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Entrevista

Lorent Saleh, el superviviente de la 'tortura blanca' del chavismo

Hace tres años logró salir de su ilegal cautiverio en Venezuela y refugiarse en España gracias a las gestiones de su familia y la presión internacional

Lorent Saleh, es un ex preso político del régimen chavista en Venezuela, que tras 4 años en una prisión conocida como 'La Tumba' sufrió lo que se conoce como 'tortura blanca' un método que busca no dejar huellas visibles en sus víctimas para evadir la rendición de cuentas ante los organismos internacionales. 

Hace tres años Saleh, logró salir de su ilegal cautiverio en Venezuela y refugiarse en España gracias a las gestiones de su familia y la presión internacional. Ahora desea dar a conocer este tipo de tortura con una presentación teatral llamada White Torture que presentará en Madrid los días 19, 20 y 21 de diciembre a las 18:00 h en la sede del Parlamento Europeo, en el Paseo de la Castellana.

-¿Quién es Lorent Saleh tres años después de haber salido de Venezuela?

-Un hombre que intenta ser libre y no puede. Hablaba con una amiga y le explicaba que yo nunca me sentí tan libre tan libre como ese momento justo antes de que me sacaran de mi celda. ¿Por qué? Porque después de cuatro años encerrado, en una absoluta y firme postura de enfrentamiento con el sistema, prácticamente sin ropa y sin nada, sin nada ya no tenía esperanza de salir.

Uno no sale completo de una cárcel, una parte se queda ahí.

Ahora en libertad física cambian las cosas porque uno sal cargado de cicatrices, de recuerdos de memoria, pero además de expectativas. Y una parte de uno siempre se queda ahí adentro. Uno no sale completo de una cárcel, una parte se queda ahí. Porque ahí también se quedan personas que conocen. Y se quedas ahí, porque tú abandonas la celda, pero la celda no desaparece simplemente la ocupa otra persona. Y yo ahorita, hablando aquí contigo, sé lo que seguramente está pasando en esa celda.

Tres años después, estoy intentando ser libre.

-¿Cuál era el crimen que te achacaban?

-Todo aquel que no se someta, es un traidor a la patria, es un fascista, es un agente de la CIA, es un terrorista. Por lo cual, eso es lo que yo era para ellos. Ahora bien: imagínate estar estudiando comercio internacional en medio de la profundización de la dictadura chavista en Venezuela. Y ver que todo lo que aprendes en la universidad es exactamente lo contrario a lo que está haciendo el Gobierno: el cierre de los medios de comunicación, el control de las universidades, la persecución a quien opina, el asesinato, la tortura.

Entonces te queda básicamente tres opciones: una, formar parte de ese sistema; dos, irte lo más pronto posible el país o tres, intentar cambiar lo que estás viendo. Evidentemente escogí la tercera. Y años después. No lo he logrado. Y al final El crimen no los cometimos nosotros. El crimen lo cometieron nuestros padres, nuestros abuelos que vivían en democracia y no la defendieron. Y nos tocó a nosotros pagar esa deuda. Unos se fueron de fiesta y nosotros vivimos la resaca. Y ahí vamos intentando rescatar algo que nuestros padres dejaron perder, porque no lo valoraron.

No podemos dar por sentada la democracia ni las libertades.

Eso lo hablo mucho aquí en España. No podemos dar por sentada la democracia ni las libertades. El asunto es que nosotros creemos que porque el sol sale todos los días por la mañana nosotros vamos a poder verlo todos los días y podemos creer que como aquí hay democracia, siempre habrá democracia, entonces no lo valoras y si no lo valoras, lo pierdes y si lo pierdes, difícil es recuperarlo. Eso es lo que le pasó a mi generación. Al final nuestro crimen fue creer en la democracia como un sistema político.

Lorent Saleh en la redacción de El DebateThorun Piñeiro

-¿Cómo has logrado resumir y condensar todo lo que sufriste en esos cuatro años para presentarlo en White Torture?

-Los regímenes no inventan la tortura, la tortura ya está inventada. Y no habla de lo que pasó o lo que me pasó a mí en Venezuela, sino lo que puede pasarle a un humano en algún lugar. Cuando a mí me detienen y me meten en una celda, en la ‘tumba’, pues no había nada. Solo luz blanca y ya. Y resulta que nosotros, los seres humanos, no estamos preparados para estar con uno mismo. 

