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El presidente de Italia, Sergio Mattarella, pronuncia su discurso en la Cámara de DiputadosAFP

Mattarella, el presidente tranquilo al que los italianos no dejan escapar

El presidente de la República italiana, Sergio Mattarella, juró su segundo mandato como jefe de Estado

Un meme que ha circulado por los perfiles italianos de Twitter describe bastante bien el estoicismo con que Segio Mattarella aceptó la reelección como presidente de la República de Italia, tras el fracaso de los grandes electores a la hora de elegir a su sucesor.

La imagen, burdamente manipulada, mostraba al presidente dando un discurso oficial desde el Palazzo del Quirinale, sede de la presidencia de la República, atado a su silla presidencial con una gruesa cuerda y gesto resignado. Y una palabra que le pone la guinda: «Aiuto!» (¡Ayuda!).

Sergio Mattarella juró como presidente de la República italiana este jueves 3 de febrero, en la Cámara de Diputados a pesar de que, por activa y por pasiva, había insistido en que no quería repetir, que a sus 80 años y tras 7 como Jefe de Estado, era el turno de dar el paso a su sucesor.

Mattarella, un político sin mayor ambición que servir al ciudadano con independencia del puesto que ocupe; un político conocido por su mansedumbre, que, como el protagonista de «La Grande Bellezza» de Sorrentino, parece «destinado a la sensibilidad» más que a la pelea política; un político que no tenía ninguna intención de apoltronarse en los mullidos sillones barrocos del Quirinale, lo único que quería era irse a su casa.

Pero no ha sido posible. Mattarella ha repetido la «excepción» de su predecesor, Giorgio Napolitano, y como él repetirá mandato, al menos por otros dos años. La decisión de los 1.009 electores, que la semana pasada participaron en las ocho votaciones en la Cámara de Diputados para elegir al presidente, evita un mal mayor: la repetición de elecciones.

El principal candidato a presidente, si sacamos de la ecuación la «imposible» candidatura de Silvio Berlusconi que tanto dio que hablar durante semanas, era el actual primer ministro, Mario Draghi.

A pesar de que su Gobierno genera gran consenso en la Cámara de Diputados, ese consenso se rompió a la hora de elegir al nuevo Jefe de Estado. El bloque de partidos de derechas, en posesión de una insuficiente mayoría, se negó a que Draghi abandonara sus responsabilidades en un momento delicado para Italia ante los envites del coronavirus y la crisis económica.

Querían poner a un candidato de los suyos. Si la izquierda se empeñaba en Mario Draghi y lograba situar al presidente del Consejo de Ministros como inquilino del Quirinale, la derecha forzaría nuevas elecciones. La solución: la fórmula del «Mattarella bis».

Sin embargo, los ciudadanos italianos, indiferentes a todo el proceso, no parecen muy disgustados con la solución. De hecho, Mattarella sospechaba que algo así iba a ocurrir y cuando el 8 de diciembre de 2021, durante un concierto en la Scala de Milán, el público lo ovacionó durante seis minutos al grito de «¡bis, bis!», ya no descartó una posible repetición. «Decide el parlamento», afirmó ante los medios de comunicación.

Un católico progresista

Sergio Mattarella se ha definido como católico progresista y, lo cierto, es que desde sus inicios en la política siempre ha estado muy vinculado con los movimientos sociales cristianos. Ese perfil le ha permitido tener una gran cercanía, incluso amistad, con el Papa Francisco. Con Mattarella en la presidencia de Italia, la colina del Quiriniale mostró una marcada sintonía con la colina del Vaticano.

Sin embargo, su sensibilidad social también le valió en 2015 el apelativo de «cattocomunista» por parte del líder de la Lega, Matteo Salvini, poco amigo de Mattarella.

En sus siete años en el «Colle» (la Colina), nombre con que los romanos se refieren al Palazzo del Quirinale, Mattarella ha asistido a la formación de cinco gobiernos diferentes. Su autoridad y prestigio actuó como muro de contención ante el auge de los populismos de la Lega y del Movimento 5 Stelle y encauzó la eterna inestabilidad política en la que Italia vive instalada.

Además, por su firmeza y serenidad, muchos ciudadanos vieron en Mattarella un faro de esperanza durante los meses más oscuros de la pandemia de coronavirus.

En esos meses en que Italia vivió desnortada, como tantos otros países, paralizada por el miedo al virus, aturdida ante el goteo de muertos por la covid-19, Sergio Mattarella se alzó como un «pater familias» de la nación y de los sectores más expuestos a la pandemia.

Fue precisamente en la gestión de la pandemia donde Mattarella sacó su perfil más presidencial. Sin ocultar la dureza de las medidas que se iban a adoptar para hacer frente al virus, trató en todo momento a los ciudadanos como adultos y les llamó a asumir su responsabilidad para doblegar a la pandemia.

Se mostró, sin embargo, muy duro con los antivacunas y no dudó en vacunarse entre los primeros para dar ejemplo al resto del país.

Esos meses le granjearon la simpatía de casi toda la población italiana, hasta el punto de que el mismo Salvini que le llamaba «cattocomunista» le dedicó en Twitter un sentido «grazie al presidente Mattarella, di tutto e per tutto» (gracias al presidente Mattarella, por todo).

Durante su mandato vio una inédita coalición de partidos de derecha e izquierda para aupar al malogrado Giuseppe Conte a la presidencia del Consejo de ministros.

También durante su mandato vivió la caída del líder del Movimento 5 Stelle y un nuevo consenso de casi todo el arco parlamentario para nombrar a Mario Draghi presidente del Consejo de ministros en un momento especialmente delicado para Italia.

El éxito de Draghi al encauzar la crisis sanitaria del coronavirus y la recuperación económica es también el éxito de Sergio Mattarella.

Presidente de la República

Nacido en Palermo, Sicilia, el 23 de julio de 1941 y padre de tres hijos, Sergio Mattarella desarrolló su profesión en el ámbito del Derecho. Licenciado en Leyes por la Universidad de La Sapienza de Roma, fue profesor en la Universidad de Palermo hasta que entró en política como miembro de la Cámara de Diputados en 1983.

Su trayectoria política ha estado vinculada desde sus inicios a la Democracia Cristiana, donde encontró su espacio para desarrollar su línea ideológica social-católico, que le valió no pocas críticas e incomprensiones.

Se mantuvo como diputado demócrata-cristiano por la circunscripción de Sicilia hasta el año 2008. En la Cámara de Diputados perteneció a varias Comisiones, desde aquellas dedicadas a las reformas institucionales, a las dedicadas a la investigación sobre terrorismo, masacres y la mafia.

En la legislatura de 1987-1989 ocupó el Ministerio para las Relaciones con el Parlamento. En la legislatura 1989-1990 fue Ministro de Educación. Entre 1998 y 2001 fue vicepresidente del Consejo de Ministros y Ministro de Defensa.

En el año 2008 se retiró de la política, en 2011 fue nombrado por el Parlamento Juez del Tribunal Constitucional hasta el 31 de enero de 2015, en que fue elegido décimo segundo presidente de la República italiana.