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Una pantalla muestra la reunión virtual entre Vladimir Putin y Xi JinpingAFP

El oso y el dragón, la alianza china con Moscú

Pekín encabeza a los pocos gobiernos que aún mantienen buenas relaciones con las autoridades ucranianas y rusas y es el único con capacidad real de influencia sobre Moscú

China es el mejor socio de Rusia. Ambos países apoyan sus respectivas reivindicaciones en los foros internacionales, bien votando a favor, bien absteniéndose de condenar al otro. El presidente de China, Xi Jinping, hace algunos años, llamó a Putin su mejor amigo. Pekín encabeza a los pocos gobiernos que aún mantienen buenas relaciones con las autoridades ucranianas y rusas. Y es el único con capacidad real de influencia sobre Moscú.

Un eje fundamental de la política exterior de Pekín, que le ha abierto las puertas a la colaboración extractiva con África e Iberoamérica, es la no injerencia en los asuntos internos de otros países. Eso le lleva a hacer negocios con el Brasil de Bolsonaro o ser el principal socio comercial de África.

El ministro chino de Relaciones Exteriores, Wang Yi, subrayó en la Conferencia de Seguridad de Múnich: «La soberanía, la independencia y la integridad territorial de cualquier país deben ser respetadas y salvaguardadas…Ucrania no es la excepción». Y eso lo dice un miembro del Comité Central del Partido Comunista chino que practica la diplomacia del lobo guerrero, que se caracteriza por el uso de una retórica de confrontación como veremos más adelante al citar a especialistas chinos.

Durante una conferencia digital a tres bandas, el pasado ocho de marzo, el presidente chino Xi Jinping pidió «contención máxima» en Ucrania para «evitar que la tensa situación se agrave o incluso quede fuera de control». El líder chino se comprometió con su homólogo francés, Emmanuel Macron, y el canciller alemán, Olaf Scholz, a colaborar para encontrar una solución negociada a la crisis. Elogió los intentos de mediación de Francia y Alemania en Ucrania y anunció su colaboración activa con la UE y la comunidad internacional, pidiendo apoyo para las conversaciones de paz entre Rusia y Ucrania que tienen lugar en la frontera bielorrusa y que han superado ya tres rondas. Pekín busca una relación con europeos alejada de la Alianza Atlántica.

El presidente chino, Xi Jinping lega a la sesión de clausura de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo ChinoEFE

Xi también se manifestó preocupado por el efecto de las sanciones que Occidente ha impuesto a Rusia porque traen inestabilidad a las cadenas de suministro y de transporte, a las finanzas y a los suministros de energía: «perjudicarán a la economía global ya dañada por la pandemia, y eso no le conviene a nadie».

Socios estratégicos

China y Rusia son socios estratégicos, una relación que han venido estrechando a lo largo de la última década y que consideran «sin límites», tal y como suscribieron Xi y el presidente ruso, Vladímir Putin, en su reunión del 4 de febrero durante la inauguración de los Juegos Olímpicos de invierno.

Desde el comienzo de la invasión a Ucrania, el 24 de febrero, Pekín adopta una posición de no beligerancia, en apoyo a su vecino ruso. Pekín no condena la invasión y califica de ilegales las sanciones occidentales a Moscú. Aunque asegura que respeta la soberanía e integridad territorial de todos, considera a Estados Unidos y la OTAN responsables de la situación actual por despreciar las «preocupaciones legítimas de seguridad» de Putin.

Seguridad común

Xi, que en el comunicado conjunto que firmó con Putin ese 4 de febrero suscribió la oposición formal de China a futuras expansiones de la OTAN, indicó que «necesitamos defender activamente una visión de una seguridad común, exhaustiva, cooperativa y sostenible.

China apoya a Francia y Alemania en la promoción de un marco de seguridad europeo equilibrado, efectivo y sostenible para los intereses y la seguridad duradera de Europa, y que mantenga su autonomía estratégica». Pekín, agrega el comunicado, «verá con agrado un diálogo de iguales entre la Unión Europea, Rusia, Estados Unidos y la Alianza Atlántica».

En un extenso mensaje conjunto, acusaron a la OTAN de practicar la doctrina de la Guerra Fría, pidiendo que no se expanda más y se mostraron preocupados por el pacto de seguridad Aukus entre EE.UU., Reino Unido y Australia.