No hay nada más incómodo que estar consigo mismo. Bajo tortura blanca, bajo aislamiento celular la lucha no es contra otra persona, sino contra ti. Y se libra en la mente. Mi primera y más importante pelea fue poder tener un reloj para saber la hora y poder tener un lápiz para escribir. Poco más de un año fue necesario que pasaran para poder tener un lápiz y papel. Ese papel era la llave y la puerta para salir de ese lugar.

Sin saber la hora, sin ver colores, sin hablar con nadie, tú no sabes si está vivo o estás muerto.

Sin saber la hora, sin ver colores, sin hablar con nadie, tú no sabes si está vivo o estás muerto. Dudas de tu existencia y te preguntas ¿Porque yo? ¿Existe Dios?, ¿No existe Dios? ¿Quiénes son, porque lo hacen? ¿Esto es un sueño? ¿Desperté? ¿No desperté? Lo que trato con White Torture es buscar que otras personas entren en la mente de alguien que está siendo torturado y plantearse esas preguntas.

La peor cosa cuando estás ahí es quedarse dormido, porque sueñas que sales de ese lugar y el problema es que despiertas del sueño y toca confrontar la realidad de estar ahí encerrado. Es estremecedor. Y eso continúa pasando después que sales. Te preguntas ¿y si esto es un sueño y si en algún momento despertaré y seguiré en ese lugar?

-¿Cómo explicarías White Torture?

-Como una exposición poética dónde buscamos que la gente se acerque no solo a la mente del del torturado, sino que también tratar de que se ponga en la posición del torturador. Yo quiero en mi trabajo, ya más técnico en derechos humanos, mirar más al torturador que al torturado. Porque cuando nos enfocamos en el torturado estamos partiendo de que ya ocurrió el crimen, pero el torturador es un humano al igual que tú y al igual que yo.

-¿Y los ves como víctimas también?

-Por supuesto, hay estereotipos, hay prejuicios, hay distorsiones, hay ideas preconcebidas en torno a la tortura que yo creo que hay que romper, porque lo digo una y otra vez y esto se trata nuestro trabajo. El asunto no es ni siquiera que cualquiera puede ser torturado por religión, por política, por economía. Es que cualquiera puede ser un torturador, cualquiera.

¿Qué diferencia un torturador de un torturador? ¿Qué hizo que él hiciera eso? Son cosas que con White Torture buscamos después discutir con los asistentes que hablemos de esas cosas, porque yo vi y oí torturadores llorando con miedo, asustados. También vi gente completamente enferma.

-¿Qué pretendían tus torturadores y cómo lograste mantenerte firme?

-Los regímenes como el régimen de Venezuela, el de Nicaragua o el de Cuba. Sustentan buena parte de su sobrevivencia en el terror y ellos necesitan producir miedo y miedo intenso en la población como un elemento de control social para poder mantenerse en el poder. Entonces la tortura no solamente tiene como objetivo neutralizar a un individuo; sino que la tortura, además, tiene una razón disuasiva en la sociedad.

Ellos [los regímenes autoritarios] necesitan que la sociedad lo sepa y les quede claro de lo que son capaces de hacer

Por qué regímenes como el de Venezuela o el de Nicaragua cometen estos actos crueles de tortura y no se preocupan en ocultarlo, porque ellos necesitan que la sociedad lo sepa y les quede claro de lo que son capaces de hacer.

En mi caso querían quebrar mi voluntad y que yo saliera repitiendo la narrativa que ellos querían. Iba a decir que sí, que el imperio lo hacía, que somos unos terroristas y que preparábamos un golpe de Estado para justificar sus abusos y mantener esa narrativa frente al mundo. Pero al final ¿qué podía decir yo que no decía ya en público antes? ¿Iba yo a mentir?

Lo único que me permitía mantenerme en resistencia y no ceder y aguantar todo lo que tuviera que aguantar era que tuviera razón de ser estar ahí. Recordarme una y otra vez por qué terminé ahí. Yo estaba claro que yo estaba ahí porque había decido enfrentar una dictadura. Yo lo había decidido.

Lo peor que le puede pasar a un preso político no es estar preso, es estar olvidado.

