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Entrevista a la embajadora de Hungría ante España

«La Comisión Europea no tiene derecho a decir en qué valores hay que creer»

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Embajadora de Hungría ante el Reino de España desde el pasado mes de marzo, Katalin Tóth insiste en definir como una «maravilla» nuestro país. Lo repite varias veces a lo largo de la entrevista que concedió a El Debate y lo dice también en la carta de presentación del sitio web de la embajada. 

Sobre sus prioridades, es clara: «Centrarse en la cultura y en las relaciones con la prensa». Sin embargo, no es ajena al enfrentamiento de la Comisión Europea con su país por las acusaciones de Bruselas de socavar el Estado de Derecho y la amenaza de retirarle los fondos europeos de recuperación por la pandemia de coronavirus. 

– ¿Cree que hay una incomprensión en la Unión Europea sobre la identidad y los valores de Hungría? ¿Cómo definiría la relación entre Hungría y Bruselas? 

– Es un asunto muy complejo. A pesar de que muchas veces no compartimos la misma opinión, cabe destacar que Hungría siempre está abierta a participar en el debate con la Comisión. Tomemos, por ejemplo, la cuestión de la migración, la situación actual que vemos con gran preocupación en las fronteras de Polonia o en los países del norte de la Unión Europea. 

Es una prioridad poder defender nuestras fronteras

En este tema, nuestra posición no ha cambiado durante los últimos años, una posición que adoptamos exactamente en 2015. Para nosotros, siempre ha sido una prioridad poder defender nuestras fronteras. Estamos totalmente en contra de la migración ilegal, así que es una prioridad para Hungría mantener la protección de las fronteras. Ese flujo de inmigrantes que se produce en la frontera de Polonia puede causar problemas grandes. No solo para nosotros o para Polonia, sino para toda Europa. Debemos ser totalmente solidarios con Polonia, con Letonia y con los demás países que están expuestos a esos flujos de inmigrantes. Eso significa que hay que asegurar recursos suficientes, tanto materiales como económicos, para los miembros europeos que están bajo esa amenaza, que se trata de un «ataque híbrido».

No creo que la situación vaya a cambiar pronto, por lo tanto, la Comisión tiene que tomar decisiones adecuadas y actuar lo más pronto posible porque, sin esos recursos, será bastante difícil afrontar la situación. Es una necesidad por parte de la Comisión que tenga una visión muy clara sobre nuestro futuro europeo en las cuestiones principales. Y la migración lo es. Con respecto a nuestros debates hay que destacar que Hungría es un país europeo, sin duda lo es. Según las encuestas actuales, más del 80 % de la población es pro-europeo. Estamos dentro de la Unión Europea y queremos seguir aquí. Mantenemos debates, es cierto, y nuestra posición en algunas cuestiones es única o va contra la corriente mayoritaria. Pero estamos dispuestos a mantener el diálogo, participar en el debate, por nuestro interés común, y eso lo consideramos un comportamiento positivo y responsable. 

El diálogo continuamente ha formado parte de nuestra historia europea y lo vemos como el motor para avanzar, para generar cambio. Hungría está comprometida a participar en el proyecto europeo. Esos debates no significan que no queramos estar o quedarnos en la comunidad. 

– Bruselas está amagando con bloquear los fondos europeos de la recuperación de Hungría. ¿Esperaban que la Comisión fuera a llegar tan lejos? 

– Ese asunto tiene una motivación política y cabe destacar que Hungría tiene el derecho de tener acceso a los fondos europeos. Hay un desacuerdo grande entre la Comisión y Hungría sobre el tema. Los fondos europeos estaban a punto de aprobarse cuando la ley de protección de los menores generó críticas en toda Europa y de repente el curso de acción cambió. 

Según nuestra opinión, hay una relación entre el retraso de los fondos europeos y esa ley. Ahora, en un procedimiento de infracción estamos dispuestos a aclarar nuestra posición. La materia regulada se trata exclusivamente de la educación y del derecho de los padres de participar en el proceso de la enseñanza de sus niños. Y eso es una competencia nacional. Lo que queremos conseguir es que la propaganda y exhibición de homosexualidad, sexualidad o reasignación de género no esté presente en las escuelas. 

