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La Unión Europea y EE.UU. imponen nuevas sanciones a Bielorrusia por la crisis migratoria

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Lukashenko convoca un referéndum para garantizar su impunidad

Pide una reforma constitucional con un límite, para sus sucesores, de dos legislaturas consecutivas

El presidente bielorruso toma nota de la historia. La expresión, más dura será la caída, suele terminar con los dictadores que dejan el poder, a un paso del banquillo y él no está dispuesto a hacer esa escala. Lukashenko decidió convocar un referéndum para reformar la Constitución y blindarse, de este modo, de inevitables denuncias por los atropellos y violaciones a los derechos humanos cometidos durante su régimen.

La consulta, ironías de la historia, propone, además de prohibir juzgar a los ex presidentes, limitar sus mandatos pero sólo se aplicará a sus sucesores. “¿Aprueba los cambios y añadidos a la Constitución de la República de Bielorrusia?, es la pregunta que deberán contestar los ciudadanos con derecho a voto.

Igor Karpenko, presidente de la Comisión Electoral Central, se ocupará del desarrollo de la convocatoria cuyo resultado difícilmente será otro diferente al deseado por el dictador. Por un lado, se recuperará el tope de dos mandatos consecutivos, de cinco años cada uno, que el propio Lukashenko anuló en 2004 pero sólo entrará en vigor el día que el hombre que se apoltronó en el poder, desde 1994, decida entregar el testigo a su sucesor. Hoy por hoy, informa la agencia Efe, únicamente la Asamblea Popular de Toda Bielorrusia, máximo órgano representativo, tiene atribuciones para destituir al jefe del Estado.

El gobierno eterno de Lukashenko está en el objetivo del Tribunal Internacional de Derechos Humanos por cometer de forma sistemática crímenes contra la humanidad. En Bielorrusia funcionan centros de detención y tortura donde el régimen recluye a opositores, periodistas y activista políticos críticos.

Las manifestaciones en contra del dictador, en teoría permitidas por la Constitución, se recrudecieron a partir de las elecciones fraudulentas de 2020. El régimen aplicó entonces mano dura y desplegó un violento dispositivo de represión. Miles de personas fueron detenidas. Según HumanRights Wacht, la cifra no bajaría de 8.712 sólo entre noviembre de 2020 y octubre de 2021. En simultáneo, la dictadura hizo una redada de periodistas críticos y detuvo, según la misma organización, a 25. La crisis no dejó impasible a Vladimir Putin que acordó con Lukashenko una reforma de la Carta Magna para frenar la ola de protestas.

El referéndum planteado despierta escasa confianza en la oposición y el colectivo de exiliados al sospechar que, en realidad, se trata de una estratagema para dejar las cosas como están. Dicho de otro modo, aparentar que cambia todo para que nada cambie y Luckashenko se perpetue en el poder.

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