Putin liquidó el Cuarteto de Normandía como paso previo a reconocer el Donbás
El Kremlin rechaza el foro impulsado por Emmanuel Macron y trata de afianzar su intromisión en Ucrania
No por ser un paso esperado ha sido menos sorprendente. El reconocimiento de la independencia del Donbás por parte de Rusia ha supuesto un punto de inflexión en la crisis ucraniana.
¿Se trata de una invasión encubierta? Podría ser. Al reconocer la independencia de las repúblicas de Donetsk y Lugansk y establecer con ellos una alianza militar, Vladimir Putin puede meter a sus tropas en ese pedazo de la Ucrania oriental y argumentar que no se trata de una invasión de Ucrania, pues, según su argumentación, esos territorios ya no serían ucranianos.
Desde hace días, las señales de que algo así podría ocurrir eran evidentes. Empezando por la autorización al Gobierno ruso por parte de la Duma, el Parlamento, para que reconozca la independencia del Donbás.
Pero otro movimiento del Kremlin encendió todas las alarmas: la desautorización del Cuarteto de Normandía como foro para buscar una salida a la crisis.
El Cuarteto de Normandía era la gran oportunidad del presidente francés, Emmanuel Macron, para obtener algo de notoriedad en el avispero ucraniano aprovechando que este semestre Francia también ostenta la presidencia de turno del Consejo de la Unión Europea.
En la crisis ucraniana los países europeos están prácticamente desaparecidos, como si de un fantasmagórico convidado de piedra se tratara, perdidos entre intereses particulares, contradicciones y miedo a las consecuencias que una guerra con Rusia pudiera tener para la maltrecha seguridad energética europea.
En ese contexto, el Cuarteto de Normandía se presentaba como la mejor opción diplomática de Europa. Lo cierto es que las credenciales de este foro formado por Francia, Alemania, Ucrania y Rusia son innegables.
En el año 2014 y 2015 el Cuarteto de Normandía fue capaz de dar a luz los Acuerdos de Minsk que permitieron poner fin a las hostilidades entre Rusia y Ucrania en el Donbás y que se erigen como solución a la actual crisis.
Es cierto que Ucrania rechazaba estos acuerdos, pues considera que ponen en entredicho su soberanía e integridad territorial, pero también era el único punto de encuentro entre Rusia y Estados Unidos: ambas partes reclamaban el cumplimiento de Minsk como base para una salida negociada.
Ahora, con el reconocimiento de la independencia del Donbás, el Cuarteto de Normandía está muerto. Y los Acuerdos de Minsk también.
Tras las declaraciones del viceministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguéi Vershinín, el pasado jueves en el Consejo de Seguridad de la ONU convocado por Rusia, estaba claro que el Cuarteto de Normandía pasaba a ser parte del pasado.
Rusia, que en un primer momento mostró un limitado entusiasmo por la idea de Macron de volver a este foro para tratar de reeditar el éxito diplomático de 2014 y 2015, ahora cree que la solución a la crisis ucraniana se debe alcanzar mediante una negociación bilateral con Estados Unidos, principal socio de la OTAN.
El Cuarteto de Normandía «no es el lugar para resolver el conflicto de Ucrania», afirmó Serguéi Vershinín ante el Consejo de Seguridad.
Independencia del Donbás
Con el reconocimiento de la independencia del Donbás, Rusia ha puesto el último clavo al ataúd del Cuarteto de Normandía.
Los líderes de las autoproclamadas repúblicas independientes del Donetsk y Lugansk, en la región del Donbás, pidieron al presidente de Rusia, Vladimir Putin, que reconociera sus independencias y que sitúe ambos territorios bajo la protección de Moscú.
El presidente ruso no descartó el posible reconocimiento y señaló que «vamos a decidir nuestros futuros pasos teniendo en cuenta la solicitud de los dirigentes de las repúblicas autoproclamadas de Donetsk y Lugansk para el reconocimiento de su soberanía y la petición de la Duma rusa sobre el mismo tema».
Horas después, el presidente ruso declaró que en breve se aprobaría un decreto para reconocer la independencia de las dos repúblicas del Donbás.
El movimiento podría ser un paso previo a su incorporación definitiva a la Federación Rusa y la constatación de que los Acuerdos de Minsk, como el Cuarteto de Normandía, están muertos.