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Jens Stoltenberg, secretario general de la OTANAFP

Stoltenberg advierte a Putin que «tendrá más OTAN» si quiere «menos»

Von der Leyen suscribe el mensaje del secretario general de la OTAN y ambos critican la injerencia, por primera vez en la historia, de China en la Alianza

De nuevo otro mensaje para sacudir a Vladimir Putin. El secretario general de la OTAN Jens Stoltenberg le advirtió que Rusia «tendrá más OTAN» si lo que pretende es tener «menos OTAN» en sus fronteras. Dicho de otro modo o la lectura que se impone es: Ucrania y todos los países que bordean la Federación Rusa y quieran pasar a formar parte de la Alianza Atlántica encontrarán, siempre y cuando cumplan las condiciones, sus puertas abiertas.

Stoltenberg en un discurso en la Conferencia de Seguridad de Múnich (Alemania), le recordó a Vladimir Putin: «Nosotros, los aliados de la OTAN somos uno y haremos siempre lo que sea necesario para protegernos y defendernos mutuamente». El compromiso de la Alianza Atlántica, de cuidar a todos los socios es «indefectible», insistió. Dicho esto, destacó una novedad preocupante: «Por primera vez, Pekín se une a Moscú para pedir a la OTAN que deje de admitir nuevos miembros».

En paralelo a estas advertencias, la presidenta de la Comisión Europea Rusia, Ursula Von der Leyen aseguró que Rusia se ha propuesto «socavar» la arquitectura de la seguridad europea y pretende «reescribir las reglas del orden internacional». «No podemos permitirlo, estamos ante un intento flagrante de reescribir las reglas del orden internacional», reflexionó en su turno de intervención en Munich. Igual que Stoltenberg, la alemana denunció una alianza entre China y Rusia para imponer «la ley del más fuerte».

Rusia exige a la OTAN un compromiso firmado de que nunca, ni hoy ni mañana ni en el futuro más lejano, Ucrania formará parte de la Alianza. Esa condición es la principal, de entre otras, para Moscú antes de dar garantías convincentes a Occidente de que no invadirá su antiguo territorio y alejará, en términos absolutos y rápidamente, el despliegue militar que asegura tener en retirada del país vecino y de Crimea.

Moscú no quiere ver un soldado con un uniforme de un país miembro de la OTAN en los alrededores de la Federación Rusia y exige también a las fuerzas estadounidenses de Europa del Este, su repliegue. En este clima de enorme preocupación, el Kremlin recibe acusaciones, más o menos veladas, de estar detrás de la escalada de tensión en la región separatista del Donbás.

El conflicto entre los rebeldes prorrusos, fuertemente armados y las fuerzas gubernamentales ucranianas en el este del país, se extiende ya ocho años y se ha cobrado la vida de más de 14.000 personas. El éxodo forzado de la población se estima en 1,5 millones de ucranianos a los que habría que sumar la caravana de refugiados que partió hacia territorio ruso desde las autodenominadas repúblicas de Donetsk y Lugansk.