Así conquistará Rusia el Donbás y así lo podría evitar Ucrania
Tras el fracaso de la estrategia de guerra relámpago del Kremlin la guerra en Ucrania entra en una fase definitiva con el enfrentamiento directo de ambos ejércitos
Rusia ha fijado un nuevo objetivo: ha renunciado a descabezar al gobierno ucraniano con la conquista de Kiev y ahora se centra en robar un buen pedazo del pastel territorial ucraniano en el Donbás y alrededor de Crimea y la costa del mar de Azov.
Día 47 de guerra en Ucrania
Comienza la gran ofensiva rusa en el Donbás en una guerra en la que todo está por decidir
Hasta ahora, Rusia ha optado por intentar rápidos movimientos masivos de tropas, para lo cual ha procedido primero a bombardear con gran intensidad los objetivos militares y las ciudades ucranianas para eliminar toda resistencia y facilitar el acceso de las tropas por tierra.
A la vista de la evolución de la guerra, ha sido una estrategia del todo fallida. Rusia no contaban con la feroz resistencia ucraniana armada por los países de la OTAN y los errores logísticos en la cadena de suministros de las avanzadillas rusas hicieron el resto.
Resultado: toneladas de chatarra bélica rusa calcinada en las carreteras de Kiev y el horror en forma de brutales crímenes de guerra contra la población civil atrapada entre los esqueletos de hormigón de sus bombardeadas ciudades.
Bombardeos sistemáticos
No está claro si el Kremlin ha aprendido de sus errores y tratará de hacer las cosas de otro modo en el Donbás.
Por el momento, la música de la estrategia rusa suena parecida a lo que ha sonado hasta ahora.
El Ejército ruso bombardea de forma sistemática Jarkóv, Mariúpol, Dnipro y otras ciudades ucranianas del Donbás y de los centros logísticos del Ejército ucraniano en distintos puntos del país.
Al mismo tiempo, concentra nuevas tropas en el Donbás y una gran columna de más de 12 kilómetros de largo con tanques, vehículos blindados, artillería autopropulsada y camiones logísticos avanza hacia Járkov y hacia Donetsk y Lugansk.
Sin embargo, la guerra en el Donbás será muy diferente a la que se ha desarrollado hasta ahora en Kiev.
En el Donbás la guerra relámpago está del todo descartada por imposible. El tira y afloja en Donetsk y Lugansk es una constante desde el año 2014.
La llamada línea de contacto (la frontera entre el territorio controlado por Ucrania y el controlado por las repúblicas prorrusas) permanece casi invariable a pesar de la fuerza de la ofensiva rusa.
Se trata de una zona donde el Ejército ucraniano se ha hecho fuerte con una intrincada red de trincheras y defensas.
Moscú trata de salvar ese obstáculo rodeando a la resistencia ucraniana desde diferentes frentes, pero el fracaso de Rusia en el asalto a Mariúpol, Járkov o Dnipro ha frustrado, por el momento, esa estrategia.
La previsible caída de Mariúpol en los próximos días, u horas, podría cambiar ese escenario. Además de facilitar un corredor ruso entre Crimea y Donetsk, la caída de Mariúpol permitiría a Rusia poner fin a un asedio que está agotando a sus, ya exhaustas, tropas y centrar sus esfuerzos militares en el Donbás.
Pese a todo, no está tan claro que la caída de Mariúpol, además de un fuerte golpe a la moral nacional de Ucrania, suponga una merma en sus capacidades militares.
La resistencia ucraniana en Mariúpol ya quedó desconectada del resto del país y subsiste con sus propios recursos desde hace semanas.
El Ejército ruso no es el único que se está reagrupando y centrando sus tropas en la consecución de objetivos concretos.
Motivadas por el éxito de las contraofensivas en el norte, las tropas ucranianas cuentan con la moral alta.
Ucrania está también centrando su estratégica en el frente oriental. Los estrategas de Kiev saben que la guerra se decidirá en el Donbás y están fortaleciendo sus defensas.
A priori, el terreno se presenta propicio a la resistencia ucraniana. Son amplias áreas desprovistas de bosque donde las tropas rusas serán un blanco fácil.
Por ese motivo, el papel jugado hasta ahora por los tanques rusos en su intento de avanzar hacia Kiev podría jugarlo la artillería autopropulsada: menos ágil, pero menos expuesta a las emboscadas ucranianas y que permite infligir un gran daño sin necesidad de acercarse tanto al objetivo.
En ese sentido, también los sistemas de lanzacohetes, como el BM-21 Grad, tendrán un mayor peso en esta nueva ofensiva.
Por la misma razón, los temibles sistemas de lanzamiento de misiles Termobáricos TOS-1A, que ya se han visto en la región de Kiev, se volverán más habituales en esta nueva fase de la guerra.
La ventaja de los ocupantes rusos es que cuentan con una maquinaria militar inmensa, a pesar de que el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, aseguró que Rusia no cuenta con suficientes soldados como para ocupar todo el Donbás.
Nuevos avances
Los objetivos concretos de Rusia en los próximos días en el Donbás pasan por terminar la conquista de Mariúpol. Al mismo tiempo, tratarán de ampliar el terreno conquistado (que presuntamente anexionarán a Rusia) en el este.
Para ello, se espera un avance desde la ciudad de Izyum hacia la ciudad de Slovyansk. De forma paralela, las tropas rusas podrían estar preparando un segundo avance desde la ciudad de Rubizhne, donde la resistencia ucraniana ha logrado algún éxito en sus contraataques.
Si estos movimientos tienen éxito, o terminan estrellándose contra el muro ucraniano, dependerá en gran medida del éxito de la estrategia de Kiev.
El Ejército ucraniano está planteando esta nueva fase de la guerra en dos frentes con dos objetivos diferentes.
Por un lado, trata de recuperar terreno en torno a Crimea con contraataques que buscan, principalmente, reconquistar la ciudad de Jersón y recuperar el control del río Dnieper.
Un fracaso ruso en ese frente frustraría los planes rusos de centrar toda su maquinaria militar en el Donbás y le forzaría a mantenerse en dos frentes simultáneos.
Por otro lado, la resistencia ucraniana tratará de frenar todo avance en el Donbás, en una estrategia similar a la que tan buenos resultados le dio en Kiev, causar el mayor número de bajas al enemigo y forzar un estancamiento de los avances rusos.
El principal punto débil del Ejército ruso sigue siendo el mismo que mermó sus capacidades desde el inicio de la guerra: los errores logísticos que, ni mucho menos, se han visto solventados, y la baja moral de las tropas rusas.
Ucrania, por su parte, cuenta con la ventaja de contar con unas estructuras defensivas construidas durante años.
La zona del Donbás, de hecho, es la de mayor presencia militar ucraniana y donde el Ejército ucraniano cuenta con mayores estructuras.
Además, los países de la OTAN han proporcionado nuevo material militar a los defensores ucranianos.
Entre otros materiales, cabe destacar el sistema de defensa aérea S-300 facilitado por el gobierno eslovaco, que podría implicar un gran salto cualitativo en la capacidad de Ucrania para derribar aviones y helicópteros rusos.
Rusia sabe la importancia tanto militar como propagandística de esta arma y en las últimas horas difundió la noticia de que había destruido todas las unidades S-300 en poder de Ucrania. Kiev desmintió la noticia y aseguró que cuenta con todas las capacidades del sistema antiaéreo eslovaco.