15 días de la invasión rusa de Ucrania: balance de una guerra en el corazón de Europa
Ucrania ha sido bombardeada y sus principales ciudades asediadas, pero la voluntad de luchar por su libertad sostiene la resistencia de los ucranianos
La madrugada del pasado 24 de febrero los peores temores que ya recorrían toda Europa se hicieron realidad. Vladimir Putin anunciaba la decisión de invadir Ucrania, bajo la figura de una «operación militar especial» para proteger las regiones de Donetsk y Lugansk en el Este de Ucrania, que habían sido reconocidas por Moscú como independientes.
Cuando a mayorías de los europeos despertaron ese día, ya una buena parte de los más de 100 mil soldados rusos apostados en las proximidades de Ucrania se adentraban al interior del país vecino, violando flagrantemente el Derecho Internacional.
Invasión rusa a Ucrania
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Hoy se cumplen 15 días de esa fecha que ha cambiado drástica y rápidamente la geopolítica del conteniente europeo, la «arquitectura de defensa regional» y sobre todo la vida de una nación con más de 44 millones de personas que hoy se ven avocadas a luchar, morir o huir.
A continuación, presentamos los principales hitos de esta estremecedora guerra en el corazón de Europa que ha sido trasmitida al instante en un mundo dominado por las redes sociales.
«Necesitamos armas no una evacuación»
La clara ventaja en la proporción de fuerzas militares de Rusia con respecto a Ucrania, junto con el desconocimiento declarado por Putin del derecho de ese país a existir como Estado independiente y finalmente la clara determinación de «desnazificar» la exrepública soviética atemorizaron a muchos en Occidente, al punto que Estados Unidos y Francia ofrecieron a menos de 24 horas de iniciada la invasión, la evacuación del presidente Volodimir Zelenski.
El mandatario ucraniano, a pesar se ser consciente de que era el «objetivo número uno» de los invasores rusos, decidió mantenerse en Kiev y al frente de la defensa de su país, comprendiendo no sólo que Ucrania se juega un futuro en libertad, sino también de que defenderla puede costarle la vida.
Zelenski marcó el inicio de la guerra con la determinación de asumir el liderazgo y con la clara demanda de armas y no una evacuación.
El lento avance hacia Kiev
Al cabo de las primeras 48 horas de la invasión, no quedaba duda que el plan de Putin era controlar más allá de las regiones separatistas del Este de Ucrania. El avance de los soldados rusos y las columnas de blindados se ciernen con prioridad sobre Kiev.
Para el General en retiro del ejército español, Ricardo Martínez Isidoro, «el primer esfuerzo del Ejército ruso es llegar cuanto antes a Kiev porque ahí están los servicios principales, las comunicaciones y por supuesto el liderazgo del país» y considera que, con su ofensiva en la capital, los rusos apuestan a que «cayendo el liderazgo, caiga la resistencia».
Por los vínculos históricos y militares entre Rusia y Ucrania, el General Martínez afirma que «los ucranianos conocen muy bien a los rusos y los rusos conocen muy bien a los ucranianos» y agrega: «los ucranianos han dado una dura resistencia porque conocen perfectamente cómo trabajan los rusos y cuáles son sus vulnerabilidades».
El experimentado militar, también explicó que «esos 65 kilómetros de carros de combate [no avanzan] porque no pueden salirse de la carretera» y de salirse a cualquiera de los lados terminarían «absolutamente embarrados». El militar recordó que «ese barro ya le costó muy caro al Ejército alemán en su día cuando atacaba a Rusia».
La sombra de la tragedia de Chernóbil
Gracias a la cooperación necesaria del régimen de Alexander Lukashenko, que está facilitando el territorio bielorruso para invadir a Ucrania, los soldados rusos pudieron llegar rápidamente desde el norte a la zona de la exclusión de la antigua central nuclear de Chernóbil, donde sucedió un trágico accidente en 1986, cuando aún Ucrania era parte de la Unión Soviética.
Rápidamente, los rusos ocuparon y controlaron las instalaciones y retienen hasta la fecha al personal ucraniano que trabaja en la gestión de las instalaciones. Rusia asegura que sus soldados y los ucranianos trabajan conjuntamente para mantener las instalaciones bajo control y sin que represente un peligro.
