Historia de un crimen
«Necesitas hacerlo»: Michelle Carter, la joven que indujo a su novio a suicidarse
Un juzgado estadounidense declaró que Conrad Roy no se habría quitado la vida sin la insistencia de su novia
Conrad Roy era solo un adolescente cuando murió; acababa de cumplir los 18. Como muchos jóvenes, sufría problemas de ansiedad y depresión. Asistía con regularidad a sesiones de terapia, y estaba medicado con fuertes antidepresivos. El tratamiento no funcionó; en 2014, tomó la decisión de suicidarse.
Un domingo de julio, en la localidad de Fairhaven, Massachusetts, donde Conrad nació y murió. Atardecía, pero era verano, aún hacía sol cuando el joven condujo hasta el aparcamiento de un supermercado K-Mart. Ajustó una cánula o caño al tubo de escape y lo introdujo por la ventanilla. Dentro de su coche, se dejó morir lentamente con el veneno de los vapores de monóxido de carbono. Su funeral tuvo lugar seis días mas tarde.
Por norma general, un suicidio es una muerte sin culpable. A ojos de la ley, sin embargo, en este caso sí lo hubo.
Conrad Roy conoció a la que sería su novia, Michelle Carter, en 2012. Durante los dos años siguientes, mantuvieron una (intensísima) relación a distancia, aunque solo se vieron en persona un par de veces. El grueso de su noviazgo sucedió digitalmente, ya que intercambiaban constantemente mensajes, emails, y llamadas.
Suyo sería el último mensaje al que jamás respondería Roy. Desde el interior del coche, a punto de morir, Conrad escribió a su novia, y le dijo que tenía dudas: «Me estoy agobiando», tecleó en cierto momento, «no sé que pasará con mi familia», escribió en otro. Se descorazonaba por momentos, quería echarse atrás.
Ahí es cuando Michelle Carter, a 50 kilómetros de distancia, quizás podría haber frenado el suicidio de su novio. En su lugar, lo animó a quitarse la vida, e incluso le explicó como hacerlo. «Creía que esto es lo que siempre quisiste hacer», escribió.
Fue ella quien le explicó donde aparcar el coche; quien le dijo que a plena luz del día llamaría menos la atención. «No te lo pienses tanto», aconsejó la chica, sin dejar de insistir: «Lo prometiste. Y no puedes romper una promesa».
También Carter tenía problemas de salud mental, y pensaba que el suicidio resolvería los problemas de Roy. Días antes, dio a su novio un ultimátum; «Necesitas hacerlo, Conrad. No puedes seguir viviendo así, estas preparado», escribió, y después agregó, «si no lo haces, te obligaré a recibir ayuda profesional».
Homicidio involuntario y suicidio asistido
Estos mensajes incriminatorios, los últimos que leería Conrad Roy, salieron a la luz en febrero de 2015, cuando Michelle compareció ante un juzgado de la corte juvenil de Massachusetts. El proceso duraría dos años, pero, finalmente, en 2017, Michelle fue declarada culpable de homicidio involuntario.
El juzgado encontró pruebas suficientes para declarar que asistió al suicidio de Conrad Roy «desenfrenada e imprudentemente».
El juez Lawrence Moniz, del Tribunal de Menores del Condado de Bristol de Massachusetts en Taunton, decretó que unas llamadas de teléfono de Carter a Roy mientras este inhalaba gas dentro del coche causaron su muerte directamente.
Señaló un último detalle, el más inculpatorio: en aquel aparcamiento, aquella tarde de julio, Conrad Roy salió del coche, por miedo a la muerte.
Fue Michelle Carter, al otro lado de la línea telefónica, quien le hizo regresar al vehículo y terminar lo empezado. «Vuelve a meterte en el coche», obligó la joven. La condenaron a 15 meses de cárcel, de los que cumplió 11 y medio.
La semana pasada, el servicio de streaming americano Hulu estrenó la miniserie «The Girl from Plainville», que relata el caso centrándose en el personaje de Michelle. La protagoniza Elle Fanning, en una actuación que ha recibido en su mayoría reseñas positivas.