Guerra Ucrania Rusia
Putin rompe la neutralidad en Europa
La invasión de Ucrania ha provocado que naciones tradicionalmente neutrales, como Suiza, Suecia y Finlandia, dejen de serlo
La brutal ofensiva de Rusia contra Ucrania, ha provocado que naciones tradicionalmente neutrales como Suiza hayan dejado de serlo. Hoy son especialmente duras las acciones militares rusas: bombas de racimo, bombas de vacío, tanques y un masivo despliegue de tropas convencionales acompañadas por tropas bielorrusas, sanguinarios paramilitares del grupo Wagner y 12.000 efectivos chechenos armados como una galera turca (una suerte de jenízaros, en este caso musulmanes).
Guerra Rusia - Ucrania
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Ignazio Cassis, presidente de la Confederación Helvética, anunciaba que se suman «de forma integral» a las sanciones económicas que ha adoptado la Unión Europea para bloquear los activos rusos en las cuentas bancarias en su territorio.
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Se trata de un gran cambio porque desde hace más de 200 años, cuando las grandes potencias se reunieron en el Congreso de Viena para reestructurar las fronteras nacionales europeas tras las guerras napoleónicas (un encuentro que abarcó reuniones diversas entre 1814 y 1815, y que se confirmó en el Tratado de París), los cantones suizos obtuvieron Ginebra y el Cantón del Valais y lograron que el resto de las naciones admitiesen su neutralidad.
Desde entonces la Confederación Helvética ha seguido una política de neutralidad perpetua que se ha sostenido a lo largo de los distintos acontecimientos acaecidos en Europa. Esta neutralidad propició que distintas organizaciones internacionales se estableciesen en Suiza, como la Cruz Roja fundada por Henri Dunant en 1859.
En el siglo XX, cuando estalló la Primera Guerra Mundial, la Confederación Helvética permaneció neutral justo en medio de los dos bandos beligerantes. Tras la paz de Versalles, Ginebra fue elegida para ser sede de la Sociedad de las Naciones y Suiza, miembro de esta organización, hizo reconocer en la Declaración de Londres (13 de febrero de 1920) su neutralidad y su no-participación en eventuales sanciones militares que decidiera la Sociedad de Naciones. Un ambiente, el de la Ginebra de entreguerras, magníficamente detallado en las novelas de Albert Cohen (Solal, Bella del Señor).
Suiza
Poco después, cuando se inició la Segunda Guerra Mundial, Suiza quedó en medio de las potencias del Eje, pues Alemania ocupó Francia e Italia quedaba a la otra parte de los Alpes. Esta posición le permitió acoger a numerosos refugiados. Pues bien, Suiza, tras más de 200 años, ha roto su neutralidad y su Gobierno ha anunciado este lunes la congelación tanto de los activos del presidente Vladimir Putin, como de su primer ministro, Mijaíl Michoustine; también afecta a su ministro de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, y de otros miembros del Kremlin.
Finlandia y Noruega
Otra ruptura histórica de neutralidad la ha protagonizado Finlandia decidida, además, a facilitar armamento a la causa ucraniana con una partida de 2.500 fusiles de asalto, 150.000 municiones, 1.500 lanzagranadas y 70.000 raciones de campaña. Finlandia se ha visto directamente amenazada por Rusia con quien tiene una frontera de más de 1.300 kilómetros.
Por otro lado, el gobierno noruego también rompió su tradición neutral, vigente desde 1959, cuando anunció un primer envío de armamento a Ucrania. Noruega envía a Kiev 2.000 lanzagranadas anticarro M72 «para defenderse contra la agresión militar de Rusia», ha manifestado su primer ministro, Jonas Gahr Store, en una nota de prensa.
Informábamos, en El Debate, cómo Suecia y Finlandia han estado aumentando sus fuerzas armadas desde que Rusia anexionó Crimea en 2014. La ministra sueca de Relaciones Exteriores, Ann Linde, compareció ante el Parlamento de Estocolmo y en su discurso declaró: «Nuestra situación de seguridad es grave».
La «retórica y las actividades militares de Moscú son cada vez más conflictivas» e inaceptables, amenazan el orden de seguridad europeo, marcando la línea de política exterior de Suecia. «Ucrania, como Suecia, tiene derecho a tomar sus propias decisiones de política de seguridad y no le corresponde a Rusia dictarlos a través de las amenazas y la violencia» –expresó Linde–. Los países escandinavos, como los bálticos temen que la escalada de la crisis de Ucrania se extienda al norte de Europa.
El cambio de dirección del Gobierno alemán, tras el discurso del Canciller Scholz, el pasado domingo, ha tranquilizado y animado a los países del norte, porque cuando Rusia hizo públicas sus demandas de garantías de seguridad, a mediados de diciembre, los gobiernos de Estocolmo y Helsinki se sintieron amenazados.
La exigencia rusa de impedir una ampliación de la OTAN afectaba directamente a la soberanía de Suecia y Finlandia y el transcurso de los acontecimientos, con la ofensiva brutal e indiscriminado contra Ucrania, resulta un peligro inminente para todo el norte.