Sin embargo, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) expresó su preocupación por la falta de rotación del personal de mantenimiento de la planta y confirmó que perdió contacto con los sistemas de monitoreo de Chernóbil que se encuentra bajo control ruso.
Los rusos, que también ya controlan la central nuclear de Zaporiyia compuesta por 6 reactores nucleares en el sur de Ucrania, alegan que los ucranianos planeas sabotear e incluso hacer explotar los reactores nucleares para culpar el ejército ruso. Los militares ucranianos niegan esta acusación y en cambio señalan a los invasores rusos de querer reeditar una tragedia como la ya vivida en Chernóbil, tras los bombardeos en la central de Zaporiyia.
Las sanciones de EE.UU. y Europa
A juicio del General Martínez, los rusos «han elegido el mejor momento internacional, con un Estados Unidos dividido y un liderazgo debilitado» tras la elecciones presidenciales de 2020 recordando que «eso es negativo para tomar decisiones». También señaló que el replanteamiento estratégico de la OTAN, que debía haberse hecho en 2020, se pospuso para 2022 debido a la pandemia, lo que constituye «otro momento complicado» que Putin tomó en cuenta. Sin embargo, el General Martínez reconoce que afortunadamente Europa ha respondido bien.
Precisamente, una postura unificada y sanciones económicas coordinadas entre Europa y Estados Unidos están haciendo tambalear a Rusia, un gigante militar, pero un enano económico o en palabras de Josep Borrell, alto representante de la política exterior europea «una gasolinera y un cuartel».
El Banco Central ruso ha impuesto un corralito bancario, tras el desplome del rublo, imponiendo prohibiciones de retiros de dinero en efectivo a los rusos. El cielo de la Unión Europea y Estados Unidos están cerrados para las aerolíneas rusas, las fortunas de los oligarcas de Rusia están siendo perseguidas y congeladas en el extranjero, el Gobierno de Biden ha embargado las importaciones de crudo y las grandes trasnacionales abandonan territorio ruso.
La invasión de Ucrania ha acarreado consecuencias sin precedentes para la economía rusa mientras Occidente guarda la esperanza en que la presión financiera externa e interna dobleguen a Putin y considere retirar sus tropas de Ucrania o cuanto menos limite la financiación de otras campañas militares expansionistas.
El envío de armas defensivas
La OTAN se ha mantenido en el filo de la navaja tratando de apoyar la defensa de Ucrania ante la invasión rusa, pero sin sus soldados ni medios. Se ha ajustado a su mandato constitutivo al evitar intervenir, pues ninguno de sus miembros ha sido atacado por Rusia, pero eso no ha impedido que sus integrantes proporcionen armas defensivas pedidas por Kiev.
Los estadounidenses, polacos y suecos fueron los primeros en asumir el riesgo de proporcionar armas a Ucrania, pero fue Alemania la que movió los cimientos de la política de defensa en Europa, al anunciar un histórico incremento de gasto militar y romper su política de defensa al aceptar enviar armas al ejercito ucraniano.
Para el General Martínez, sin embargo, la ayuda a Ucrania debe ser «por canales absolutamente secretos» porque lo que no se puede hacer es «anunciar que le vas a mandar 1.367 ametralladoras como ha hecho España, eso no se anuncia, eso se manda y punto». El experimentado militar agregó que la dotación de armas antitanque y antiaéreas «pueden hacer mucho daño» a los rusos y desde su punto de vista, esos medios defensivos están «funcionando bien».
2 millones de refugiados
A un ritmo medio de 167.000 desplazados diarios desde el inicio de la invasión rusa, la cifra total rebasó hace dos días los dos millones de refugiados, según lo constató la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR)
Polonia ha abierto sus puertas a 1.204.403 ucranianos, mientras que Hungría lo ha hecho con 191.348, de acuerdo a los datos de ACNUR. Ambos países se encontraban entre los más reticentes de Europa a aceptar refugiados, pero frente a la crisis en Ucrania han mantenido sus fronteras abiertas y organizado la recepción de los ucranianos que han escapado de la guerra.
Sin duda, la peor cara de la invasión rusa a Ucrania es la tragedia humana, no sólo por las víctimas civiles por el bombardeo sobre áreas residenciales o instalaciones civiles, sino por las miles de vidas que se están viendo afectadas por el desplazamiento forzoso y que necesitan ayuda de inmediato y eventualmente para solucionar su situación a mediano y largo plazo.