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Organización de las Naciones Unidas (ONU), Consejo de Seguridad

Análisis Jurídico

Rusia veta la condena a su ataque sobre Ucrania en el Consejo de Seguridad de la ONU

El país liderado por Vladimir Putin se ha negado a que el órgano de control del Derecho Internacional se pronunciase, en sentido negativo, sobre su papel en la ofensiva a Ucrania

Once contra cuatro pero de nada ha servido el último intento de la Organizacion de las Naciones Unidas ONU, el tercero en los últimos cinco días, de aprobar un proyecto de resolución para recordar a Rusia cómo su ofensiva sobre Ucrania ha violado todas sus obligaciones internacionales, como Estado firmante de cartas y tratados de la organización internacional. El borrador del texto, centrado en el histórico compromiso de Moscú con el artículo 2 de la Carta de Naciones Unidas, por el que los miembros del Consejo de Seguridad condenan la resolución de sus diferencias, de cualquier naturaleza, mediante el uso de la fuerza contra la integridad territorial y la independencia política de otro país, ha resultado un fiasco.

«Un país está invadiendo a otro, y Rusia es el agresor. No hay medias tintas. Tenemos la obligación de no mirar para otro lado. Rusia ha elegido causar un dolor inimaginable a la población de Ucrania y a sus propios ciudadanos», replicaba la embajadora de EE UU, Linda Thomas-Greenfield, inmediatamente apoyada por la representante británica, Barbara Woodward.

La intervención de Rusia quedaba fuera del pretendido derecho de autodefensa horas antes, una vez que de proteger Donetsk y Lugansk, el país de Vladimir Putin pasaba a bombardear la capital, Kiev.

Era entonces cuando, Rusia quebrantaba formalmente el Acta Final de Helsinki de la OSCE (1975) y el memorándum de Budapest sobre garantías de seguridad a Ucrania firmado en 1994, así como la resolución 2202 del Consejo, fechada en 2015, y destinada a implantar los acuerdos de Minsk, que sobre el papel estaban llamados a finiquitar la enquistada guerra del Donbás, en el este de Ucrania.

Sin embargo y pese a los intentos por llegar a la unanimidad en la condena de la «agresión» rusa a Ucrania, sin paliativos, el texto inicial era sucesivamente enmendado, a iniciativa rusa, para matizar su enfoque. Rusia se negaba a aceptar un pronunciamiento en el que se le instaba a retroceder en su ofensiva, retirar a sus efectivos de las posiciones ocupadas en Ucrania y renunciar al uso de la fuerza de forma «inmediata, total y sin condiciones». Además de autoanular su reconocimiento unilateral de las llamadas respúblicas populares de Donetsk y Lugansk, germen de un conflicto nacido en abril de 2014. Y, por último, admitir el diálogo y la mesa de negociación que reclamaba el actual secretario general de la ONU António Guterres.

Las repulsas más categóricas, la estadounidense y la británica, han sumado los apoyos de Francia e Irlanda y el de Brasil, una verdadera sorpresa, en las últimas horas. A ellos se unían Suecia, desde fuera, y con ella Alemania, Italia, Noruega, Polonia, España, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Estonia y Nueva Zelanda. Ahora, se trata de recopilar el apoyo de otros países que, aún no estando representados en el máximo exponente de control de la ONU resultan estratégicos para su misión: la Unión Europea y Australia, son los primeros de la lista.

El papel de China en el conflicto

China se ha mantenido en una postura de equidistancia desde comienzos de semana que no ha variado de lunes a viernes, pese a las presiones diplomáticas recibidas desde Occidente. Aunque al gigante asiático no le interesaba que Rusia lanzase grandes ofensivas contra Ucrania, porque los conflictos explícitos siempre crear incertidumbres estratégicas que Pekín quería evitar -por los que ya avanzó que no apoyaría abiertamente una invasión rusa del territorio vecino- tampoco se ha sentido cómodo con la respuesta de Washington a la ofensiva.

China cree que debe respetarse y salvaguardarse la soberanía y la integridad territorial de todas las naciones, con especial mención a Ucrania, pero discrepa de la efectivad de las sanciones aplicadas por los EE UU que considera tan ineficaces como inmorales. La realidad es que China se está preparando para reafirmarse geopolíticamente en el marco del escenario mundial, coincidiendo con el XX Congreso Nacional del Partido Comunista que se celebrará a finales de este mismo año.