Bolivia
«Sé que hay orden de matar a mi madre», denuncia la hija de Jeannine Áñez
Carolina Ribera, hija de la ex presidenta de Bolivia, relata en exclusiva para El Debate las duras condiciones de detención de su madre, privada de libertad desde hace más de 300 días
Odontóloga de profesión y estudiante de Derecho, Carolina Ribera, de 31 años, lidera la campaña para lograr la liberación de su madre, Jeannine Áñez, que rigió los destinos de Bolivia entre noviembre de 2019 y noviembre de 2020, cuando entregó el poder a Luis Arce, heredero de Evo Morales, vencedor de los comicios y muy rencoroso: en marzo de 2021 ordenó su detención a través de la Fiscalía.
Se la acusa de «sedición, terrorismo y conspiración». Es la forma en que las autoridades califican la forma, perfectamente legítima, en que sucedió a Morales. Las últimas noticias sobre su estado no son nada alentadoras. Según Ribera, «tiene que estar controlada por el deterioro de su salud, tiene muchas lagunas mentales. Lo único que la tranquiliza es vernos a nosotros, sus dos hijos, y tomar sus píldoras por prescripción de médicos particulares. Está muy triste ante el infierno judicial y político del cual es víctima, con la mirada perdida de tanta tristeza, muy demacrada, también ha perdido mucho peso y masa muscular».
A lo que se suma otro deterioro: el del trato que le dispensan las autoridades carcelarias. «Durante meses», prosigue Ribera, «mi madre tuvo una relación respetuosa con el personal policial, a partir del cambio de directora del centro penitenciario femenino de alta seguridad de Miraflores, las internas y algunas policías cambiaron su trato. Desafortunadamente, hay la instrucción de hostigamiento, amedrentamiento y agresión. Las autoridades de Régimen Penitenciario deben estar satisfechas. Sé que hay la orden de matarla y día a día van avanzando».
Llegó a empujarla para que se golpeara contra un mueble, sometiéndola a agresiones físicas
–El último incidente grave fue la agresión del 15 de diciembre. ¿Cómo fue?
–Fue porque querían obligarla a firmar un documento y ella se negó, entró en su celda la teniente Durán en horas de la tarde pidiéndole su firma. Cuando mi madre se negó, ella se alteró gritándole y agrediéndola verbalmente, le dijo que ella era una rea rematada y que tenía que obedecer; pateó los objetos alrededor de mi madre y su cama, después llegó a empujarla para que se golpeara contra un mueble, sometiéndola a agresiones físicas que por su delicado estado de salud se encuentra muy débil.
–Parece que no fue suficiente…
–Ya en horas de la noche entró a su celda la directora del centro penitenciario, la coronel Barrenechea, agrediéndola verbalmente y amenazándola, diciéndole que si su hija no se retractaba de las denuncias que hace iban a tomar represalias contra ella; y que como autoridad, tenía toda la potestad de hacerlo. Este calvario que vive mi madre es el tipo de tortura que en el mundo de los derechos humanos se denuncia y se conoce como tortura blanca.
Tortura blanca contra Jeannine Áñez
«Todo esto es lo que está pasando con mi madre», indica la joven. Por eso, «denuncio humillaciones verbales contra mi madre en la cárcel; denuncio insultos sistemáticos; denuncio insultos y amenazas contra mi familia; denuncio ruidos que le hacen para impedir el sueño; denuncio chantaje y amenazas sobre un posible empeoramiento de sus condiciones de detención; denuncio traslados abusivos e injustificados o golpes brutales contra objetos que puede estar cercanos a mi madre; denuncio agresiones, torturas del régimen contra mi madre, que es una prisionera política».
–¿La puede ver con cierta frecuencia?
–Ante el riesgo permanente de deterioro de la salud de mi madre, con enfermedad de base agravada por la indefensión, la injusticia, el daño psicológico permanente al que es sometida con mentiras, acusaciones falsas, denostaciones y violencia verbal, y luego de que acudimos a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos a denunciar el peligro que corre su vida, puedo verla en alternancia con mi hermano, con muchas restricciones y obstáculos. Pero primero queremos verla con salud y libre para defenderse con una verdadera justicia.
