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Kevin Strickland, que pasó 43 años entre rejas a pesar de ser inocente

Kevin Strickland, que pasó 43 años entre rejas a pesar de ser inocenteMissouri Police Department

Estados Unidos

Libre tras 43 años en la cárcel por un crimen que no cometió

A pesar de la falta de pruebas, Kevin Strickland fue encarcelado en 1978 a raíz del testimonio de un solo testigo

Un hombre erróneamente condenado por un brutal triple homicidio fue absuelto tras 43 años entre rejas; un tribunal de Missouri encontró que no había pruebas contra Kevin Strickland, de 62 años, una vez se retractó la única testigo que lo inculpaba.

En 1978, tuvo lugar en Kansas City el brutal triple homicidio de Sherrie Black, de 22 años, Larry Ingram, de 21, y John Walker, de 20. La única superviviente fue Cynthia Douglas, que identificaría a Strickland como uno de los cuatro hombres armados que asesinaron a tiros a sus amigos.

En aquel momento, no había ningún tipo de pruebas físicas que conectasen a Kevin Strickland con la escena del crimen. Asimismo, varios miembros de su familia se ofrecieron como coartada. Por último, dos hombres terminaron por confesarse culpables del crimen, y declararon que Kevin no formaba parte del grupo. Pero fue en vano; el testimonio de Douglas bastó para condenarlo a 50 años de prisión.

Cynthia Douglas, que falleció en 2015, empezó a dudar de su testimonio inmediatamente después de declarar; años más tarde, se retractaría, alegando que testificó bajo presión policial. Intentó durante décadas alertar a políticos y expertos legales del error en la condena de Strickland, pero temía corregirse públicamente «por miedo a enfrentarse a cargos de perjurio o falso testimonio», según el juez James Welsh.

Fue Welsh quien finalmente declaró a Strickland inocente en 2021, tras un juicio de tres días en el que «pruebas claras y convincentes minaron la fe del juzgado en lo apropiado de la condena».

El juicio fue solicitado por Jean Peters Baker, fiscal del condado de Jackson, bajo una nueva provisión estatal que permite a la fiscalía desafiar los veredictos que consideran erróneos.

Strickland siempre insistió sobre su inocencia, alegando que la noche del crimen estaba en casa viendo la televisión.

«No estoy enfadado. Es algo inmenso. Creo que siento emociones que ninguno de vosotros podría reconocer», dijo mientras abandonaba el centro correccional de Western Missouri. «Alegría, pena, miedo. Estoy intentando averiguar como combinarlas».

Cuenta que su principal deseo como hombre libre es ir a visitar la tumba de su madre, que murió el pasado agosto, y acercarse al mar, que aún no ha visto. 

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