El ministro de Asuntos Exteriores chino, Wang Yi, apuntó la disposición de su país a jugar un papel como mediador si es necesario en el conflicto. Pero también subrayó que Pekín mantiene su respaldo incondicional a Moscú, al destacar que la relación entre los dos gobiernos es «sólida como una roca» y continuará así «por sombría que sea la situación».

Este acercamiento entre China y Rusia se consolidó en 2014 en el contexto de la anexión de Crimea. Pekín se abstuvo de condenarla en la votación del Consejo de Seguridad de la ONU, aunque tampoco ha reconocido oficialmente la incorporación de esa península al territorio ruso.

China y Estados Unidos

Estados Unidos ya no considera a China como una potencia emergente integrada en el sistema económico internacional, esperaba su progreso trajera una transición política, y hoy la considera como un competidor estratégico global. Así lo expresó en los enfoques de seguridad nacional aprobados en 2021 por el gobierno de Biden: «[China] es el único competidor potencialmente capaz de armonizar su poder económico, diplomático, militar y tecnológico para articular un desafío sostenido a un sistema internacional estable y abierto», señala el documento. Por ello, Washington ratifica su intención de «apoyar a los vecinos y socios comerciales de China a defender sus derechos», de respaldar a Taiwán y de «defender la democracia, los derechos humanos y la dignidad humana, incluso en Hong Kong, Xinjiang y el Tíbet».

China no necesariamente es muy partidaria de cualquier jugada militar arriesgada que Moscú pueda tomarChris Miller, de la Universidad de Tufts

En ese contexto, el hecho de que Estados Unidos hoy tenga que destinar sus esfuerzos y recursos a otra región del mundo favorece a China, de acuerdo con algunos analistas: «Es bueno para Pekín que Estados Unidos, Europa y Rusia se centren en una crisis lejos de las fronteras de China y no se centren en los problemas que tienen con respecto a China, lo que le da a Pekín más manos libres para lidiar con sus preocupaciones en su propia región», declaró el profesor Chris Miller, de la Universidad de Tufts, a BBC Mundo. Atemperó sus declaraciones diciendo: «Aunque [China] ha respaldado a Rusia diplomática y políticamente durante la crisis, eso no significa necesariamente que sea muy partidaria de cualquier jugada militar arriesgada que Moscú pueda tomar».

El profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Renmin en Pekín, Shi Yinhong, también señala que un conflicto prolongado en Europa reducirá la capacidad de Washington de enfocarse a la vez en una potencial confrontación en el Pacífico: «Estados Unidos está en una situación lamentable en este momento», indicó, advirtiendo que un conflicto en Ucrania refuerza la postura actual y la preparación militar de China frente a Taiwán.

Si Biden logra desactivar la crisis consintiendo algunas de las exigencias de Putin, Pekín terminará en una situación estratégica peor. «Mientras Putin coseche los beneficios de su diplomacia coercitiva y Biden evite un posible atolladero en Europa del Este, China se encontrará como el único foco de la estrategia de seguridad nacional de Estados Unidos», apuntó Minxin Pei, especialista en relaciones entre EE.UU. y China del Claremont McKenna College de California: «Los gobernantes de China saben que apoyar a Putin expresamente generará muy probablemente un antagonismo con la Unión Europea, que ahora es el segundo mayor socio comercial de China.

En el cálculo estratégico de los gobernantes chinos, es vital evitar que Estados Unidos reclute a la UE para su coalición anti-China». Pei advierte que la UE podría castigar la ayuda de Pekín con restricciones de exportación de tecnología a China y ofreciendo mayor apoyo diplomático a Taiwán.

Jake Sullivan, asesor de Seguridad de Joe Biden

Yang Jiechi, miembro del Buró Político y director de la Oficina de la Comisión de Asuntos Exteriores del Comité Central del Partido Comunista de China (PCCh), se reunió el pasado 14 de marzo en Roma, con el asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan, quien advirtió a China que no apoye a Rusia, asegurando que habrá «consecuencias» para Pekín si auxilia a Rusia cuando China «puede hacer más que cualquier otro país» para poner fin a la invasión de Ucrania.

A pesar de los encuentros, la prensa especializada del Estado chino es muy crítica con Estados Unidos. Lan Jianxue, jefe del Departamento de Estudios de Asia y el Pacífico en el Instituto de Estudios Internacionales de China, escribe que Washington en la región del Indo-Pacífico, obliga a sus aliados y socios a ponerse de acuerdo para contener a China, ignorando que los países de la región mantienen vínculos muy estrechos con China en economía, política e incluso seguridad, y no desean optar entre ambas potencias.

