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Kazajistán

Kazajistán suelta lastre soviético en unas históricas manifestaciones contra el Gobierno

La subida del gas en los primeros días del nuevo año han llevado a la calle a miles de ciudadanos para reclamar un cambio de sistema político

Miércoles de ira en las calles de Kazajistán. En las últimas horas, los manifestantes enfurecidos por el alza del precio del gas, que se ha duplicado en solo unos días, asaltaron el ayuntamiento de Almaty, centro económico del país, y ocuparon el aeropuerto después de que la policía reprimiera con violencia las primeras concentraciones pacíficas.

En el asalto a la sede del gobierno de Almaty participaron más de 1.000 manifestantes. La policía respondió con ráfagas de ametralladoras, granadas y gas lacrimógeno. Pero no fueron capaces de evitar que los enfadados ciudadanos tomaran el edificio.

Las manifestaciones, que comenzaron en una pequeña ciudad de provincias el domingo, fueron creciendo ante la violenta respuesta policial. El martes se produjeron las primeras manifestaciones en Almaty con la participación de miles de personas.

Policías en las calles de Almaty durante las protestasAFP

Una vez más, la respuesta de la policía avivó el fuego de las protestas. En Almaty, la agencia EFE ha informado de que algunos manifestantes se han enfrentado a la policía y han logrado hacerse con sus escudos y chalecos antibalas y les han obligado a replegarse. Algunos testigos hablan también de que se ha desatado un incendio en la Fiscalía.

Desbordado por la situación, el presidente Kasim-Yomart Tokáyev ha obligado a dimitir al gobierno y ha nombrado presidente en funciones al viceprimer ministro Aliján Smaílov. Además, el gobierno ha decretado una bajada del precio de los productos de primera necesidad, que afectaría también al gas licuado, a la gasolina y al diesel. Sin embargo, la medida no ha servido para apaciguar las protestas.

El martes el gobierno decretó el estado de emergencia en varias regiones del país y limitó el acceso a internet y la telefonía móvil. Los policías han detenido a más de 200 personas por «actos de violencia en contra de los representantes de la ley, vandalismo y ataques contra instituciones estatales», señaló EFE. El Ministerio del Interior informó de que los manifestantes habrían herido a 95 policías.

El presidente vitalicio de Kazajistán, Nursultán NazarbáyevAFP

En una declaración institucional, el presidente Tokayev prometió una respuesta «tan firme como sea posible» ante los disturbios: «Como presidente, estoy obligado a proteger la seguridad y la paz de nuestros ciudadanos, a preocuparme por la integridad de Kazajistán».

Las manifestaciones, que comenzaron como una protesta contra el alza del precio del gas, se han transformado en protestas contra el sistema político del país. El presidente Tokáyev es un títere en manos del antiguo mandatario Nursultán Nazarbáyev, primer ministro de la República Socialista Soviética del Kazajistán y primer presidente del Kazajistán post soviético.

A pesar de abandonar el cargo en 2019, se mantiene como auténtico poder en la sombra como presidente vitalicio y presidente del Consejo de Seguridad Nacional. Su presencia es omnipresente en el país y hace unos años el gobierno decidió cambiar el nombre de la capital de Kazajistán, Astaná, por el de Nur-Sultán, en honor del mandatario.

Las calles dan miedo

Una estudiante residente en Almaty explicó a El Debate que las protestas se están desarrollando en puntos concretos de la ciudad, «sobre todo, en el centro, en el ayuntamiento y otros lugares importantes. Fuera de esos lugares, la ciudad está en silencio, y las personas que no están protestando se han encerrado en casa».

Miles de personas se manifiestan en las calles de AlmatyAFP

«Mucha gente está preocupada por los saqueadores, así que muchos supermercados, tiendas y comercios están cerrados. Las calles dan miedo. Hay mucha niebla y humo por las bombas de humo y el gas lacrimógeno que los policías lanzan a los manifestantes. Casi no hay coches, muchas calles están cerca de las manifestaciones así que las han vallado», señaló.

Este testigo confirmó que los canales de televisión del país están intervenidos, «así que no nos estamos enterando de lo que realmente pasa, si hay heridos o muertos. En las ciudades de Almaty y Nur-Sultán han bloqueado las redes sociales como Instagram y WhatsApp para censurar la información del país, y lo que pueda ver la comunidad internacional».

Por ello, «estamos recurriendo a redes privadas virtuales, Twitter y otras redes no afiliadas al gobierno para adquirir información, además de lo que oímos de nuestras familias y otros manifestantes. Así que mucha de la información que tenemos desde las 12 de la mañana de hoy son rumores o hechos vagamente confirmados. Es virtualmente imposible juzgar cómo de seria es la situación a través de esta información y estos vídeos aislados».

