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El presidente ruso, Vladimir PutinAFP

Día 42 de guerra en Ucrania

La deriva de Putin en la guerra: del «descontrol» del Ejército ruso a la «lección a los ucranianos»

Fiona Hill, asesora de la Casa Blanca en las Administraciones de George Bush a la de Donald Trump, cree que el presidente ruso está listo para una guerra más larga y cruel

El éxito de la resistencia ucraniana al frenar los planes del Kremlin de rápida conquista del país, y al expulsar a los ocupantes de la región de Kiev y de otras zonas del norte, ha desatado la ira de Vladimir Putin.

El presidente ruso ya no quiere dominar Ucrania, ahora quiere «aniquilarla», borrarla del mapa.

Según Fiona Hill, antigua asesora de la Casa Blanca de los gobiernos de George Bush al de Donald Trump, ni el presidente ruso, ni su Estado Mayor, esperaban la feroz resistencia ucraniana.

En declaraciones a The Times advirtió que esa eventualidad no tiene por qué implicar la derrota militar de Rusia en Ucrania.

Tolerancia a las carnicerías

Señaló que Putin está acostumbrado a los conflictos largos, tiene una gran resistencia a las víctimas militares y civiles, y muestra gran capacidad para adaptarse a las adversidades.

«Putin tiene una tolerancia muy alta a este tipo de carnicerías y de pérdida de tropas. Él cree en una idea, solo queda por ver si con el tiempo mantendrá el apoyo de los rusos», apuntó.

Prueba de ello es la guerra en Siria, donde Rusia entró en 2015 en apoyo del régimen de Bacher al Assad y donde todavía hoy siguen combatiendo para tratar de eliminar los últimos reductos de los rebeldes.

Vladimir Putin «quiere eliminar la amenaza» que supone una Ucrania independiente integrada en la Unión Europea y en la OTAN.

Putin, afirmó Hill, está evolucionando sus objetivos. Por lo de pronto, «ha pasado de buscar la captura del país a su aniquilación. Lo que Rusia entiende por eliminar una amenaza es aplastarla por completo».

En su período como asesora de la Casa Blanca, ejerció una tarea de paciente y estrecha observación de los movimientos del Kremlin.

Durante la administración Trump, mantuvo, según The Times, unos seis encuentros con Vladimir Putin.

Fiona Hill aseguró que es muy difícil que el inquilino del Kremlin sea derribado por una conspiración militar, o por alguien de su corte más estrecha.

En ese sentido, defendió que la estrategia de Estados Unidos y de sus aliados occidentales es la correcta para neutralizar la agresividad rusa. No obstante, predijo que las sanciones deberán intensificarse si se quiere lograr un cambio en Rusia.

Al mismo tiempo, explicó que las sanciones, para que sean efectivas, tienen que ir acompañadas de una negociación.

Vladimir Putin «no va a pedir la paz. Toda solución tiene que pasar por alguna concesión que le haga parecer a Putin que ha ganado algo».

La presión que se está ejerciendo sobre la economía rusa podría interpretarse como una amenaza existencialFiona Hill, exasesora de la Casa Blanca

Asimismo, mostró su preocupación por las referencias desde el Kremlin al empleo de armas nucleares tácticas, y apuntó a que implican un cambio de paradigma.

Rusia aseguró que únicamente emplearía su arsenal nuclear en caso de una «amenaza existencial» hacia la nación rusa.

Hill puntualizó que la clave está en qué entiende el Kremlin por amenaza existencial. «Toda esta presión que se está ejerciendo sobre la economía rusa podría interpretarse como una amenaza existencial si llegan a la conclusión de que se trata de provocar el colapso económico o destituir al jefe del Estado».

Masacre de Bucha

Sobre la masacre de Bucha y en otras localidades ucranianas ocupadas por las tropas rusas, afirmó que siguen un patrón que ya se ha visto en Siria y en Chechenia, pero que remontó incluso a la Segunda Guerra Mundial.

«No se ha hablado mucho de este hecho, pero cuando el Ejército Rojo ocupa Berlín durante la Segunda Guerra Mundial hubo violaciones masivas de mujeres alemanas en la ciudad por parte de las tropas soviéticas», explicó.

El motivo por el que aquellos hechos quedaron durante mucho tiempo en el olvido es que «quedaron ocultas detrás de las atrocidades que cometieron las fuerzas alemanas y los nazis».

Por último, aseguró que, si la invasión rusa a Ucrania «fuera de verdad una operación militar especial para liberar a un país hermano de lo que Putin define como nazis, no se esperaría la conducta que está mostrando».

Por lo tanto, «o se ha producido un colapso total de la línea de mando rusa», de manera que las tropas de ocupación están descontroladas, «o se trata de algo premeditado para dar una lección a los ucranianos».