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La candidata de Los Republicanos, Valerie PecresseAFP

Francia

Los líderes de la derecha francesa abandonan a Valérie Pécresse

A la candidata de centroderecha le quedan menos de sesenta días para enderezar el rumbo y demostrar que es una alternativa sólida a Emmanuel Macron. De momento, está perdiendo importantes apoyos

Un influyente exministro y la alcaldesa de un municipio de tamaño medio, pero estratégico. Ambos miembros de Los Republicanos (Lr), la principal formación del centroderecha francés. Ambos han decidido apoyar al presidente saliente Emmanuel Macron de cara a los comicios presidenciales de abril. Lo que significa que no harán campaña por Valérie Pécresse, la candidata oficial de su partido.

El primero en anunciar sus intenciones fue Éric Woerth, diputado desde hace 20 años, ex ministro de Presupuestos y de Trabajo durante el mandato presidencial de Nicolas Sarkozy, y actual presidente de la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional. El 9 de febrero eligió las páginas de Le Parisien para dar el navajazo. Al día siguiente hizo lo propio Natacha Bouchart, alcaldesa de Calais, 72.000 habitantes, que alberga al primer campamento de migrantes de Europa occidental. De ahí su importancia política y emocional.

Tanto Woerth como Bouchart aseguran no tener nada contra Pécresse en el plano personal, pero dudan de su capacidad para imponerse en la primera vuelta a los candidatos de la derecha pura y dura -Marine Le Pen y Éric Zemmour- como para congregar a una mayoría de votantes en la segunda. De momento, la tendencia demoscópica les da la razón: la campaña de Pécresse no termina de despegar y nada garantiza no ya que estará en la segunda vuelta, sino que igualará el resultado cosechado en 2017 por un François Fillon lastrado por los escándalos.

El caso se agrava para la candidata de Lr si se tiene en cuenta que ni Woerth, ni Bouchart son casos aislados: el goteo de pesos pesados del partido hacia el bando de Macron de cara a 2022 comenzó hace ya tiempo. El primero en dar el paso fue el alcalde de Niza e histórico «sarkozysta», Christian Estrosi, al que siguió Hubert Falco, regidor de Tolón, 180.000 habitantes y principal base naval de Francia.

Se da por hecho que Jean-Claude Gaudin, primer edil de Marsella durante 26 años y antiguo portavoz parlamentario, haga lo propio en las próximas semanas. Estrosi y Falco fueron ministros bajo Sarkozy; Gaudin, en los ya lejanos tiempos de Jacques Chirac. Hace unas semanas, el alcalde de Saint-Étienne, Gael Perdriau, sin apoyar abiertamente a Macron, se apartó del comité de campaña de Pécresse.

El presidente de Lr, Christian Jacob, le cesó inmediatamente de sus cargos orgánicos en el partido y acaba de indicar la puerta de salida a Woerth, que la ha traspasado sin pena alguna. Esta reacción estrictamente disciplinaria puede resultar comprensible, pero no oculta la grave crisis de orientación -intelectual, estratégica y casi existencial- que sufre el centroderecha desde que la derrota de Sarkozy en 2012. Valga como botón de muestra los 8.4% cosechados por Lr en las europeas de 2019, la última consulta a nivel nacional antes de las presidenciales y legislativas de este año.

Sarkozy, por su parte, practica una maquiavélica ambigüedad: el viernes recibió a Pécresse en su despacho parisino de la rue de Miromesnil, irónicamente situado a menos de 300 metros del Elíseo. El encuentro entre ambos, el segundo desde que Pécresse fuera designada candidata, fue calificado por sus respectivos equipos como «franco y amistoso». Sin embargo, quien fuera presidente entre 2007 y 2012, sigue sin apoyar oficialmente a la candidata.

El motivo más poderoso es que quiere conservar, pese a tener un calendario judicial cargado, su estatus de referente moral del centroderecha. Si gana Pécresse, pasará a ser una reliquia de su familia política; si pierde de forma humillante, su nombre estará asociado a la derrota. De momento, el beneficiario del caos es Macron: mantener dividida a la derecha es un requisito para su reelección. Y hoy domingo, Pécresse se la juega en su primer gran mitin, que tendrá por escenario el «Zénith» parisino.