La educación pertenece a la competencia de los Estados

Es interesante observar que ese tema no genera debates en la sociedad húngara. En general, a los grupos que podrían estar afectados no les interesa esa cuestión. Sólo les interesa a algunas organizaciones no gubernamentales y a otros países en la Unión Europa. Lo más importante es que el tema de la educación pertenece a la competencia de los Estados miembro. En el entorno internacional, a través de los medios de comunicación, nos acusan por este tema de ser homófobos o excluyentes. Siempre aconsejo experimentar personalmente aquella realidad húngara que puede cambiar esas opiniones negativas.

La embajadora en la redacción de El DebatePaula Argüelles

– El Gobierno húngaro destaca por su defensa de la vida, por su defensa de la familia. ¿Este compromiso se debe a la identidad cristiana de Hungría? ¿Qué papel tiene la identidad cristiana en las políticas del Gobierno húngaro? 

– Ese debate es sobre los valores tradicionales, como el cristianismo, la familia o las raíces históricas. Todos ellos significan mucho para Hungría, para nuestra sociedad. La visión conservadora no está de conformidad con la corriente actual europea y eso ofrece una base para los ataques que provienen de la Unión Europea. Hay un debate sobre los valores, o mejor dicho, de la crisis de los valores. Al mismo tiempo, en algunos países no veo que la tradición juegue un papel muy importante. El cristianismo viene con nuestro pasado y Hungría siempre representa y protege los intereses de las comunidades cristianas. 

– ¿Cuál cree usted que sería la consecuencia si finalmente se diera una invasión rusa del territorio ucraniano? 

– No quisiera ver nada de eso. Pienso que ahora tenemos un debate a nivel político, nada más. Hay que mantener el diálogo entre los actores, eso es lo más importante. También tengo que destacar que, en el caso de Hungría, el pragmatismo es vital cuando hablamos de la relación con Rusia. Nuestra política se basa en ese pragmatismo porque energéticamente hablando Rusia tiene un papel muy importante en nuestra economía y en la de la UE. Sin eso, el país no podría funcionar. Por eso firmamos un acuerdo, hace unas semanas, con Rusia, porque dependemos de ese recurso. Sin él, la industria no podría funcionar. Esta misma cuestión también está sobre la mesa en el caso de Alemania. 

Necesitamos más pragmatismo en la relación con Rusia

Cuando algunos foros y medios de comunicación destacan que Hungría tiene una relación especial con Rusia, tenemos que añadir que eso se basa solo en prejuicios y no tiene nada que ver con la realidad. Sólo hablamos de pragmatismo. En primer lugar, tenemos que mantener el diálogo entre los participantes o actores, pero teniendo en cuenta también la cuestión de la integridad de los países afectados. En ese sentido, la posición húngara es de conformidad total con la de la Comisión, es decir, mantener la soberanía e integridad de Ucrania. A la vez, necesitaríamos utilizar más pragmatismo en nuestra política con Rusia. No sólo en el caso de Hungría, si no de todos los países. En primer lugar, por la energía.

– Occidente parece que se encuentra inmerso en una crisis de identidad. Incluso parece que hay una guerra cultural en la que Europa se avergüenza de su identidad, que la rechaza, que renuncia a su historia, a sus valores, a sus logros. ¿Puede ser Hungría un baluarte de la identidad y de la espiritualidad de Europa? 

– Hungría habla de valores que son muy importantes para nosotros, como la familia, por ejemplo. Con las medidas, el Gobierno hace todo lo posible para que las familias puedan avanzar, porque esa es una cuestión estratégica para nuestro futuro. La administración está comprometida a apoyar al núcleo familiar que, en nuestra opinión, es la base de la sociedad. 

La Comisión Europea no tiene derecho a decidir en qué valores hay que creer

En otros países la familia, como una base tradicional, no juega un papel tan importante. Para nosotros, sí. Por eso destacamos que la familia, según nuestra identidad, es un núcleo formado por una mujer y un hombre, porque esa es la clave para poder mantenerse. Nosotros no intentamos intervenir en esas cuestiones en el caso de otros países europeos. Es una cuestión que pertenece a nuestra competencia. La Comisión no tiene el derecho de decidir cómo hay que actuar, en qué valores hay que creer. 

