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Daniel Ortega jura su quinto mandato respaldado por la izquierda autoritaria

Irán/Nicaragua

Irán y Nicaragua escenifican su alianza en Managua

Daniel Ortega y Mohsen Rezai suscriben un programa de cooperación

Se ha formado una pareja o, dicho de otro modo, se ha formalizado una unión de hecho, la de Irán y Nicaragua. Mohsen Rezai, viceministro para Asuntos Económicos hizo público el enlace entre la dictadura sandinista y el régimen de los ayatolas: «Los buenos amigos tienen que acompañarse en condiciones como ésta». Las «condiciones» a las que se refería, el hombre condenado en rebeldía por la justicia argentina, como autor intelectual del atentado a la mutual israelí AMIA en Buenos Aires, las explicó a renglón seguido: «Tenemos la disposición de colaborar y cooperar para que podamos vencer al imperialismo norteamericano.»

«Estamos juntos en este camino… Es nuestro deber como hermanos, nuestra obligación como hermanos, venir y cooperar juntos. Nosotros lo consideramos nuestra obligación con ustedes», afirmó Rezai, durante uno de los dos encuentros que mantuvo con Daniel Ortega.

La quinta investidura o entronización del ex guerrillero en Managua, escenificó las diferencias, afinidades y distancias dentro y fuera de un continente donde China, Rusia, Corea del Norte, Argentina, México, Cuba, Venezuela o Bolivia mantiene relaciones cordiales con un Gobierno que viola sistemáticamente los derechos humanos y coarta las libertades de la población.

La presencia de un peso pesado del régimen iraní como Mohsen Rezai, colocó en una posición incómoda a la Administración de Alberto y Cristina Fernández que no tuvo más remedio que presentar una protesta. Aún así, no se libró del aluvión de críticas a su embajador, Jorge Capitanich, por no abandonar el acto y exigir su detención.

La Organización de Estados Americanos (OEA) expresó su rechazo a la presencia en Managua del prófugo iraní, al que se le atribuye el mayor atentado terrorista de la historia de Argentina. El presidente Alberto Fernández, con Andrés Manuel López Obrador, Nicolás Maduro y Miguel Díaz-Canel, forman, en diferentes grados, el bloque regional con mayor afinidad al sandinista. 

En junio pasado, México y Argentina no apoyaron una resolución de la OEA, secundada por 26 países, donde se condenaba la dictadura sandinista y se exigía la liberación de los presos políticos y los candidatos presidenciales detenidos. Apenas unos días más tarde, ambos Gobiernos llamaron a consultas a sus embajadores en Managua, como gesto de protesta por la escalada de violencia de las fuerzas de Seguridad del Estado. Ironías de la historia, en octubre, hace menos de tres meses, los Gobiernos de México y de Argentina tampoco apoyaron, con su abstención, una resolución de la ONU que exigía la liberación de los presos políticos.

La delegación iraní fue una de las más numerosas en Managua donde se anuncio un programa de cooperación en materia energética, de inversiones y entre otros proyectos, de cooperación científica.

Nicaragua atraviesa uno de los momentos de mayor aislamiento desde la llegada de Daniel Ortega al poder. Estados Unidos y la Unión Europea aplicaron nuevas sanciones a la dictadura tras la parodia de elecciones del pasado 7 de noviembre, consideradas una farsa por la  mayoría de la comunidad internacional. El paquete de sanciones afecta a medio centenar de familiares, miembros del Gobierno y personas del círculo más estrecho del matrimonio Ortega Murillo

La subsecretario de Estado Adjunta para Asuntos del Hemisferio Occidental, Emily Mendrala, al día siguiente de la investidura, evitó pronunciarse sobre esta alianza renovada entre Irán y Nicaragua pero advirtió que la política de Estados Unidos, seguirá siendo la misma, inflexible ante los abusos y violaciones de los derechos humanos y presionará a Nicaragua, «con todas las herramientas diplomáticas y económicas que están a nuestro alcance.»