Crisis en Ucrania
Dentro de la cabeza de Putin: ¿de dónde procede su obsesión con Ucrania?
El presidente ruso ha convertido la crisis en Ucrania en una cuestión de supervivencia para el Estado ruso
El presidente ruso, Vladimir Putin, tiene muy claro lo que es Rusia, lo que fue y lo que podría ser en el futuro, para bien y para mal. En ese mapa mental del mandatario ruso, Ucrania juega un papel central.
En Occidente no se entiende el porqué de la obsesión de Putin con su vecino. Pero esa obsesión tiene mucha lógica en su proyecto para devolver a Rusia a la posición de potencia mundial que perdió tras la caída de la Unión Soviética y la larga crisis de identidad de los años 90.
La verdadera preocupación de Vladimir Putin no es Ucrania, sino la misma Rusia, su existencia como Estado, y la mera existencia de Ucrania es una amenaza. Como señaló el coronel de Infantería y doctor en Ciencias Políticas, José Miguel Palacios, en un documento del Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE), titulado «Putin y la desintegración de Rusia», el presidente ruso tema la desintegración de la Federación una vez que abandone el poder.
Según Palacios, «el presidente ruso cree firmemente que en los años noventa su país estuvo a punto de desintegrarse y está convencido de que precisamente eso era lo que entonces deseaban los occidentales».
Para Putin, los países occidentales todavía tienen como objetivo desintegrar Rusia en Estados pequeños, manejables y que no sean un impedimento a la hegemonía de la OTAN. Según la tesis del coronel Palacios, Putin ve en la desintegración de la URSS un antecedente directo de lo que podría suceder en Rusia una vez que él ya no tenga el poder.
Ahí es donde entra la importancia de Ucrania. Para Vladimir Putin, Ucrania no es una ex república soviética más independizada en los 90. Ucrania es parte integral de Rusia, una parte que, según su razonamiento, Occidente robó a Rusia.
La unidad de rusos y ucranianos
El mismo Vladimir Putin explica este argumento en un artículo publicado el pasado mes de julio de 2021 titulado «La histórica unidad de rusos y ucranianos».
Rusos y ucranianos somos un solo pueblo
En el artículo, accesible desde el sitio web de la presidencia de Rusia, Putin repasa los vínculos históricos, culturales y lingüísticos que hacen de Rusia y Ucrania, según afirma, un solo pueblo. «Rusos y ucranianos somos un solo pueblo, un todo», afirma con claridad.
Putin se remonta al siglo IX para establecer las bases de la unidad entre rusos, ucranianos y bielorrusos en una gran nación rusa que, a lo largo del extenso artículo, orienta hacia una deseable unidad estatal: «Rusos, ucranianos y bielorrusos son descendientes del Antiguo Rus, el cual fue el Estado más grande de Europa».
En el artículo, Putin asegura que Ucrania se configuró históricamente en un contexto ruso. «El nombre Ucrania se usaba con frecuencia con el término en ruso antiguo «'okraina', periferia», es decir, periferia de Rusia.
Putin dibuja un único gran pueblo ruso formado por tres ramas: velikorusos, malorusos y bielorrusos. Este gran pueblo ruso habría sufrido los envites de potencias extranjeras para dividirlo en tres naciones eslavas separadas: rusos, ucranianos y bielorrusos.
«La idea de un pueblo ucraniano como nación separada de los rusos comenzó (en el siglo XVIII) a tomar forma y a crecer en la élite polaca». «No tiene bases históricas», insiste.
Sin embargo, para el presidente ruso la verdadera «amputación» del territorio histórico ruso para dar forma a una artificial Ucrania se produjo durante la revolución bolchevique.
Revolución rusa
En el contexto de la revolución rusa, «en noviembre de 1917 se declaró la creación de la República Popular Ucraniana como parte de Rusia». En ese acontecimiento, Ucrania quedó vinculada al nuevo Estado soviético.
Lejos de perjudicarla, en opinión de Putin, la Unión Soviética favoreció a Ucrania frente a Rusia. De hecho, para Putin, «la Ucrania moderna es por completo un producto de la era soviética. Somos conscientes, y lo recordamos, que se construyó con una parte significante de tierras de la Rusia histórica».
Para contrarrestar el nacionalismo ruso, Putin explica que en la década de 1920-1930 se impuso un proceso de 'ucranización' «que desarrolló y consolidó la cultura, lengua e identidad ucraniana». Dentro de ese proceso, «la 'ucranización' se impuso también a aquellos que no se consideraban ucranianos».
