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Un soldado etíope durante la ofensiva contra los rebeldes de Tigré, imagen de archivoAFP

Etiopía

Los rebeldes de Tigré ejecutaron sumariamente a 49 civiles en Etiopía

La comunidad internacional estudia crímenes de guerra por parte de ambos bandos en el conflicto de Etiopía

Los rebeldes del Frente Popular de Liberación de Tigré (FPLT) ejecutaron sumariamente a al menos 49 civiles en agosto y septiembre, después de tomar el control de dos ciudades del norte de Etiopía, denunció hoy Human Rights Watch (HRW).

«Los residentes de Chenna (región norteña de Amhara, colindante con Tigré) dijeron a HRW que, durante los cinco días posteriores a la toma de esa ciudad, las fuerzas tigrinas ejecutaron sumariamente a 26 civiles», indicó un informe de la organización pro derechos humanos.

Asimismo, HRW señaló que el FPLT ejecutó sumariamente a 23 personas en la localidad de Kobo (también en Amhara) pocos días después, según aseguraron a la ONG testigos.

Los civiles ejecutados en Kobo eran campesinos que se opusieron a la ocupación de las fuerzas tigrinas.

Según los testigos, los rebeldes de Tigré también obligaron a algunos civiles a mantenerse en las ubicaciones desde donde disparaban a los soldados del Ejército etíope, una acción que puede equivaler a un crimen de guerra por usar a esas personas como «escudo humano».

«Estos asesinatos y otras atrocidades cometidos por todas las partes del conflicto (de Etiopía) subrayan la necesidad de una investigación internacional independiente sobre presuntos crímenes de guerra en las regiones de Tigré y Amhara», indicó la directora de crisis y conflictos de HRW, Lama Fakih.

La ONG pidió al Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas establecer «con urgencia» una investigación internacional independiente para «identificar a los responsables» de «graves violaciones de las leyes de las guerras» y establecer «sanciones».

A principios de noviembre pasado, una investigación de la Oficina de Derechos Humanos de la ONU y la Comisión Etíope de Derechos Humanos concluyó que todos los bandos de la guerra de Etiopía pudieron haber cometido crímenes de guerra y contra la humanidad.

La ONU señaló que las principales víctimas de esos incidentes fueron civiles que no tenían nada que ver con las hostilidades, pero reconoció que el informe no era exhaustivo y que deben «investigar más» presuntos ataques de violencia étnica y abusos sexuales contra mujeres.

Esta guerra estalló el 4 de noviembre de 2020, cuando el primer ministro etíope, Abiy Ahmed, ordenó una ofensiva contra el FPLT, partido gobernante hasta entonces en Tigré, en represalia por un ataque a una base militar federal y después de una escalada de tensiones políticas.

Desde finales de octubre, el FPLT consiguió avanzar sus posiciones hacia el sur y no descartó la posibilidad de marchar sobre Adís Abeba, que también es sede de la Unión Africana.

El temor a que los rebeldes pudiesen atacar la capital de Etiopía -segundo país más poblado de África y un importante aliado de Occidente en la región- impulsó los esfuerzos diplomáticos de la comunidad internacional para conseguir una solución negociada.

Asimismo, desde el 24 de noviembre hasta el pasado miércoles, la amenaza rebelde sobre Adís Abeba forzó a Abiy a desplazarse al frente para liderar en persona al Ejército y dar un nuevo impulso a la ofensiva federal.

Durante esos 15 días, las fuerzas etíopes anunciaron haber recuperado el control de algunas ciudades estratégicas, ubicadas a unos 400 kilómetros de Adís Abeba, y varias zonas de Amhara y Afar.

El portavoz del FPLT, Getachew Reda, minimizó la importancia de estas pérdidas y las calificó de «ajustes territoriales».

Según la ONU, miles de personas han muerto y unos dos millones han tenido que abandonar sus hogares en Tigré debido a la violencia.

Asimismo, unos 9,4 millones de personas necesitan ayuda humanitaria en el norte de Etiopía debido a la guerra, según el Programa Mundial de Alimentos (PMA).