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Foto de familia de los líderes europeos en la cumbre de VersallesAFP

Cumbre de Versalles

La Unión Europea se marca como objetivo acabar con la dependencia energética de Rusia para 2027

La invasión de Ucrania ha puesto en evidencia el sistema energético europeo, que importa el 40 % del gas natural de Moscú, lo que ha impedido que se sume al veto que EE.UU. y Reino Unido han impuesto al petróleo y gas ruso

Los días 10 y 11 de marzo estaban marcados en el calendario europeo como una fecha para debatir sobre la recuperación económica del Viejo Continente, tras dos años de pandemia, así como para reforzar la figura de Emmanuel Macron como presidente del Consejo de la Unión Europea (UE). Pero la invasión rusa en Ucrania ha frustrado este encuentro entre los líderes de los países europeos y la guerra ha sido uno de los principales asuntos a tratar.

El lujoso palacio de Versalles, que da nombre a la cumbre, acoge durante dos días a los líderes europeos, que se han visto obligados a debatir sobre la solicitud de adhesión de Ucrania a la Unión Europea y la dependencia energética de Rusia. El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, pidió a la UE un «proceso especial» que lleve a una inclusión «inmediata» de su país, a su vez, otros países como Moldavia y Georgia también han pedido entrar en la Unión Europea.

A pesar de que los Estados miembro han actuado de manera conjunta ante la agresión rusa en Ucrania, la adhesión es un punto de desencuentro entre los países. Mientras que Polonia y Eslovenia insisten en la necesidad de que Kiev pase a formar parte de los Veintisiete, países como Francia o incluso España abogan por continuar con las medidas aplicadas hasta ahora como el envío de armas o las sanciones financieras impuestas a Rusia.

La dependencia energética y la escalada de precios que afecta a la electricidad y el gas también protagonizan la cumbre de Versalles. «Los europeos debemos encontrar mecanismos duraderos para reducir y luego eliminar nuestra dependencia del gas ruso», ha recalcado Macron a su llegada al encuentro. Por su parte, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha explicado que a corto plazo «tenemos que hacer frente a los altos precios de la energía y prepararnos para el próximo invierno», y que en este sentido estaban estudiando «opciones para limitar la subida de los precios de la electricidad».

En esta misma línea se pronunció el alto representante de Asuntos Exteriores de la UE, Josep Borrell, que pidió a los europeos que bajaran la calefacción para rebajar la dependencia «de quien ataca Ucrania». Se calcula que aproximadamente el 40 % del gas natural importado por la Unión Europea proviene de Rusia, lo que imposibilita, al menos por ahora, que los Estados miembro se sumen a Estados Unidos y Reino Unido al veto de las importaciones de gas natural y petróleo de Moscú.

A pesar de las debilidades de la institución comunitario, Macron se ha mostrado positivo: «Europa debe cambiar, cambió a costa de la pandemia y cambiará aún más rápido y con más fuerza bajo el impacto de la guerra». Ello pasa por diseñar alternativas al sistema energético actual. Von der Leyen ha puesto fecha al fin de la dependencia europea de Rusia: el año 2027. Para alcanzar este objetivo, la presidenta de la Comisión Europea, durante la primera jornada de la cumbre, ha expuesto una hoja de ruta para prescindir progresivamente del gas, petróleo y carbón rusos.

Entre las medidas que plantea la Comisión se baraja diversificar los proveedores y uso de fuentes de energía, de forma que para finales de 2022 se pueda prescindir de 100.000 millones de metros cúbicos de gas ruso (100 bcm), de los 155 bcm que importó en 2021. Asimismo, presentará en abril una propuesta legislativa que obligue a garantizar que el almacenamiento subterráneo de gas alcance un mínimo del 90 % de su capacidad para el 1 de octubre de cada año.

La guerra en Ucrania ha puesto en evidencia la necesidad de establecer una política conjunta en materia de defensa y seguridad. Los líderes europeos, se han comprometido, durante esta primera jornada de la cumbre, a «invertir más y mejor en capacidades de defensa y tecnologías innovadoras». Algunos Estados miembro de la UE, como Alemania, ante la amenaza de una guerra cerca de sus fronteras, ya había anunciado que aumentará el gasto en Defensa hasta un 2 % de su producto interior bruto.