Trump atascó las tuberías de la Casa Blanca con documentos confidenciales que tiró al inodoro

El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, podría haber comprometido la seguridad nacional al deshacerse de documentos oficiales tirándolos por el inodoro y al llevarse de forma irregular 15 cajas de archivos de la Casa Blanca a su residencia de Palm Beach al finalizar su mandato.

Según informa The Washington Post, entre los documentos que el expresidente ha tenido que devolver hay varios archivos clasificados como «alto secreto» y debidamente identificados con su correspondiente sello.

Este tipo de archivos únicamente pueden consultarlos unas pocas personas autorizadas. El presidente Donald Trump, al llevarse esos documentos a su propiedad de Mar-a-Lago, los habría expuesto a toda clase de miradas indiscretas.

El sello que identifica a los documentos como «alto secreto» lo detectaron los funcionarios de los Archivos Nacionales, encargados de custodiar y conservar la documentación y archivos generados por cada Administración al finalizar el mandato, para que la Administración sucesora pueda tener acceso a ellos.

Al llevárselos a su residencia privada, Donald Trump incumplió la Ley de Registros Presidenciales.

Tras descubrir los sellos, los funcionarios informaron al Departamento de Justicia, desde donde se trasladó el asunto al FBI para que investigara el asunto.

La periodista del New York Times, Maggie Haberman, ha aportado un dato más en su libro «Confidence Man» sobre la extraña forma en que el presidente Trump gestionaba los documentos confidenciales.

Según la periodista, funcionarios de la Casa Blanca tenían que desatascar con frecuencia las tuberías de la residencia presidencial, atascadas con restos de documentos que el presidente tiraba al inodoro.

Según se supo recientemente, entre los documentos que Donald Trump ha tenido que devolver a los Archivos Nacionales está la correspondencia que intercambió con el líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, que el propio Trump denominó «cartas de amor».

También ha tenido que devolver la carta que su predecesor, Barack Obama, le dejó sobre la mesa del Despacho Oval al dejar la Casa Blanca.