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El primer ministro británico Boris JohnsonGTRES

Operación «salvar al Big Dog»: Johnson planea despidos masivos en el número 10 para salvar el pellejo

El primer ministro británico culpa a su equipo de la creciente crisis reputacional

«No se arrepiente de lo que hizo, se arrepiente de haber sido pillado», denunció un diputado Laborista en la Cámara de los Comunes. Cuando la semana pasada Boris Johnson admitió haber asistido a la infame fiesta que violó las restricciones, el parlamento británico se llenó de ladridos exigiendo su dimisión.

 La situación no hizo más que empeorar con la revelación de dos fiestas más en el número 10 de Downing Street, una de ellas en vísperas del funeral del Duque de Edimburgo. A pesar de que sus valoraciones han caído tan bajo que el propio Partido Conservador quiere forzar su dimisión, el superviviente Johnson evade la responsabilidad culpando a, y organizando el despido de, sus empleados en el Número 10.

«¿Cómo habéis permitido que suceda todo esto?», reclamó el primer ministro a sus asesores, durante una reunión la semana pasada. «¿Cómo hemos podido llegar a esto? ¿Por qué no lo habéis arreglado

Ante la Cámara de los Comunes y la Reina de Inglaterra, Boris Johnson se disculpó por la irresponsable, hipócrita e ilegal cultura de fiestas del Gobierno británico. Sin embargo, también alegó haber creído que la fiesta del 20 de mayo de 2020, donde 30 personas se reunieron en el jardín del número 10 con vinos y música, era «un evento de trabajo». (El premier asistió junto a su mujer Carrie a dicho «evento de trabajo»).

Operación «Salvar al 'Big Dog'»

Un alto cargo de Westminster cuenta al periódico The Times que, cuando se apagan las cámaras, Johnson se exime de responsabilidades y culpa a su equipo de la crisis.

«Ha dejado claro que cree que lo han decepcionado. El enfoque de Boris es que él no tiene la culpa. Cree que la tienen todos las demás», explicó la fuente desde el anonimato.

El equipo de Johnson ya ha desarrollado un «plan de defensa» que bautizan como «Operación Salvar al Big Dog». Dicha estrategia incluye el anunció en los próximos días de una ley seca dentro en Downing Street, en un esfuerzo por paliar la cultura de fiestas y alcohol. También quiere «sacrificar a sus empleados para salvar su puesto», según cuenta un diputado vinculado con el número 10.

Martin Reynolds, secretario privado de Johnson y autor de la controvertida invitación a la fiesta, abandonará su puesto en la oficina del premier junto a su delegado Stuart Glassborow. También dimitirá Dan Rossenfield, jefe de personal, acusado de declarar que «no hubo fiestas» en el 10. Se espera que se despida también a una gran mayoría del equipo de comunicaciones, y a muchos de los empleados.

El precipicio, cada vez más cerca

Un oficial de Westminster confirma a The Times que ya son 35 los Conservadores que han formalizado votos de «no confianza» con el Comité de 1922. Se trata de un mecanismo dentro del partido que permite forzar la dimisión de un líder desprestigiado mediante 54 votos de «no confianza», es decir, el 15% del bloque conservador.

Una vez se concluya la investigación de la funcionaria Sue Gray, que determinará si hubo o no delito en la decena de fiestas en Downing Street durante la pandemia, es posible que los 19 diputados restantes decidan formalizar el fin de Boris Johnson