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Tunecinos celebran el aniversario de la revolución que derrocó a Ben Ali

Tunecinos celebran el aniversario de la revolución que derrocó a Ben AliAFP

Túnez

Túnez vuelve a la casilla de salida con un proceso constitucional que revierte los avances democráticos

El presidente Kais Saied mantendrá el parlamento cerrado durante un año mientras elabora una nueva Constitución a su medida

Durante las llamadas Primaveras Árabes de 2011, Túnez se convirtió en un ejemplo de transición democrática para los países del Magreb. Los manifestantes que se echaron a la calle para reclamar un sistema democrático lograron forzar la dimisión del presidente Ben Ali después de 23 años de dictadura y aprobar una Constitución democrática en 2014.

Ahora, Túnez lleva desde julio con el parlamento cerrado y así seguirá al menos un año más. El presidente Kais Saied, en un movimiento poco estético en un país que presume de democracia, disolvió el parlamento el pasado 25 de julio y asumió los plenos poderes del Estado. A pesar de las críticas, el presidente logró lo que buscaba: librarse de sus incómodos socios islamistas.

La deriva que acabó con esta vuelta a una situación muy parecida a la que existía antes de la revolución de 2011 comenzó en las elecciones de 2019, donde Kais Saied alcanzó la presidencia con el apoyo de los islamistas de Enhada.

Tras disolver el parlamento, Enhada acusó al presidente de querer alejarlos de la vida pública y Saied respondió que la constitución de 2014 «ha caducado». «El pueblo no puede ejercer su soberanía porque el texto no se lo permite», afirmó en un Consejo de Ministros según recordó la agencia EFE.

Pasados los meses desde aquel golpe de mano, el presidente considera que ha llegado el momento de emprender un nuevo camino que lleva a una nueva Constitución redactada por legisladores leales que permita instaurar una democracia a su medida.

El presidente, al justificar su decisión de disolver el parlamento y asumir sus competencias, argumentó que el pueblo tunecino quería acabar con la parálisis del país causada por los bloqueos en el parlamento. Las manifestaciones en las calles que reclamaban a los legisladores que alcanzaran acuerdos para avanzar en la aplicación de la Constitución sirvió como excusa.

En la nueva hoja de ruta del presidente hay dos fechas destacadas: el 25 de julio de 2022, cuando se celebrará un referéndum sobre la nueva Constitución, y el 17 de diciembre de 2022, cuando se celebrarán las nuevas elecciones legislativas.

Kais Said ofreció un discurso al pueblo tunecino el pasado lunes en el que ofreció más detalles sobre sus planes. En enero darán comienzo una serie de consultas telemáticas en las que se pretende que participen todos los ciudadanos. «Queremos corregir los caminos de la revolución y de la historia», afirmó.

Las cuestiones se plantearán por medio de «preguntas concretas y sin complicaciones técnicas». Se pretende que todo aquel que participa pueda indicar sus peticiones, propuestas y preocupaciones.

Con los resultados de esa encuesta, un comité de expertos nombrado por el presidente se encargará de elaborar el nuevo texto constitucional, planteado como un proyecto de reformas, pero que, en la práctica será una nueva Constitución.

Finalmente, el proceso alcanzará su culmen el 17 de diciembre, cuando se celebren las elecciones legislativas de las que saldrá un nuevo parlamento elegido por una nueva ley electoral.

En todo este proceso, las fechas también juegan un papel importante en la guerra de la propaganda. La consulta a los ciudadanos previa a la elaboración de la Constitución se cerrará el 20 de marzo, día de la independencia del país.

El referéndum constitucional será el 25 de julio, aniversario de la toma de plenos poderes por parte del presidente Said. Por último, las elecciones será el 17 de diciembre, fecha en que Túnez celebra la revolución que desalojó del poder a Ben Ali.

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