Estos países necesitan fondos, tecnología, mercados y asistencia de los EE.UU. que no satisfacen estas demandas. Añade Jianxue que EE. UU. se desplazó a la fuerza hacia el Indo-Pacífico, ignorando sus prioridades geopolíticas tradicionales, como Europa y Medio Oriente: «La crisis de Ucrania es una prueba de que el frente europeo es un desastre. Estados Unidos fracasó en ambos frentes porque es incapaz de hacer malabares con ambos al mismo tiempo. Esto está determinado por el inconveniente inherente de la estrategia global de EE. UU., cuyo objetivo es mantener la hegemonía global a través de la seguridad militar y las alianzas.

Sin embargo, a medida que la fuerza nacional de EE. UU. decae, invierte cada vez menos en aliados y socios. Washington quiere manipular y dirigir a otros entre bastidores. Este enfoque ha ejercido una presión cada vez mayor sobre sus aliados y socios, y ha perdido gradualmente eficacia».

Los comunistas chinos citan a Henry Kissinger, que escribió en 2014: «Con demasiada frecuencia, la cuestión ucraniana se plantea como un enfrentamiento: si Ucrania se une al Este o al Oeste. Pero si Ucrania quiere sobrevivir y prosperar, no debe ser el puesto de avanzada de ninguno de los lados contra el otro, debería funcionar como un puente entre ellos».

Ni EE.UU. ni la UE siguieron su consejo, arguyen en el Instituto de China de la Universidad de Fudan: «La OTAN se expandió constantemente hasta que llegó a las fronteras de Rusia. Era solo cuestión de tiempo antes de que Ucrania también se convirtiera en miembro de la OTAN, ampliando así aún más la frontera de la OTAN con Rusia».

China y Ucrania

El socio comercial número uno de Ucrania es China que también compró, en 2013, el 9% del terreno cultivable ucraniano, más de 29.000 kilómetros cuadrados en la región de Dnipropetrovsk. Durante al año 2020 fue el primer comprador, con más de 7.120 millones de euros. Se trata del 14% de todas las ventas de Kiev al extranjero, Polonia es la segunda con menos de la mitad (3.280 millones de euros) y Rusia ya es el tercero, casi al mismo nivel que Turquía, Alemania o la India con apenas 2.700 millones.

Los principales intereses del país son el hierro, el maíz y el girasol, que se han convertido en el centro de sus ventas. Además, la cebada también es una de las compras más comunes de China que compró 8 millones de toneladas de este producto a Ucrania, más del 30% de sus importaciones totales.

En 2021 el Gobierno de Zelenski firmó un acuerdo de infraestructura con Pekín para colaborar en diversos proyectos a lo largo de todo el país. En la firma de este acuerdo, el presidente ucraniano prometió que Kiev sería «el puente hacia Europa» y afirmó que su país apoya la unidad de China, manteniendo silencio sobre la represión en Hong Kong. Por su parte, Xi Jinping afirmó que «apoyamos la integridad territorial de Ucrania». Una frase que repitió exactamente el ministro de Exteriores chino tras la invasión rusa.

Para algunos analistas del PCCh, EE. UU. en realidad no se preocupa por restaurar la paz en Ucrania. El objetivo final de Washington, dicen, es extender el conflicto y maximizar el daño a Rusia, socavar la economía de la UE, su gran competidora, y fortalecer su presencia militar y su control sobre el continente europeo por medio de la OTAN.

China ve algunos paralelismos entre la expansión de la Alianza Atlántica hacia Oriente y sus propias reclamaciones en el Mar de China Meridional que Washington y sus aliados rechazan. Algunos generales de Pekín ven ventajosa esta situación porque la Casa Blanca de Biden tiene puesto el foco en otro lugar y es probable que dedique menos energía y recursos para contrarrestar la creciente influencia de China en el Indo-Pacífico.

En la red social china Weibo los nacionalistas observan la invasión rusa de Ucrania para llamar a su propia nación a hacer lo mismo con comentarios como: «¡Ahora es la mejor oportunidad para recuperar Taiwán!».

En todo caso, la alianza es desigual. Mientras el oso tiene un Producto Interior Bruto de 1,483 billones de dólares, el dragón supera los 14,72 billones de PIB.