Hablemos de LGTBI, el tema está siempre sobre la mesa. ¿Eso es lo que más actualidad tiene? Claro, podemos plantear ese tema, pero no pienso que esa cuestión sea lo más importante en Europa, ahora cuando estamos en plena crisis en las fronteras, crisis por la migración, recuperación, transición verde, digitalización, por los precios de la energía, etcétera. Hay muchas más cuestiones preocupantes. Encontrar y mantener el equilibrio y tomar decisiones según las prioridades, eso es lo que falta en la UE.

– ¿Cuáles son las prioridades para su país, además de las cuestiones anteriores?

– El tema de la ampliación de los Balcanes Occidentales es una prioridad. Para Europa, no solo para Hungría, sino para toda la Unión es una cuestión estratégica. Los Balcanes pertenecen a Europa económicamente, culturalmente y socialmente también. Europa debe estar allí. Tenemos que hacer todo lo posible para que los países de los Balcanes Occidentales puedan avanzar a través de nuestros fondos, recursos, de nuestro apoyo. Tenemos que empezar las negociaciones o abrir nuevos capítulos con los países de los Balcanes, porque durante los últimos años no hemos experimentado progresos y así nuestra credibilidad será cuestionada. 

Si queremos garantizar que en los Balcanes Occidentales se mantenga la seguridad, hay que asegurar que Europa se acerque a la región. Si no estamos allí, es cierto que otros poderes grandes van a presentar sus recursos y mantener su influencia. También necesitamos a esos países económicamente. Sólo Europa puede asegurar la estabilidad y prosperidad en nuestra vecindad. La cooperación es la clave para la Unión Europea. A su vez, esos países necesitan nuestras inversiones y de esa manera podrían contribuir a nuestro avance económico también. 

– El mundo y Europa siguen inmersos en la pandemia del coronavirus. ¿Cómo está luchando Hungría contra la pandemia? ¿Cree que la estrategia de la Unión Europea es la correcta? 

– Al principio de la pandemia la cuestión central para nosotros fue salvar vidas. Por eso adquirimos vacunas a través del proyecto europeo y, al mismo tiempo, de China y de Rusia. Es por eso por lo que durante la primera ola de la pandemia nuestra política tuvo éxito, porque pudimos reaccionar a tiempo frente al avance del virus. Nos centramos en el suministro de las vacunas. Esto, por ejemplo, también se ve respaldado por el hecho de que el Primer Ministro Viktor Orbán anunció el pasado 3 de diciembre, que habría una jornada de vacunación en cada municipio en el próximo mes y medio. Se espera que, como consecuencia, aumente el número de personas que se vacunan por tercera vez «a la velocidad de un cohete». 

Ahora, también participamos en el programa europeo de comprar vacunas. Pero a decir la verdad, es difícil evaluar ahora si el Plan Europeo ha sido exitoso o no. Claro, es cierto que podemos mejorar en algunos aspectos, pienso que sí, siempre hay margen para mejorar. Pero la verdad es que la situación fue muy nueva, llena de desafíos. Nos enfrentamos a una pandemia grande, mundial. 

En Hungría hemos empezado el proceso de recuperación, y lo hacemos bien

Por tanto, la coordinación era bastante difícil para todos los países europeos. Con respecto a la economía, puedo decir que en Hungría hemos empezado el proceso de recuperación, y lo hacemos bien. Los números son contundentes con respecto a nuestra economía, la tasa de paro es bastante baja y el Gobierno ha aprobado distintas medidas para ayudar a las empresas y a las familias para que se recuperen lo más pronto posible.  

Hay que destacar algunos puntos importantes. Por ejemplo, los jóvenes menores de 25 años estarán exentos de pagar impuesto sobre la renta y las familias con niños van a recuperar los impuestos de este año. Las empresas también pueden adquirir subvenciones para que la economía se pueda reabrir lo antes posible.