Guerra en Ucrania
Mariúpol: 19 niños huérfanos atrapados en un hospital bajo asedio
Un grupo de niños de entre cuatro y 17 años se encuentra bloqueado en pleno asedio ruso, sin forma de salir, mientras se agotan los suministros
La ciudad de Mariúpol, enclave portuario del sureste de Ucrania, se encuentra desde hace más de una semana brutalmente asediada por las fuerzas rusas. Sin agua, gas, ni electricidad, la ciudad está sumida en un pétreo apagón. Allí, en una clínica en ruinas, 19 niños (en su mayoría huérfanos) sobreviven en angustiosas condiciones.
Los niños, cuya edad oscila desde los cuatro hasta los 17 años de edad, ingresaron en el hospital antes de que estallase la guerra. Se trata de un sanatorio especializado en problemas pulmonares. Tras empezar la invasión rusa a Ucrania, y deteriorarse drásticamente la situación bélica en Mariúpol, las condiciones de vida para estos huérfanos enfermos empeoraron profundamente.
Los adultos que los supervisan, «héroes», son un neumólogo, un cocinero, y dos enfermeras. Además, algunos agentes de la policía local tomaron a los niños bajo su ala. A diario, cuando pueden, les traen comida que cocinan en hogueras al aire libre. Voloschuk teme que los suministros se agoten pronto.
Aunque la mayoría de los menores son huérfanos, sus familiares y conocidos ansían con urgencia reencontrarse con ellos. Olga Lopatkina administra una casa de acogida en Ugledar, a 100 kilómetros de Mariúpol. En enero, mandó a seis de los niños bajo su cargo al sanatorio en Mariúpol, por motivos de salud, sin imaginar que la guerra estallaría mientras estuvieran separados. «Tienen seis, ocho, once, y 17 años, y otros dos tienen 12», explicó a la AFP.
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Cuando Putin dio luz verde a sus planes de guerra, y empezó la invasión a Ucrania, Lopatkina y sus niños emprendieron el largo viaje hace tierras seguras: primero, Lviv, ciudad al oeste de Ucrania, para después entrar en Hungría, y desde allí, a Francia. Desea por todos los medios que los seis menores del sanatorio se reúnan con ella allí, en Europa Central. De momento, sin embargo, los residentes de Mariúpol solo pueden salir mediante vehículos privados.
Ese es, según Lucica Ditiu, directora de una organización humanitaria ginebrina, la principal complicación para estos niños. Entrevistada por la AFP, la directora de la Stop TB Foundation declaró estar «horriblemente preocupada» por los huérfanos del hospital, y señaló los esfuerzos de su organización para sacarlos de allí: «Es el mayor problema. Siempre decimos, no hay que dejar atrás a nadie… Son huérfanos, los más vulnerables».
También alabó el esfuerzo de aquellos que se han quedado para cuidar de los menores. «No puedo ni imaginar la situación, con 19 niños en un sótano mientras desaparecen el agua y la comida», agregó.