumentalización orquestada de seres humanos» para «desestabilizar» a la Unión Europea

Los países occidentales condenaron el jueves en la ONU «la instrumentalización orquestada de seres humanos» por parte de Bielorrusia en la frontera con Polonia para «desestabilizar» a la Unión Europea, a la vez que el presidente ruso, Vladimir Putin, pidió diálogo con Minsk.

Algunos miles de inmigrantes, en su mayoría kurdos, están bloqueados a la intemperie desde hace varios días en la frontera entre Bielorrusia y Polonia.

En una declaración conjunta tras una reunión de urgencia del Consejo de Seguridad, Estonia, Francia, Irlanda, Estados Unidos, Noruega y Reino Unido criticaron «la instrumentalización orquestada de seres humanos».

Según estos países, el objetivo del régimen de Alexandr Lukashenko es «desestabilizar a los países vecinos y la frontera exterior de la Unión Europea y desviar la atención de sus propias y crecientes violaciones de derechos humanos».

Horas antes, en una conversación con la canciller alemana Angela Merkel, la segunda en dos días, Vladimir Putin pidió a la Unión Europea que «restablezca sus contactos» con Minsk «para solucionar cuanto antes la crisis migratoria».

Sin embargo, Alemania consideró que «era hora de sacar las consecuencias» de esta crisis y reforzar las sanciones contra el gobierno bielorruso. Según Bruselas, nuevas medidas serán anunciadas la próxima semana.

Amenazas de cortar el gas

Respaldado por Moscú, Lukashenko amenazó el jueves de responder a eventuales sanciones interrumpiendo las entregas de gas del gasoducto Yamal-Europe, que traslada el gas ruso a Alemania y Polonia, fundamentalmente.

«¿Qué pasaría si cortamos el gas natural que llega hasta allá?», se preguntó Lukashenko, que dirige con mano de hierro Bielorrusia desde 1994.

Su controvertida reelección en 2020, protestada con masivas manifestaciones, se encuentra en el origen de esta crisis.

La Unión Europea acusa a Bielorrusia de organizar estos movimiento de inmigrantes y de otorgarles visados e incluso fletar aviones para vengarse de las sanciones impuestas contra el régimen por la represión de la disidencia tras los comicios.

La principal líder opositora, Svetlana Tijanóvskaya, aseguró que la amenaza de cortar el gas de Lukashenko no era «en serio». «Le perjudicaría más a él y a Bielorrusia que a la Unión Europea», aseguró en una entrevista en AFP.

Por su parte, el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, acusa a Minsk de «terrorismo de Estado» y asegura que son víctimas de una «guerra de un tipo desconocido», en la que los civiles son usados como «municiones».

Varsovia asegura que las fuerzas bielorrusas disparan al aire para hacer avanzar a los inmigrantes. Desde Minsk responden que son los guardias polacos quienes los obligan violentamente a retroceder vulnerando las leyes internacionales.

Ayuda humanitaria

Bloqueados en los fríos y húmedos bosques que pueblan esa frontera, miles de inmigrantes, en su mayoría varones adultos, aunque también numerosas familias, han instalado campamentos improvisados y tratan de calentarse con hogueras.

De acuerdo al diario polaco Gazeta Wyborcza, diez inmigrantes han muerto en la zona desde el inicio de la crisis.

Un grupo de inmigrantes se calienta en una hoguera en un campamento en la región de GrodnoEFE / EPA / STR

Según el portavoz del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), el jueves pudo entregárseles una «ayuda humanitaria de emergencia» como mantas, ropa de invierno y pañales para los niños.

Los otros países colindantes también están en alerta. Lituania, que empieza a notar la llegada de inmigrantes, pidió crear un «corredor humanitario» hacia la ciudad bielorrusa de Grodno, con aeropuerto, para llevarlos a «sus casas».

Ucrania, también limítrofe con Bielorrusia, anunció el jueves que desplegará 8.500 militares en la frontera.

Por su parte, Polonia desplegó 15.000 militares, colocó una alambrada y aprobó la construcción de un muro. Desde agosto, Polonia registró 32.000 intentos de entrar ilegalmente en su territorio, 17.000 de ellos en octubre.

En Sokolka, ciudad polaca situada a unos 15 kilómetros de la frontera, las autoridades están en alerta y detienen vehículos para verificar que no transportan inmigrantes, según comprobó la AFP.

División social

Algunos ciudadanos polacos tratan de ayudar a los inmigrantes, aunque el gobierno decretó un estado de emergencia que impide el acceso de periodistas y oenegés.

En un almacén donde guarda víveres y abrigo para los inmigrantes que consiguen traspasar la frontera, Anna Chmielewska lamenta la situación.

«No puedo creer que estemos viviendo en una época como ésta. Estamos aquí, dispuestos a ayudar, pero no podemos hacerlo», protesta.

Otro grupo de inmigrantes en la frontera entre Polonia y BielorrusiaEFE / EPA/ LEONID SCHEGLOV/ BELTA HANDOUT

Sin embargo, el lenguaje del gobierno polaco parece calar en buena parte de la población, que apoya la postura firme de las autoridades.

«Tengo miedo de que puedan pasar y de las consecuencias que podría traer», apuntó Henryk Lenkiewicz, un jubilado de 67 años.