«Hay rumores de que la policía ha empezado a pegar tiros a los manifestantes, balas de goma o de verdad. Sin información, no tenemos ni idea de qué es verdad y qué no lo es».

Sobre los motivos de la protesta señaló que «en estos 30 años desde la independencia de Kazajistán, todo dialogo y manifestaciones pacíficas han sido reprimidas por el gobierno. El público siempre ha tenido ganas de protestar, pero después tragedias del pasado, como la masacre en Zhanaozen en 2011, cuando varias protestas obreras fueron brutalmente reprimidas, la gente nunca lo ha querido hacer con la magnitud de ahora. Pero el consenso general es que estaban cansados de vivir sólo para sobrevivir, y por tener que sufrir bajo este régimen de control».

Antidisturbios se dirigen hacia las manifestaciones en AlmatyAFP

La chispa que prendió la llama fue la subida de los precios del gas al inicio de 2022: «Se podía ver que la gente estaba harta. Así que el día 2 todas las ciudades empezaron lentamente a unirse a las protestas hasta que todo explotó la tarde del 4, cuando las dos mayores ciudades, Almaty y Nur-Sultán, se unieron a las manifestaciones».

«Temo que muchas personas estén resultando heridas, y no nos lo cuenten. Tengo un mal presentimiento sobre cómo el gobierno gestionará este estado de emergencia. Lo que me asusta es lo que el gobierno y sus fuerzas militares están dispuestas a hacer cualquier cosa para evitar que se les escape el control de la situación y para mantener en silencio a la gente», lamentó.

«¡Fuera el viejo!»

Un periodista de Kazajistán con el que ha hablado El Debate destacó que la población está asustada y sorprendida por la forma en que sucedió todo: «Muy rápidamente, y de forma violenta».

Explicó que la manifestación «comenzó como una protesta pacífica. De hecho, un día los que estaban protestando por las calles comenzaron a aclamar que «nosotros no atacamos a los policías porque ellos también son ciudadanos como nosotros». En ese momento todo iba bien. Sin embargo, poco a poco, pero de forma muy veloz, se comenzó a producir violencia».

Recordó que «lo que pide la gente es que se baje el precio del gas. Esa exigencia ya se ha cumplido, ya se bajó el gas, y el gobierno ha dimitido, pero las cosas no han terminado».

Aseguró que los manifestantes ya no reclaman únicamente la bajada de precios, quieren un cambio de sistema: «La gente comenzó a exclamar «¡fuera el viejo, fuera el viejo!». El «viejo» es nuestro viejo presidente, Nursultán Nazarbáyev, que dimitió hace unos años pero que todavía controla el gobierno. Ahora la situación es particularmente difícil en Almaty, en el sur del Kazajistán, porque allí se están produciendo explosiones y la policía está lanzando gas lacrimógeno a los manifestantes».

Por otro lado, destacó que la violencia no sólo se produce por el lado de los policías, sino en ambos bandos: «A pesar de lo que se ve en los medios de comunicación, la policía y el ejército han sufrido más daño que los manifestantes, pero no se entiende porque lo que se ve en los videos es lo contrario, pero están desarmando a los policías e incendiando los coches».

Clave rusa

Las inesperadas protestas en Kazajistán suponen un nuevo frente para Rusia en sus esfuerzos por mantener bajo su órbita a las antiguas repúblicas soviéticas. Desde la caída de la Unión Soviética, Rusia ha perdido de forma paulatina el control de su área de influencia.

A la desmembración de Yugoslavia, la caída de los regímenes prorrusos de Armenia, Georgia y Ucrania, pareció que se iba a sumar la pérdida de su aliado bielorruso en las protestas contra el presidente Lukashenko por el fraude en las elecciones de agosto de 2020.

Ahora, sigue con atención las protestas en Kazajistán, cuyo gobierno es aliado de Rusia y está alineado con los intereses de Vladimir Putin. La intervención rusa en Georgia en 2008, en Ucrania en 2014 o en Bielorrusia para afianzar a Lukashenko en el poder en 2020 son parte de esa lucha rusa por mantener su presencia en los territorios de la antigua Unión Soviética.

El ministro de Exteriores de Rusia pidió una solución «en el marco del campo legal y constitucional», señaló EFE. «Abogamos por una solución pacífica de todos los problemas en el marco del campo constitucional y el diálogo y no por medio de disturbios callejeros o violaciones de la ley». «Confiamos en una pronta normalización de la situación en el país, unido a Rusia con relaciones de asociación estratégica y relaciones de hermandad», concluyó.