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Emmanuel Macron, candidato del partido «La República en Marcha»Lu Tolstova

Elecciones Francia

Emmanuel Macron: con cinco años no basta

El actual presidente busca cinco años más, sin pandemias ni crisis para desarrollar su programa

Emmanuel Macron (Amiens, 21 de diciembre de 1977) protagoniza desde hace cinco años la más profunda transformación de la vida política francesa desde que el general Charles De Gaulle volvió en 1958 para impulsar un cambio de régimen.

A tanto no ha llegado, obviamente, el actual inquilino del Palacio del Elíseo. Pero casi: su particular «tsunami» ha barrido del mapa a los dos partidos de centro izquierda y centro derecha sobre los que había descansado la estabilidad del sistema durante medio siglo.

Lo ha hecho reclutando a los mejores representantes de ambos bandos a los que ha logrado poner de acuerdo sobre un programa liberal y centrista, repartiendo concienzudamente el pienso ideológico para mantener el equilibrio: a la derecha el rigor presupuestario y el mantenimiento del orden público; a la izquierda la huida hacia adelante en materia social y antropológica como lo demuestran la liberalización del aborto o la legalización de la procreación asistida.

La fórmula, homologable a la proeza del Rey Luis Felipe de Orleáns, que a mediados del siglo XIX colocó bajo su batuta las burguesías de derecha y de izquierda, ha formulado a grandes rasgos. El octavo presidente de la V República también ha sabido capear –por lo menos a corto plazo– los temporales de los Chalecos Amarillos y de la pandemia.

El primero, ante el que demostró reflejos tácticos tras verse inicialmente desbordado sirvió a Macron, pur produit de la élite gala, para entender las inquietudes del común de los mortales; el Covid le obligó a realizar un viraje ideológico –por no decir renuncia– al sugerir una «relocalización» de ciertas industrias cuando se percató de que Francia no producía las suficientes mascarillas y no podía ofrecer rápidamente una vacuna.

Y empezando por su propio partido: baste decir que el grupo parlamentario de La República en Marcha está hoy escindido en cuatro, por lo que los propios estrategas «macronianos» descartan una espectacular mayoría absoluta en las legislativas de junio. El clásico desgaste del ejercicio del poder, sí, pero igualmente una incapacidad para hacer de Francia un país socialmente más cohesionado. Era su principal promesa de 2017. Si hay segundo mandato, podría asemejarse a una guerra de trincheras política, económica, social y cultural.