Entrevista
Waldo Fernández, periodista cubano: «El Gobierno está negado a respetar los espacios de protesta»
El informador concede una entrevista a El Debate sobre el contexto y las razones de las protestas en Cuba
En Cuba «no puedes estudiar periodismo si no eres una persona a favor del régimen, porque si no, no te permiten entrar a la universidad o te expulsarían de ella, como le ha sucedido a muchas personas», señala Waldo Fernández, quien logró graduarse en periodismo a pesar de todo. Ahora trabaja en uno de los pocos medios independientes de Cuba, pero radicados en el exterior del país, pues en la isla está prohibido cualquier medio que no sea estatal.
Fernández comenzó en 2013 a colaborar desde la isla con el Diario de Cuba –un medio en medio del exilio que se hace desde Madrid–, aunque en condición de anonimato «porque tenía un temor a ser descubierto por la revolución». Desde 2015 lo hace abiertamente y las marchas de Junio pasado fueron un punto álgido que dio cobertura por medio de las redes sociales, refugio del periodismo independiente al régimen cubano que lo controla todo.
Le concede una entrevista a El Debate, mientras se encuentra en España, dentro del Programa de Protección Temporal de Periodistas de Reporteros Sin Fronteras y el Ayuntamiento de Madrid.
–¿Qué tipo de realidades documentabas y cómo es el día a día de los cubanos?
–Las familias cubanas no viven, lo que hacen es sobrevivir. Pasan constantemente en la búsqueda de los alimentos, en Cuba escasea absolutamente todo y los servicios básicos, sobre todo los alimentos, la medicina, y entonces la persona tienen que estar constantemente en colas, constantemente en la sobrevivencia diaria. Es muy difícil la vida en Cuba en sentido general. Yo lo que documentaba era precisamente eso, por ejemplo, precisamente como el tema de la vivienda es tan grave, cómo hay un déficit de vivienda terrible, muchísimas madres desesperadas, a veces con varios hijos pequeños se tomaban un local del estado y ahí se quedaban. Y a pesar de que recibían amenazas de la policía para salir, ellas permanecían ahí. Y yo documentaba eso, amenazas de desalojos a familias. Cuba que hay que vivirla para entenderla. Realmente es una sociedad bastante complicada a veces de entender, donde la mayoría de las personas, excepto una élite muy reducida, viven en una pobreza muy precaria.
–¿Nos podrías compartir alguna experiencia que te haya marcado?
–Por ejemplo, el caso de una mujer que tenía un hijo enfermo con una enfermedad terminal o ella misma estaba enferma y no recibía el tratamiento adecuado, porque cuando no había ese tratamiento especializado ni los recursos de la medicina, ni los especialistas. Eso es muy doloroso. O cuando llegas a una casa y un niño en unas condiciones terribles y no tienen pan para comer. Ahora con las protestas que hubo el 11 de junio y tantas madres, tantas familias con sus hijos de 17-18 años presos, les ha cambiado la vida de una manera brutal, de una manera impresionante y eso también te marca. Uno tiene en el ejercicio del periodismo, por lo menos en mi caso, que crear una coraza, porque es muy difícil desde el punto de vista emocional, manejar como periodista toda esa situación.
–El ecosistema de medios de comunicación en Cuba son públicos, son controlados por el régimen, pero encontraste una oportunidad con un medio fuera de Cuba. ¿Ésta es la única forma de poder hacer un periodismo independiente al régimen cubano?
–Yo pienso que sí, es decir, es la única manera de hacer verdadero periodismo, porque qué pasa, en verdad los medios de Cuba no son públicos, son propiedad privada del Partido Comunista, es decir, no son público porque no hay pluralidad de voces ahí. Todos los medios independientes en Cuba ahora mismo están en Internet, casi todas radican en el exilio. Incluso Catorce y medio, por ejemplo, de la periodista cubana Yoani Sánchez, está alojada en España, el sitio web como tal, aunque ellos hacen su trabajo desde Cuba, pero la mayoría o casi todos tienen que colaborar con medios exiliados o medios fuera de Cuba en Internet y los que trabajan en Cuba están sometidos a una vigilancia constante y un monitoreo constante de la seguridad del Estado, la policía política del régimen.
