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Vehículo ruso destruido Ucrania

Vehículo ruso destruido en Ucrania@DefenceU

Día 30 de la guerra en Ucrania

Soldados rusos se niegan a combatir en Ucrania: «Nuestro contrato nos lo impide»

Miembros de la Guardia Nacional rusa se niegan a que los trasladen a combatir a Ucrania con el argumento de que sus obligaciones se limitan al territorio ruso

El número de bajas entre las tropas rusas que participan en la invasión a Ucrania ha supuesto un duro golpe moral para el ejército de Putin. Las cifras difieren según quién las proporcione. El ministerio de defensa británico hablaba de casi 10.000 soldados muertos desde el inicio de la invasión. Las fuentes del gobierno ucraniano sitúan la cifra en casi 16.000.

El Kremlin, en la información oficial que proporcionó este viernes, redujo esa cifra a 1.351 militares muertos. Sin embargo, las fuentes sobre el terreno hablan de cientos de soldados muertos al día que Rusia trata de ocultar incinerándolos, aunque el volumen de bajas diarias es tan alta que, en ocasiones, optan por abandonar los cadáveres en medio del campo de batalla.

Además de la sangría insoportable de soldados, Rusia también ha perdido a algunos de sus más insignes oficiales de alto rango: 4 generales, 1 comandante de la flota del Mar Negro y 1 general checheno.

A pesar de la agresiva propaganda del Kremlin y de la censura de toda información que no provenga del círculo de confianza de Putin, las noticias de la carnicería llegan a la sociedad rusa, y muchos soldados se están negando a que los envíen a Ucrania.

Es el caso de una docena de soldados de la Guardia Nacional rusa, una fuerza militar de élite que Putin utiliza a modo de guardia pretoriana, que se han negado a que los trasladen a Ucrania para apoyar a las maltrechas tropas rusas con un curioso argumento en tiempos de guerra: su contrato de trabajo no incluye movilizaciones fuera del territorio de la Federación Rusa.

Según señala The Times, los soldados que se han negado a participar en la guerra por motivos contractuales han sido despedidos, y ahora se encuentran en pleito con el gobierno ruso para reclamar sus derechos laborales.

Los doce soldados se encontraban participando en maniobras militares en la península de Crimea cuando se produjo la invasión el 24 de febrero. Según argumentan, se les comunicó su traslado a territorio ucraniano al día siguiente, el 25 de febrero, sin ninguna explicación: No se les informó de la misión, no se les comunicó que deberían participar en acciones de guerra ni cuáles serían sus tareas concretar.

Por lo tanto, y con el argumento de que sus obligaciones se limitaban al territorio ruso, se negaron a tomar parte en la invasión.

Las denuncias de que Rusia estaba obligando a reclutas a ir a morir en la guerra ucraniana se multiplicaron desde el inicio de la invasión. El ejército ucraniano empezó a difundir vídeos de prisioneros de guerra rusos, casi todos muy jóvenes, que entre sollozos afirmaban que se les había engañado, que creían que estaban haciendo maniobras en Rusia y Bielorrusia y que no sabían que habían entrado en territorio ucraniano y que deberían enfrentarse a fuego real.

The Times recoge la denuncia del Comité de Madres de Soldados de Rusia según la cual, el ejército ruso estaría obligando a reclutas forzados a firmar contratos en las mismas fronteras de Rusia con Ucrania.

El ejército ruso estaría incumpliendo esos mismos contratos al mandar a los reclutas a combatir nada más firmar. Según la legislación rusa, los nuevos soldados tienen que pasar un período de formación de tres meses antes de poder incorporarse al combate.

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