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Un peatón camina por una calle de DonetskAFP

Análisis

Las repúblicas populares separatistas de Lugansk y Donetsk como paso previo a la invasión de Ucrania

La posibilidad de un conflicto armado en el este de Ucrania es prácticamente inevitable, lo que daría una escusa a Putin para que su Ejército entre en el país

A todos nos gustaría que esta escalada que estamos viviendo quedase en «mucho ruido y pocas nueces» y no en una «crónica de una guerra anunciada». Pero, tratándose de Vladimir Putin, era de esperar que un despliegue tan amplio con maniobras tan precisas no fuese solo una puesta en escena o una fanfarronada.

Se ha llegado a un punto muy crítico cuando Putin ha reconocido a las repúblicas populares separatistas de Lugansk y Donetsk en el este de Ucrania, desestimando los acuerdos de Minsk. Lo ha dicho en un discurso televisado al pueblo ruso tras una sesión especial del Consejo de Seguridad Nacional de Rusia y ha pedido a las dos cámaras del parlamento que respalden su decisión y ratifiquen el acuerdo de cooperación con las dos repúblicas, justificando que están sufriendo ataques desde Ucrania.

La situación en Donbás ha ocupado una pequeña parte de su discurso en el que retrata al estado ucraniano como un títere completamente controlado por Occidente, que persigue una política de «asimilación forzada» contra la población rusa.

¿Amenaza nuclear?

Putin ha afirmado también que Ucrania supone una amenaza nuclear con apoyo extranjero y que tiene los requisitos previos por su herencia de la URSS, pues parte del arsenal nuclear soviético estaba almacenado en suelo ucraniano. El país entregó estas armas a cambio de garantías de integridad territorial de Estados Unidos, Reino Unido y Rusia en el Memorándum de Budapest de 1994.

Ha dicho también que «usar Ucrania como instrumento de conflicto con Rusia es, por supuesto, una amenaza grave y muy grande para nosotros», pues, aunque Biden ha afirmado que no hay planes para que Ucrania entre en la OTAN, Putin lo entiende como un mero «aplazamiento».

Estas preocupantes últimas noticias parecen dar al traste con las esperanzas trazadas por las últimas gestiones del canciller Scholz (Alemania) y del presidente Macron (Francia) para lograr una conversación entre Biden y Putin.

En este Consejo de Seguridad ruso han estado todos los ministros importantes para cuestiones de estrategia y seguridad, como los jefes de los servicios secretos. En la reunión todos se han pronunciado favorables al reconocimiento de las «repúblicas populares».

El secretario de este Consejo, Nikolai Patrushev, dijo que solo las negociaciones con Estados Unidos tienen ya sentido para porque «Todos los demás (OTAN, la OSCE, la UE, etc.) harán lo que diga Estados Unidos. También el ministro de Defensa, Sergey Shoygu, dijo sobre una concentración de tropas ucranianas en Donbass, que Kiev busca la «provocación» o una «solución violenta».

Rusia podría instar a Kiev a evacuar a su población

El ministro del Interior, Vladimir Kolokoltsev, sugirió a Putin que estas repúblicas populares independientes no deberían estar en la línea de contacto actual algo que perfiló más el primer vicepresidente del Comité de Asuntos Internacionales de la Duma, Vyacheslav Nikonov, cuando dijo que, en esta variante de reconocimiento, Rusia podría instar a Kiev a evacuar su población de estos territorios y no definir las fronteras de las nuevas «repúblicas», considerando que van más allá de las mismas.

¿Qué puede ser lo siguiente? Pensemos que, una vez consolidado este reconocimiento, esta anexión estos territorios son ya Rusia misma y, en este punto, la posibilidad de un enfrentamiento armado en el este de Ucrania es prácticamente inevitable, lo que daría una escusa para la invasión que todos llevamos temiendo. Recordemos, salvando las distancias, que la Primera Guerra Mundial comenzó también por una cuestión de hegemonía rusa en el mundo eslavo, en este caso por Serbia. Pero, además, hay que temer siempre, cuando se inician conflictos de este tipo, de un amplio espectro geopolítico lo que llamo «el factor fatalidad»: En el verano de 1914, cuando Inglaterra aún dudaba sobre la situación en Europa central, un titular del Daily Mail del 30 de julio rezaba: «Europa entera en Armas», dos días después titulaba: «Europa a la deriva, hacia el desastre».

Los perores temores se centran ahora en el este de Ucrania, pero el «factor fatalidad» lo extiende al alto contingente de tropas rusas desplegadas en Bielorrusia. El «factor fatalidad» hace todo imprevisible y desafortunado. Ucrania no es miembro de la OTAN, pero sí de la Unión Europea, además, naciones como los países bálticos, Polonia o Rumanía están demasiado cerca y se podrían ver afectadas. Por último, el ejercito ruso tiene todo dispuesto y ensayado para una eficaz invasión de Ucrania. La tensión por el contrario de relajarse se intensifica.

Mientras detallo esta crónica de urgencia sobre las últimas horas, me vienen a la cabeza las palabras de la novelista americana Edith Wahrton, cuando escribía, a comienzos de agosto de 1914, desde París: «Todo me parece extraño, ominoso e irreal, como el resplandor amarillo que precede a una tormenta».