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Dos familias ucranianas sordomudas llegan a Odesa tras una semana sin agua ni luz

Contemplar a una persona que no puede hablar relatando la guerra, asusta

Las bombas son movimientos de manos y la desesperación, gestos con los ojos. Es el testimonio de la huida de dos familias ucranianas sordomudas de Chernigov, donde resistieron una semana sin agua, luz, ni manera de comunicarse.

Son dos parejas con sus dos hijas y el hermano veinteañero de uno de ellos. Todos sordomudos menos una de las niñas y el chico. Los siete han acabado en Odesa, donde se quedan por ahora en un centro social transformado en hogar para refugiados, y desde donde, sentados en un sillón hombro con hombro, sacan todo el horror y la frustración vivida.