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Partidarios de Benjamin Netanyahu se manifestaron para exigir una investigación sobre el software espía PegasusJack Guez / AFP

Israel sufre el 'efecto bumerán' del programa de espionaje Pegasus

El programa no solo se usó en el extranjero, sino también por la policía en Israel, pese a que no tenía orden judicial

El Estado de Israel no sólo es un oasis democrático en oriente próximo, sino también la 'Meca' de la innovación tecnológica en la región. Pero como en todo, la tecnología es una herramienta al servicio de sus propietarios y dependerá de éstos su uso y alcances.

La tecnología desarrollada en Israel tiene aplicaciones civiles como en el tema agrícola o en la gestión del agua en medio del desierto, pero también tiene fines militares, al fin y al cabo el Estado israelí tienen muchos enemigos, por lo que la labor de inteligencia y la obtención de información es clave para su seguridad y defensa.

Para nadie es un secreto que el espionaje y últimamente el ciberespionaje es usado por todo los países que tienen capacidades de hacerlo, con fines de seguridad y defensa con respecto a otros países. Sin embargo, a mediados de 2021 se denunció el uso del programa de ciberespionaje israelí Pegasus para espiar a periodistas, políticos y empresarios por parte de diferentes gobiernos del mundo.

En ese entonces, un consorcio de medios internacionales reveló que los teléfonos de al menos 180 periodistas, 600 políticos, 85 activistas de derechos humanos y 65 jefes de empresas habían sido espiados gracias al programa Pegasus de la sociedad privada israelí NSO generando grandes controversias en varios países, pero ahora, como un efecto bumerán, también impacta a Israel, con sospechas de espionaje a personalidades locales.

Un «arma» tecnológica

El propio Ministerio de Defensa israelí considerada a este programa informático como un «arma», por tal razón la exportación del mismo requiere de la aprobación de la Agencia de Control de Exportaciones de Defensa (DECA, por sus siglas en inglés), que autoriza la venta a gobiernos extranjeros -no a empresas o particulares- de esta tecnología, que permite acceder a los datos de un teléfono inteligente e incluso controlar la cámara o el micrófono.

Desde las revelaciones de 2021, la empresa NSO repite que ha obtenido las licencias para exportar sus programas informáticos y que éstos, destinados a luchar contra el terrorismo y la delincuencia, pueden haber sido «desviados» de su uso previsto por algunos clientes.

El efecto «bumerán»

Desde mediados de enero de este año, la prensa israelí, en particular el diario económico Calcalist, reveló que el programa no solo se usó en el extranjero, sino también por la policía en Israel, pese a que no tenía orden judicial para controlar a distancia los teléfonos de los ciudadanos.

Mientras que las ventas de Pegasus «se multiplicaban en el extranjero, hubo una suerte de normalización de su uso por parte del gobierno israelí», dijo a la AFP Eitay Mack, un abogado que trata de regular el uso de Pegasus en Israel.

A inicios de febrero, Calcalist publicó los nombres de las personas cuyos teléfonos habrían sido infiltrados por el programa. Entre ellas figuran personas que están en el centro del juicio por corrupción del ex primer ministro Benjamin Netanyahu.

El ministro de Seguridad pública, Omer Bar-Lev, pidió crear una «comisión de investigación gubernamental» sobre el uso sin autorización judicial de herramientas de ciberespionaje.

Por su parte, el primer ministro, Naftali Bennett, prometió «una respuesta» de su gobierno y Netanyahu por su parte reclamó la creación de una «comisión de investigación independiente».

El diario Calcalist afirma que el programa Pegasus era usado de manera habitual para obtener informaciones y que fue utilizado sin autorización judicial contra Avner Netanyahu, uno de los hijos del ex primer ministro, consejeros de éste, así como periodistas y alcaldes.

El ministro de Finanzas, Avigdor Lieberman, defendió su solución personal publicando en las redes sociales una foto suya con un teléfono, pero sin conexión a internet.