–¿Qué opina de los diez años de cárcel que pide la Fiscalía contra su madre por, supuestamente, autoproclamarse presidenta?
–Es otro abuso de poder y la clara señal de la intromisión política en la Fiscalía, que sigue el libreto del régimen de Evo Morales. No existe esa figura de autoproclamación, es un invento de los mismos que inventaron un golpe de Estado que no sucedió, inventaron que no hubo fraude en las elecciones de 2019. La Organización de Estados Americanos, en su condición de observadora, sí que afirmó que fueron fraudulentas. Todo forma parte de una retórica para justificar ese fraude, el engaño al pueblo boliviano, el desconocimiento del Referéndum de 2016 cuando el pueblo boliviano votó por no cambiar la Constitución para admitir otra reelección de Evo Morales.
Sufro en carne propia la realidad del sistema cuando veo el uso y el abuso del poder
–¿Hay riesgo de fuga, como señala la Fiscalía de Bolivia?
–Mi madre al concluir su gestión como presidenta Constitucional de Bolivia, y habiendo cumplido el mandato del pueblo boliviano y de la Asamblea Legislativa de convocar a elecciones transparentes en sustitución del fraude electoral cometido por el Gobierno de Evo Morales y el Movimiento Al Socialismo, dejó el cargo 24 horas antes de la asunción del nuevo presidente, Arce. Ella volvió a su casa a descansar, no salió de vacaciones ni huyó ni nada que se le parezca. En ningún momento pensó en irse de su país. Al contrario, decidió presentarse a elecciones subnacionales como candidata a gobernadora de su Departamento. Si hubiera tenido intención de irse, se habría ido en lugar de quedarse a seguir luchando por su pueblo.
–¿Confía en la Justicia de Bolivia?
–Comencé a estudiar Derecho como segunda profesión porque a través de la vida política de mi madre y recorriendo el país, me di cuenta de que la injusticia es un sufrimiento para los bolivianos. Hace 300 días que sufro en carne propia la realidad del sistema cuando veo el uso y el abuso del poder contra una mujer sola que simplemente cumplió con su deber ante las renuncias y los abandonos de los máximos cargos del Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo.
Entraron a mi casa y se la llevaron en horas de la madrugada con un operativo de miles de policías
–Por lo tanto...
–¿En qué Justicia puedo confiar cuando el sistema fue testigo del vacío de poder, invitaron a la inauguración del Año Judicial a mi madre en su calidad de Presidenta Constitucional interina de Bolivia y ahora la desconocen? ¿Cómo puedo confiar si este es el maltrato que recibe una ex presidenta, desconociendo la propia justicia la ley boliviana que establece el procedimiento para el enjuiciamiento de ex mandatarios? Un proceso contra una ex presidenta debe ser aprobado por dos tercios del Parlamento y lo han saltado para seguir cometiendo injusticias contra mi madre.
–¿Qué piensa hacer usted en los próximos meses?
–Todo lo que esté a mi alcance hasta ver libre a mi madre. Han pasado 300 días desde su secuestro y privación de libertad, sin que se le brinde ninguna garantía constitucional ni respeto a sus derechos al debido proceso, la presunción de inocencia, a la vida, la dignidad y la integridad.
–¿Secuestro?
–Digo «secuestro» porque mi madre nunca fue notificada ni citada a declarar por la Fiscalía por ninguno de los delitos que le imputan, entraron a mi casa y se la llevaron en horas de la madrugada con un operativo de miles de policías desde el lugar donde vivimos a otra ciudad para meterla presa y aislarla. Si en Bolivia nadie va a defender sus derechos, acudiré a las instituciones internacionales que tienen su razón de ser para proteger los derechos de las personas ante los abusos de los Estados o a toda instancia que tenga incidencia en la restauración de la Justicia en Bolivia. Por ella y por los 50 presos políticos del régimen masista.
–¿Vendrá usted a España?
–Sí, tengo programado ir a España. Por ahora he postergado el viaje, un poco debido a la covid.