Un centenar de barcos mercantes, atrapados bajo las bombas rusas en Ucrania
La guerra en Ucrania podría provocar una crisis alimentaria mundial ante la interrupción de la exportación de materias primas
Cerca de 100 barcos mercantes con bandera extranjera, y sus tripulaciones, han quedado bloqueados en los puertos ucranianos bajo el fuego cruzado desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania.
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Según la agencia Reuters, funcionarios de aduanas ucranianos explicaron que estos barcos se encontraban en proceso de carga o descarga cuando la Armada rusa inició el bloqueo a los puertos. Algunos barcos incluso fueron destruidos o sufrieron graves daños durante los bombardeos rusos.
La invasión rusa a Ucrania, y las consiguientes sanciones internacionales contra Rusia y sus pilares financieros, han redibujado el orden mundial en muchos ámbitos, uno de ellos, el comercial.
Tras la condena al ostracismo de la economía rusa, el comercio mundial ha reorganizado sus rutas marítimas como consecuencia del bloqueo de los puertos rusos y ucranianos del mar Negro.
El bloqueo de los puertos ucranianos, y la interrupción de las exportaciones, es más relevante de los que se podría pensar. Según la BBC, que cita un informe de JP Morgan, Rusia y Ucrania representan el 29 % de las exportaciones de trigo en todo el mundo y el 19 % de las exportaciones de maíz.
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Además, Ucrania es el mayor productor mundial de aceite de girasol, seguida, precisamente, de Rusia. Juntos representan el 60 % de las exportaciones mundiales de aceite de girasol.
El trigo y el aceite de girasol son dos productos clave para garantizar la seguridad alimentaria en el mundo, pues son la materia prima de numerosos artículos de alimentación.
Un problema de abastecimiento de ambas materias produciría una interrupción de parte de la cadena productiva alimentaria mundial.
El Programa Mundial de Alimentos advirtió en una declaración sobre el impacto mundial de la guerra en Ucrania que «la cuenca del mar Negro es una de las áreas más importantes del mundo para la producción agrícola y de cereales, y es probable que el impacto del conflicto en la seguridad alimentaria se sienta más allá de la frontera de Ucrania, especialmente en los más pobres entre los pobres».
«La interrupción del flujo de granos fuera de la región del mar Negro aumentará los precios y echará más combustible a la inflación de los alimentos en un momento en que su asequibilidad es una preocupación en todo el mundo tras el daño económico causado por la pandemia de la COVID-19», se advirtió desde el Programa.
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Por lo tanto, la interrupción de esas exportaciones obliga a Europa, y a otras regiones del mundo, a buscar otras fuentes alternativas de estos productos para evitar desabastecimiento de alimentos. Sin embargo, no todos los países pueden reaccionar del mismo modo.
En ese sentido, los países africanos son los más expuestos a una posible crisis alimenticia causada por la guerra en Ucrania y algunos Estados africanos especialmente vulnerables podrían padecer hambrunas.
Las sanciones de Estados Unidos y Europa están especialmente dirigidas al gas y al petróleo rusos. Si bien las exportaciones de petróleo serán fáciles de suplir por otras fuentes, las de gas exigirá más tiempo teniendo en cuenta la gran dependencia europea del gas ruso.
Además de las prohibiciones expresas a determinadas exportaciones rusas, las sanciones han generado también un factor psicológico que lleva a las empresas a evitar también otros productos rusos que no están restringidos.
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La exclusión de Rusia de los mercados mundiales lleva a los importadores a tener que buscar nuevos puertos, nuevas rutas, algunas de gran distancia, a través del océano Atlántico o del Pacífico, lo que aumentará los costes y, al final, el precio de los productos.
Los suministros que antes venían de Rusia, o de Ucrania, hacia Europa, ahora provienen de países como Australia, Canadá, Estados Unidos, Oriente Medio o América Latina. No habrá desabastecimiento, pero sí precios más altos.