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Vladimir PutinAFP

Los rusos se empachan con la guerra y empiezan a hartarse del militarismo de Putin

No todos los ciudadanos rusos perciben la supuesta amenaza de occidente hacia la integridad territorial rusa y muchos se oponen a los planes de invasión a Ucrania

La amenaza de una guerra total pende como una espada de Damocles sobre Ucrania desde hace demasiado tiempo. La tensión ya no solo ha puesto en una situación límite a los ucranianos, también la sociedad rusa empieza a ver con temor la posible guerra con Ucrania y, tal vez, con la OTAN.

La percepción no es la de un paseo militar como en la guerra del Donbás en 2014 o en Georgia en 2008, cuando las bombas caían lejos de las fronteras rusas. Ahora, amplios sectores de la sociedad rusa se oponen a la estrategia de tensión emprendida por Putin.

No son pocos los analistas que señalan que la concentración de más de 130.000 soldados podría responder a un intento de Putin de desviar la atención de las consecuencias económicas de las sanciones impuestas tras la anexión de Crimea y de la desastrosa gestión de la pandemia de coronavirus.

Si esa interpretación fuera cierta, supondría un fracaso de Putin. Es cierto que la estrategia del enemigo exterior aparentemente le ha granjeado al presidente ruso un aumento de popularidad.

Muchos rusos ven con satisfacción cómo su país vuelve a ser una potencia temida y respetada. Sin embargo, el martilleo de propaganda militarista desde hace meses ha causado cansancio, y lo que antes generaba orgullo nacional, ahora es motivo de miedo. Son muchos los ciudadanos rusos que advierten que un fracaso en Ucrania podría ser desastrosa para el país y para sus vidas.

Según una información difundida por la agencia EFE, militares, políticos e intelectuales rusos responsabilizan a su gobierno de llevarlos a una guerra innecesaria. El antiguo responsable del Departamento de Cooperación Militar Internacional del Ministerio de Defensa ruso, el general Leonid Ivashov, afirmó que «no podemos permitir una gran guerra en el teatro de operaciones europeo. El coste en vidas de jóvenes soldados y población civil sería altísimo».

En una carta pública firmada como presidente de la Asamblea Rusa de Oficiales, el general Ivashov advirtió que Putin «no cumple con sus funciones. Según la Constitución, él diseña la política exterior y ésta no es efectiva. Los diplomáticos nos han llevado casi a un estado de guerra».

Además, comparó la situación con el contexto previo al estallido de la Segunda Guerra Mundial: «Existe el peligro de una provocación. Ya ocurrió con Hitler el 1 de septiembre de 1939. Hay que encontrar una solución».

Incluso, sugirió que Putin debería renunciar al cargo si es incapaz de rebajar la tensión: «Debe asumir su responsabilidad. En todo Ejército hay un principio. Si un comandante permite la degradación de su unidad, debe abandonar su puesto».

Asimismo, un grupo de cien activistas, políticos, periodistas y representantes de la cultura firmaron una declaración en la que se afirma que la situación prebélica con Ucrania «es culpa de los dirigentes rusos».

«Estamos en un momento crítico. La guerra sería funesta para el Estado ruso. Nos llevaría a un callejón sin salida en política exterior y a la desintegración del Estado», aseveraron los firmantes de la declaración.

Por otro lado, en una encuesta de opinión realizada por el instituto demoscópico Levada, y difundida por la agencia EFE, muestra que un 70% de los rusos teme una guerra, y es la principal preocupación de los ciudadanos.

Según la interpretación que hace el ex director de Levada, Lev Gudkov, la mayor parte de los ciudadanos rusos «no siente esa amenaza militar aliada. Es algo abstracto. Es más bien que, ideológicamente, muchos creen que Occidente quiere debilitar, humillar y robar los recursos de Rusia».

Gudkov respalda la teoría de que la invasión a Ucrania responde a una estrategia del Kremlin para ahogar el descontento de gran parte de la ciudadanía rusa por la profunda crisis económica que padece el país.

«Hay un gran descontento acumulado por la caída de los ingresos, el cierre de empresas y los dos últimos años con las restricciones por la pandemia. Para el Kremlin es muy importante aplastar cualquier manifestación de descontento opositor». «Existe un hartazgo con Putin y con la retórica geopolítica de antagonismo con Occidente», aseguró.