Análisis
El 'juego de conquista' de Putin y la estratégica franja fronteriza de Suwalki
Es el punto más vulnerable de la OTAN si se iniciarse un conflicto con Rusia, pues le bastaría con obstaculizarla para aislar a sus socios bálticos
Hay una franja de 96 kilómetros que va desde la población polaca de Suwalki, en la frontera entre Lituania y Polonia, hasta Kaliningrado, actual enclave avanzado del Ejército ruso en el Báltico. En el inicio de esta línea, a la derecha del mapa, está Bielorrusia.
Si se iniciase una confrontación bélica la mejor jugada de RISK –juego de conquista– para Rusia sería ocupar este 'pasillo' pues en una sola mano dejaría a los tres países bálticos aislados de sus socios de la OTAN. Este corredor podría ser ocupado con gran facilidad por Rusia si cuenta con la complicidad de Bielorrusia dado que en la otra parte de la franja esta su base naval del puerto de Baltisk, en la bahía de Gdansk, y un elevado contingente militar desplegado en Kaliningrado. De esta forma Lituania, Letonia y Estonia quedarían a merced de una rapidísima ocupación sin posibilidad de recibir el auxilio de sus socios de la Alianza Atlántica.
El 'Corredor Suwalki' toma su nombre de una pequeña localidad polaca en la región de Suwalszcyzna, la más fría de Polonia y con una bajísima densidad de población. La región está caracterizada por una geografía abrupta, salvaje y de temperaturas extremas en el invierno.
Según los analistas es el punto más vulnerable de la OTAN si se iniciarse un conflicto con Rusia, pues le bastaría con situar una delgada y discontinua 'línea roja' a lo largo de este pasillo para obstaculizar el abastecimiento y apoyo de la OTAN a sus socios bálticos. Todo ello en una sola jugada de RISK que permitiría las tropas de la Federación Rusa llegar fácilmente a Tallín y Riga, capitales de Estonia y Letonia, en aproximadamente 32 horas.
Frente a esta posibilidad la OTAN dispone de un contingente de 17 batallones, con 7.000 soldados, incluyendo 500 efectivos de la 2ª Brigada Blindada de la División 1ª de Caballería de los Estados Unidos. Para recibir apoyo externo, el contingente más cercano sería la 82 División Aerotransportada estadounidense, que necesitaría un mínimo de 72 horas para llegar a la zona en conflicto.
Rusia, por su parte, cuenta con 25 batallones, 10.000 soldados, sin contar con las fuerzas bielorrusas que entrarían en combate en primera línea.
Esta situación estratégica convierte el actual comportamiento de Bielorrusia en un acontecimiento altamente inquietante desde que ha iniciado los sucesivos ataques híbridos contra Lituania y, ahora, contra Polonia desde el verano pasado.
En este tablero de RISK el 'paso de Suwalki' es el principal quebradero de cabeza para los analistas y estrategas de la Alianza Atlántica.
No olvidemos que en 1939 fue el otro corredor hacia el Báltico el que desencadenó la Segunda Guerra Mundial: el 'corredor de Dánzig'.
Tras la Primera Guerra Mundial, el Tratado de Versalles obligó a Alemania a cortar su pasillo territorial con Pomerania y Prusia Oriental garantizando a Polonia un acceso al mar Báltico. Dánzig, concentraba una mayoría de población alemana y quedó como 'ciudad libre' pero con la ascensión del nacionalsocialismo la reivindicación de recuperar Dánzig llevó a acusar al Gobierno polaco de maltratar a los alemanes allí residentes.
Finalmente, el pacto de 'no agresión' con la Unión Soviética abrió la posibilidad a ambas naciones para invadir Polonia, hecho que se inició el 1 de septiembre de 1939 por parte de Alemania y, pocos días después, el 17 de septiembre, por la Unión Soviética.
Hoy nuevamente nos encontramos ante un grave intento de «desestabilizar Europa» como ha afirmado el primer ministro de Polonia, Mateusz Morawiecki, quien llamaba «a todo el mundo libre» a solidarizarse con Polonia, Lituania y Letonia ante esta «amenaza bielorrusa» apoyada por Rusia, a través del ataque híbrido que ha iniciado movilizando inmigrantes.
A estas fechas más de un 55 % de los polacos se sienten preocupados y temen que esta crisis en su frontera acabe en un conflicto armado. Si añadimos las maniobras militares y la concentración de 114.000 efectivos de la Federación Rusa con armamento pesado también en territorio bielorruso hace temer no solo a Polonia sino también a Ucrania un inicio de hostilidades. Una muy justificada preocupación pues, en 2014, Rusia ya ocupó la península de Crimea y, desde entonces, no han cesado lo conflictos en el este de Ucrania, en Donbass, escenario de una guerra con separatistas pro-rusos, que ha causado ya más de 13.000 bajas.
Fundados temores expresados por su ministro de Defensa, Oleksiy Reznikov, en su reciente visita a los Estados Unidos: «Putin está jugando al ajedrez con Occidente al desplazar fuerzas y equipos militares... Está poniendo a prueba la Unión Europea, está poniendo a prueba la unidad de la OTAN, está poniendo a prueba a nuestra sociedad, a los ucranianos, está poniendo a prueba a Polonia, a los países bálticos».
Yo me pregunto, más bien, si Putin no estará jugando al RISK sobre el tablero real de la vieja Europa.