–En una de tus comparecencias aquí en Madrid decías que realmente lo que hacían estos medios públicos es propaganda. ¿Cómo pueden desde sus posiciones independientes contrarrestar esa propaganda en Cuba?
–La persona que vive en Cuba y lea los medios del régimen, se da cuenta de que están muy distantes de la realidad. Es decir, está muy claro que omiten por no decir que mienten. Vamos a decir que muchas veces no mienten, simplemente que no reflejan la verdadera realidad del cubano de a pie. Hacen propaganda porque muchas veces las noticias que publican son noticias que no le interesan al ciudadano de a pie. O sea, el presidente recibe al presidente de Ghana. ¿Qué sentido tiene? Además, no se dice qué conversaron. ¿Qué pasó ahí que sea de interés noticioso para el público? Entonces, lo que nosotros hacemos es contar la realidad. Lamentablemente no tenemos acceso a las fuentes gubernamentales, es decir no podemos, no permiten entrevistar a funcionarios del Estado para preguntarles una cifra sobre el transporte, sobre cualquier temática que nosotros queramos saber. Entonces lo que hacemos es trabajar con el cubano de a pie y pedirle entrevistas.
Muchas veces, por temor o para cuidarnos, no nos podemos identificar como periodistas, tenemos que decir que somos otra cosa para que las personas se abran y así hablen contigo
–¿Cómo ha impactado en este ecosistema de medios tan cerrado el acceso a internet? ¿Tienen libre acceso a Internet o está filtrado de alguna manera?
–No tenemos acceso libre a Internet, pero sí ha cambiado mucho las cosas con Cuba a raíz de que en diciembre del 2018 el Gobierno permite, por primera vez, el acceso a datos móviles de un dispositivo inteligente donde un celular. Eso ha hecho que miles de cubanos, aunque sigue siendo un servicio muy caro para la mayoría de los cubanos, puedan tener un acceso más libre a internet. Sin embargo, por ejemplo, el periódico donde yo trabajo está bloqueado. En Cuba solamente se puede acceder a través de VPN o proxys y la mayoría de los sitios críticos con el régimen están bloqueados dentro de Cuba. No se pueden acceder, apenas te conectas, tienes que buscar un VPN, tiene que buscar una vía alternativa porque no es posible. No tenemos un acceso libre al internet, aunque sí ha habido más acceso a internet desde el 2018 y las redes sociales también. La mayoría de los cubanos tienen presencia en Facebook, por ejemplo.
–¿De qué manera y en qué grado el acceso a internet y redes sociales fue el detonante para para las protestas que vimos hace unos meses en Cuba?
–Eso fue fundamental porque la protesta comenzó en San Antonio de los Baños, un pueblo que está cercano a la capital y gracias a que una persona lo transmite en vivo por Facebook, eso tuvo un efecto dominó, miles de cubanos lo vieron dentro de Cuba y entonces eso provocó que muchos cubanos en la capital y más de 40 ciudades del país se lanzaran a la calle para protestar por libertad y democracia. Fue fundamental el acceso a internet. El hecho de que en ese momento la gente tuviera acceso a la red social, fue decisivo, tanto así que a las 4 horas de que comienzan las protestas en Cuba, el gobierno decreta un total apagón de internet en todo el país. Así estuvimos cuatro días sin internet.
–A raíz de todo lo que ha sucedido, de la represión violenta, del encarcelamiento de más de mil presos políticos y del ensañamiento contra muchas personas, ¿qué tanto optimismo o frustración existe en los cubanos en cuanto a lograr un cambio más profundo?