El objetivo de la URSS era «la formación a nivel estatal de tres pueblos eslavos separados, rusos, ucranianos y bielorrusos, en vez de la gran nación rusa formada por velikorusos, malorusos y bielorrusos», lamentó.
Pero el gran atropello soviético contra el pueblo ruso se produjo, según Putin, en 1954, cuando se entregó la región de Crimea a Ucrania, «en una grave violación de las normas legales vigentes en aquel momento».
«Los bolcheviques trataron al pueblo ruso como una inagotable fuente para sus experimentos sociales». Para Putin, los bolcheviques «robaron Rusia» al pueblo ruso, repartieron su territorio entre nuevas repúblicas que, al independizarse tras la caída de la Unión Soviética, deberían haber devuelto esos territorios a Rusia.
A pesar de ello, Putin afirma que «a lo largo de los difíciles años 90 y del nuevo milenio hemos apoyado de forma considerable a Ucrania», lo que permitió al Gobierno ucraniano ahorrarse decenas de miles de millones de dólares.
Economía común
«Ucrania y Rusia se desarrollaron como un único sistema de economía común durante décadas y siglos». Gracias a esa cooperación, «Ucrania logró desarrollar un gran potencial» con infraestructuras, transporte de gas, industrias punteras en construcción naval, aviación, aeroespacial y en centros de educación superior científica, de diseño e ingeniería.
Tras los sucesos de Kiev de 2014 en la revolución del Maidán, que derrocó al presidente ucraniano pro ruso, Viktor Yanukovich, Rusia trató de mantener los vínculos con Ucrania, «pero no hubo una actitud similar por la parte ucraniana».
Tras la revolución, «los círculos de poder de Ucrania decidieron justificar su independencia negando su pasado, excepto en cuestiones fronterizas. Comenzaron a mitificar y a reescribir la historia, a eliminar todo lo que nos une y a referirse al período en que Ucrania formó parte del Imperio Ruso y de la Unión Soviética como una ocupación».
«Mucho antes de 2014, Estados Unidos y los países de la Unión Europea presionaron de forma sistemática e insistente a Ucrania para que limitara la cooperación económica con Rusia», asegura. «Paso a paso, arrastraron a Ucrania a un peligroso juego geopolítico destinado a convertir a Ucrania en una barrera entre Europa y Rusia, en un trampolín contra Rusia».
La interpretación que hace Putin de los sucesos del Maidán de 2014 adquiere también una óptica propia: «El legítimo descontento público, causado por severos problemas socio-económicos, errores y acciones inconsistentes de las autoridades del momento, se explotó de forma cínica. Los países occidentales interfirieron en los asuntos internos de Ucrania y apoyaron el golpe. Grupos nacionalistas radicales les sirvieron de ariete. Sus eslóganes, su ideología y su flagrante agresividad rusófoba se convirtieron en los elementos característicos de la política estatal en Ucrania».
Todas las cosas que nos unían, y nos unen, hasta ahora, fueron atacadas. En primer lugar, el idioma ruso
«Todas las cosas que nos unían, y nos unen, hasta ahora, fueron atacadas. En primer lugar, el idioma ruso». «La ley educativa prácticamente eliminó el idioma ruso del proceso educativo», denuncia Putin en su artículo. «Lo más desagradable es que a los rusos en Ucrania se les obliga no solo a negar sus raíces, generaciones de antepasados, sino también a creer que Rusia es su enemigo».
Putin continúa: «El golpe de Estado y las acciones posteriores de las autoridades de Kiev provocaron un inevitable enfrentamiento y la guerra civil». «Rusia ha hecho todo lo posible para detener esta guerra fratricida».
A pesar de ello, los residentes del Donbás (Donetsk y Lugansk) «tuvieron que tomar las armas para defender sus hogares, su lengua y sus vidas».
Putin critica en el artículo que las autoridades ucranianas «no tienen intención de discutir seriamente ni el estatus del Donbás ni las garantías para sus habitantes. Prefieren explotar la imagen de víctimas de una agresión externa y vender su rusofobia».
Advierte que «para mucha gente en Ucrania, el proyecto anti ruso es, simplemente, inaceptable», y lamenta que «hoy, el verdadero patriota ucraniano es aquel que odia a Rusia».
Por el contrario, asegura que «nosotros respetamos la lengua y tradiciones ucranianas. Respetamos el deseo de los ucranianos de ver su país libre, seguro y próspero».
«Estoy convencido de que la verdadera soberanía de Ucrania sólo es posible en asociación con Rusia. Rusia nunca ha sido ni será anti ucraniana», concluye.