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John Lee, ex ministro de Seguridad de Hong Kong y futuro presidente del gobierno localAFP

Hong Kong

¿Por qué Pekín eligió al policía John Lee para gobernar Hong Kong?

Duro entre los duros, Washington lo tiene en la lista de los represores sancionados

Lealtad, liderazgo, patriotismo, mano dura, amor al líder y en la mira de Estados Unidos. Estas características son algunas de las que han convertido a John Lee en el favorito de Xi Jinping para gobernar Hong Kong.

La ex colonia británica cuenta, con melancolía, los días para ver hecho realidad un deseo del politburó chino. Los habitantes de Hong Kong, cerca de siete millones y medio, asistirán como convidados de piedra al nombramiento de su próximo presidente del gobierno.

La elección está fuera de su alcance. No tienen derecho a voto y lo de expresarse en voz alto es un peligro que se paga con mano dura, la misma que aplicó Lee para reprimir manifestaciones y maltratar a los uigures, la etnia que se rebela contra la dictadura del Partido Comunista de China.

El aspecto de John Lee podría ser el de cualquier londinenses de origen chino con estudios universitarios (no los tiene). De rostro afable, gafas y sin resistencia a los trajes de chaqueta, este hombre no parece un individuo capaz de ordenar liquidar a otro por pensar diferente.

Poco ducho con las finanzas, este ex ministro de Seguridad, en campaña ha prometido enfocar su gestión a los «resultados» e impulsar la competitividad de Hong Kong. Su objetivo declarado es profundizar su estatus de centro financiero. Inmune a las críticas por sus carencias en el plano económico, recientemente se despacho con un «sólo Dios» es «un sabelotodo».

Con reflejos para crearse un frontón humano de profesionales se ha rodeado de un equipo de 17 miembros con expertos en economía, negocios, derecho y relaciones institucionales.

El elegido de Pekín

¿Quién dijo que el mal se reconoce por el rostro? El que fuera, se equivocó. Estados Unidos lo tiene en la lista de funcionarios chinos sancionados por su brutalidad. El policía que, de la noche a la mañana, se ha convertido en el elegido de Pekín presume de mano dura y defiende la tortura para aquellos que considera terroristas.

Número 2 del actual Gobierno se coloca, a efectos reales, como único aspirante a Presidir el gobierno por una suerte de carambolas del destino. En el centro del universo chino, es decir Pekín, su nombre empezó a sonar cuando pidió con insistencia una Ley de Seguridad Nacional que le permitiera actuar con las manos libres.

Fue hace apenas un par de años, en 2020, cuando sus demandas fueron escuchadas y el todo poderoso Xi Jinping dio luz verde a la ley que empezó a poner punto y final a las libertades y derechos de los ciudadanos de Hong Kong.

John Lee, con ella en la mano, embistió contra los medios de comunicación y cualquier atisbo de disidencia. Por entonces de sus labios era frecuente escuchar términos como «terroristas, separatistas y disidentes».

Sus ambiciones políticas no resultaban muy evidentes hasta que su jefa, Carrie Lam, cayó definitivamente en desgracia. Dicho de otro modo, anunció que no se presentaría a la reelección. La gestión de la pandemia y su escaso acierto en mantener el rumbo firme fueron sus peores enemigos.

Fiel a sí mismo, John Lee ya habla de formular otra ley de seguridad nacional más severa hecha a la medida de lo que él considera que necesita Hong Kong. De aquí al 1 de julio, fecha de su investidura tiene tiempo de sobra para ajustarla a sus deseos y dejar la otra, la Nacional verdadera, comparada con la suya, en paños menores.

Con este perfil, no resulta difícil entender por qué Pekín le eligió como el próximo líder de un territorio que conoció la libertad y ahora se resiste a renunciar a ella para someterse a la dictadura de ese comunismo pseudocapitalista.

El régimen encuentra en su perfil al hombre idónea para poder sostener ese mantra de «un país, dos sistemas» -para Hong Kong- con el que Xi se justifica ante el mundo.