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Un soldado ucraniano toma posiciones en MykolaivAFP

27 días de guerra en Ucrania

Descoordinación total: Rusia no logra corregir sus errores estratégicos en Ucrania

La falta de un liderazgo militar unificado sobre el terreno merma la capacidad de Rusia de avanzar en la ocupación de Ucrania

A las tropas rusas les falta un líder, un comandante general en el terreno que se manche las botas de barro, que coordine los movimientos de tropas y ponga en práctica los planes pergeñados por los estrategas del Kremlin. En definitiva, Rusia carece de la imprescindible unidad de mando para ganar cualquier guerra.

La ausencia de un líder claro en el campo de batalla es el principal error cometido por Rusia en su invasión a Ucrania. Un error que, según el Pentágono, sería la razón por la que Moscú se ha estancado y no logra alcanzar sus objetivos de ocupación. La guerra parece teledirigida desde el Kremlin mientras en el teatro de operaciones, el caos y el desconcierto reina entre las tropas rusas.

Según señala The Times, con fuentes del Pentágono, la invasión impulsada por Putin estaría fracasando debido a la falta de un alto comandante, una dirección general en el terreno que coordine los avances en los diferentes frentes.

La falta de ese comandante general que centralice las decisiones sobre el terreno sería el origen de los problemas logísticos de las diferentes columnas rusas, de su descoordinación en el avance, con la ruptura de las columnas y la escasez de recursos, lo que ha llevado a las tropas rusas a competir entre ellas por suplir sus carencias materiales y para garantizar sus objetivos concretos.

Prueba de este fracaso es que, a pesar de las dimensiones de la operación militar rusa, 27 días después del inicio de la invasión Rusia aún no ha logrado ocupar Kiev, Járkov, Odesa ni Mariúpol.

Precisamente, en esta última ciudad, el Kremlin ha trasladado a Mariúpol a uno de sus generales más importantes, el general Mijail Mizintsev, que tiene el triste hito en su currículum de ser el responsable de la destrucción total y premeditada de la ciudad de Alepo en la guerra de Siria. Mizintsev deberá coordinar el asalto final a la urbe portuaria ante los continuos intentos fracasados de tomar la ciudad.

Desde que inició la guerra el 24 de febrero, la resistencia ucraniana ha eliminado a cuatro generales rusos y uno checheno. El 26 de febrero murió el general Magomed Tushaev, del 141 regimiento de tanques checheno y temida mano derecha del presidente checheno y criminal de guerra Ramzán Kadyrov.

El 28 de febrero caía el general Andrei Sukhovetsky, del 41 ejército de armas combinadas. El 7 de marzo, el general Vitaly Gerasimov, del 41 ejército de armas combinadas, moría en combate. El 11 de marzo se confirmaba la muerte del general Andrei Kolesnikov, del 29 ejército de armas combinadas. Finalmente, el 15 de marzo moría el general Oleg Mityaev, de la 150 división de fusileros motorizados.

A estos cinco generales, habría que añadir la muerte del subcomandante de la Flota del Mar Negro de Rusia, Andrei Paliy. Nacido en Kiev, Paliy habría muerto por el disparo de un francotirador mientras coordinaba los ataques contra la ciudad de Mariúpol.

El nerviosismo en el Kremlin es absoluto y los responsables militares de Moscú tiemblan ante la ira del presidente Vladimir Putin, frustrado por una guerra que dura demasiado a pesar de que, sobre el mapa, el dominio ruso es absoluto.

La semana pasada, el Kremlin destituyó y arrestó al general Roman Gavrilov, número dos de la guardia nacional, la unidad militar que funciona como un ejército personal de Putin. Gavrilov fue acusado de filtrar información militar, aunque, según The Times, su destitución tendría que ver con un intento de depurar responsabilidades entre los estrategas militares del Kremlin por el fracaso en Ucrania.

Gavrilov no es el único asesor militar destituido y arrestado. The Times señala también la detención de Sergey Beseda, uno de los jefes de los servicios de inteligencia rusos, el FSB, por haber transmitido informaciones erróneas a Vladimir Putin sobre las capacidades de defensa ucranianas antes de iniciar la invasión.

Deserciones

El ministerio de Defensa ucraniano subrayó, en sus últimos informes, que las fuerzas rusas «están perdiendo potencial ofensivo». Se asegura que el ejército ruso está sufriendo deserciones y que se trata de reemplazar las numerosas bajas con reclutas del interior de Rusia, a los que se les da un entrenamiento precario antes de mandarlos a combatir a Ucrania.

Según las fuentes militares ucranianas, los militares rusos se están negando a combatir en carias zonas de Ucrania. En concreto, cita un caso en el distrito de Okhtyrka, en la región de Sumy, donde 300 soldados rusos se negaron a cumplirá las ordenes de sus oficiales y 70 desertaron.

Se subraya las dificultades que está encontrando el Kremlin para reemplazar a sus soldados en Ucrania ante la negativa de los ciudadanos rusos a ir a la guerra. Habla de una «movilización caótica» y el envío a la guerra de personas sin ninguna formación militar.

El parte militar ucraniano continúa con otra información que, de confirmarse, podría suponer un giro en la guerra. Se apunta a que las fuerzas de ocupación rusas podrían tener reservas de municiones y alimentos para un máximo de tres días, además de escasez de combustible.

También se señala a una deficiente atención sanitaria de los heridos, lo que, junto con un desorganizado sistema de traslado de heridos y la falta de alimentos, estaría aumentando el número de muertes entre los rusos.

Asimismo, los ucranianos aseguran haber logrado avances territoriales. Señalan que han efectuado un exitoso contraataque en la localidad de Mykolaiv, en la ruta hacia Odesa, y han obligado a las tropas rusas a retirarse.

Aunque el contraataque en Mykolaiv no ha sido confirmado, el Pentágono sí ha comunicado indicios que apuntarían a una recuperación del terreno perdido por parte de las fuerzas ucranianas.

La BBC informa también de una notable victoria ucraniana: el rechazo de la ofensiva rusa sobre la localidad rural de Voznesensk. La toma de esta ciudad por parte del ejército ruso les habría permitido establecer una pinza para sitiar la ciudad portuaria de Odesa. La resistencia ucraniana obligó a las tropas rusas a retirarse 100 kilómetros hacia el este.