–El problema es que hay una tensión, un hartazgo entre la población que no tiene armas, que no tiene manera de cambiar un régimen, que copa casi todas las instituciones y la ciudadanía en sentido general. Qué posibilidades de que cambia realmente es una incógnita. No sabemos, pero existió un 11 julio también un 15N un poquito más organizado y seguirá habiendo reclamos de libertad y el régimen seguirá atrincherado en su posición y siempre culpando a Estados Unidos de cualquier cosa que suceda en Cuba, lo cual es totalmente ilógico. Es como que en Nicaragua las protestas que comenzaron en el 2018 de repente Ortega diga, fue un complot de los Estados Unidos, eso es absurdo. Las protestas son legítimas, en cualquier país las protestas tienen una causa real de hartazgo. Hay todo tipo de posiciones ahora mismo, hay personas muy optimistas, hay otras personas que son más pesimistas. Lo que sí ya está planteado es una tensión muy grande entre un sector de la ciudadanía que quiere reclamar su derecho y el gobierno cubano que está negado totalmente a respetar, aunque sea esos espacios.
–A partir de que el régimen ha determinado que las redes sociales pueden revertirse en su contra, ¿Temen que su trabajo periodístico por medio de las plataformas digitales se haga imposible o insostenible?
–Va a ser muy difícil hacer el trabajo porque, por ejemplo, Camila Costa, que es una periodista independiente fue detenida a raíz de la protesta, lleva más de ciento y pico de días en reclusión domiciliaria en su casa, con una medida cautelar y no puede salir. Y así muchos periodistas han recibido amenazas de que no puede salir ese día. Uno, por ejemplo, recibió unos golpes en su ojo y le dijeron esto, esto es un adelanto de lo que te va a suceder al 15N. Y ¿Cómo hacen su trabajo? Les va a ser muy difícil porque lo más seguro es que el Gobierno haga cortes selectivos a Internet, incluso de la telefonía celular, para impedirles cualquier comunicación exterior. Veremos quiénes pueden salir. Tal vez ese día los ciudadanos comunes se vistan de periodistas y con un celular graben y sean los únicos que puedan narrar la realidad, porque los periodistas casi ninguno va a poder porque van a estar sitiados.
–¿Qué tanto crees que influya la comunidad internacional, Estados Unidos, la propia Unión Europea, en presionar por el respeto de los derechos humanos y la libertad en Cuba?
–Los Estados Unidos no puede hacer más de lo que hace. Estados Unidos ha dicho que habrá más sanciones, si los organizadores de la marcha del 15N son procesados o detenidos. Estados Unidos es un aliado total que tiene el pueblo cubano y ya lo único que queda, ya no va a hacer, que es la famosa intervención militar que piden muchísimos exiliados cubanos en Estados Unidos. Igual la Unión Europea y el Parlamento Europeo hace poco condenó a la represión del régimen en el 11J. Hay que seguir presionando al régimen, es la única manera que existe para que en algún momento cambie. Pero bueno, yo pienso que el cambio indiscutiblemente tiene que venir internamente. Es decir, la cúpula en ningún momento va a fraccionarse, tendrá que fraccionarse, tendrá que haber una fractura y de ahí posiblemente vengan los cambios democráticos en algún momento.
–¿Algún mensaje final que quieras agregar?
–Que no dejen solos a los cubanos en su lucha contra el régimen. El 15N –15 de noviembre– es una jornada decisiva y no pienso que sea la última. Vendrán otras, tal vez más decisivas que todas estas, porque como el régimen no soluciona los problemas de fondo, continuarán las protestas, continuará la tensión y que no nos dejen solo en la lucha. Se que el mundo tiene muchísimos problemas y las tensiones geopolíticas entre las grandes potencias siempre ocupan más los planos informativos de los grandes telediarios, pero también hay que ocuparse de esas dictaduras casi olvidadas como la de Cuba y Corea del Norte y otras más ahí.