Perú
La Presidencia de Pedro Castillo en Perú se tambalea
La dimisión de la primera ministra, Mirtha Vásquez, desata la remodelación total del Gobierno
Pedro Castillo sigue su rumbo, sin prisa pero sin pausa, hacia la puerta de salida del Gobierno. El presidente de Perú, está obligado a acometer su tercera remodelación completa de Gabinete en seis meses, los que lleva en la Casa de Pizarro (sede del Ejecutivo), tras la abrupta renuncia de la primera ministra, Mirtha Vásquez.
Perú sigue envuelta en el caos instalado por un presidente débil que llegó al poder por carambolas del destino. Mirtha Vásquez, sus manos y sus ojos hasta hace un puñado de horas, tiró la toalla. La primera ministra se cansó de ser testigo de la inoperancia de su jefe y del incumplimiento de promesas que le llevaron al poder.
La lucha contra la corrupción parece quedarse en declaración de intenciones y la selección de cargos, se convirtió en un juego de intereses personales, intolerable para ella. Así lo reflejó en su renuncia: «Ante la imposibilidad de lograr consensos en beneficio del país, informo que hoy presenté mi carta de renuncia al presidente Pedro Castillo, la cual fue aceptada». Las razones las explica de forma clara y frontal: «Llegamos a un momento crítico. La crisis en el sector del ministerio del Interior no es un asunto cualquiera, ni coyuntural, es la expresión de un problema estructural de corrupción en diversas instancias del Estado.»
Los cuatro meses que Vásquez ha estado coordinando el Gabinete terminaron de forma abrupta después de que Castillo decidiera desprenderse de su ministro del Interior, Avelino Guillén y exigiera la dimisión del comandante general de la Policía, Javier Gallardo.
Castillo, en una pirueta en contra de las evidencias, anunció el cambio de la totalidad de sus ministros como una decisión propia fruto de la dinámica natural en la gestión de Gobierno. «El Gabinete está en constante evaluación. Por tal motivo, he decidido renovarlo y conformar un nuevo equipo», escribió en su cuenta de Twitter.
Vásquez, abogada y ambientalista de izquierda más moderada que Castillo, juró como primera ministra a principios de octubre, después de que el presidente destituyera a su antecesor, Guido Bellido, marxista leninista y defensor de la guerrilla terrorista Sendero Luminoso, Su presencia en el Gobierno generó tensiones y desconfianza dentro y fuera de Perú. Bellido mantiene un vínculo indisoluble con Vladimir Cerrón, fundador de Perú Libre, considerado un poder peligroso en las sombras y con posiciones aún más a la izquierda de la izquierda conocida.
Pedro Castillo tiene ahora la nada fácil misión de buscar a 19 personas para ocupar otras tantas carteras ministeriales. El presidente está sólo, desprestigiado y no parece tener cualidades suficientes para seducir a figuras importantes que puedan ayudarle a salir del pozo de una crisis que fabricó solo.