Llega un punto que tú descubres como secuestrado que no quieren matarte. No quieren matarte porque mi familia y la comunidad internacional estaba pendiente del caso y hubo revuelo internacional. Por eso es importante que los presos políticos sean recordados. Por eso es importante que hablemos siempre de los presos políticos, porque lo peor que le puede pasar a un preso político no es estar preso, es estar olvidado. 

Cuando no eres olvidado y la comunidad internacional y la sociedad te tiene presente no les conviene matarte, entonces, cuando tú descubres que no te quieren matar porque como rehén vales vivo tienes ya un elemento con que pelear.

Lorent Saleh en la redacción de El DebateThorun Piñeiro

-¿Por qué estos regímenes totalitarios usan la «tortura blanca»?

-Porque los protocolos de protección contra la tortura no han evolucionado tan rápido como evoluciona la tortura. Como van más lento los protocolos de protección, entonces yo te puedo tener sometido bajo tortura blanca -con White Torture buscamos demostrar cómo podemos producir dolor intenso en una persona sin tocarla- y después tomar una foto de esa persona y mandárselo a Michelle Bachelet en las Naciones Unidas, a la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento Europeo y decir que efectivamente esa persona está bien.

Por qué la gente tiene una idea preconcebida de que la tortura es como en las como muchas veces vemos en las películas, que también pasa, también te golpean, también ponen insecticida en una bolsa y la ponen en tu cara, también te meten electricidad, también te golpean. Eso también pasa, pero no es la única. El tema es que, la tortura psicológica y la tortura blanca, aunque se puede terminar a nivel forense es más complicado. Porque la gente espera una costilla rota.

-¿El hecho de que Luisa Ortega Díaz -la exfiscal de Venezuela- esté en España y solicite asilo político te indigna?

-Muchísimo, pero más que indignarme, me preocupa y me asusta. Porque el mensaje que damos es que hacer el mal no sale caro. Entonces necesitamos que la gente vea la gravedad y recordar que hay cosas que podemos hacer. No es posible que en Europa entren y salgan responsables de crímenes de tortura como si nada.

Los violadores de derechos humanos los violan porque están seguros de que no le va a pasar nada.

A mí me preocupa como padre, el mensaje que estamos dando. Los violadores de derechos humanos los violan porque están seguros de que no le va a pasar nada. Están confiados en la impunidad que les brinda la comunidad internacional cuando no es responsable.

Para que haya respeto a la dignidad humana, hay que combatir la impunidad y para combatir la impunidad tiene que haber conciencia social que se traduzca en fuerza de opinión para que los políticos tomen las decisiones correctas como sancionar, abrir investigaciones, dejar de ir hacer turismo en Cuba para financiar a un régimen asesino, dejar de permitir que se lave dinero sucio de las dictaduras latinoamericanas a en Europa. 

-¿Tienes alguna expectativa en el diálogo que intentan impulsar en México entre la oposición y el régimen de Maduro?

-Lo que hay en México. No es un diálogo. Ni mucho menos una negociación, ojalá fuera una negociación. Lo que hay en México es un elemento más de distracción de la opinión pública. Y aunque hay países interesados en una solución en Venezuela, de ahí no va a surgir nada porque además hay una crisis a lo interno de la oposición que no les permite ir más allá de sus más mediocres intereses.

Yo creo en el diálogo, creo desde luego en las negociaciones y creo que va a haber una negociación para salir de esto, pero no hay las condiciones políticas tenemos que generarlas. No podemos esperar que pase algo distinto si hacemos exactamente lo mismo con las mismas personas durante los últimos 20 años. Obviamente no va a haber nada distinto ahí.

El ejemplo de los dictadores, la aspiración de los dictadores es ser Fidel Castro, es imponer una dictadura como la de Cuba

Mientras que la comunidad internacional realmente no esté firme, realmente firme y no que haya sancionados que entran y van al aeropuerto, salen, no sé qué va… lo que realmente espero que la comunidad internacional responda a su compromiso que firmó hace 73 años de defender los derechos humanos en cualquier parte del mundo.

Los regímenes no van a dejar de cometer sus crímenes. Lo que pasa en Venezuela ¿por qué pasa? porque hemos permitido que por más de 50 años en Cuba el régimen haga lo que le da la gana. Porque el ejemplo de los dictadores, la aspiración de los dictadores es ser Fidel Castro, es imponer una dictadura como la de Cuba, que ha sido efectiva.