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Dos soldados rusos patrullan en el teatro dramático de Mariúpol

Dos soldados rusos patrullan en el teatro dramático de MariúpolAFP

53 DÍAS DE GUERRA

Ultimátum de Rusia: exige la rendición de Mariúpol y ofrece perdonar la vida a los que entreguen las armas

La oferta, de momento, cayó en saco roto y Moscú lo atribuye a una imposición de Volodimir Zelenski

Más del 70 por ciento de la ciudad está en ruinas. Las bombas han arrasado con todo. Lo que queda en Mariúpol son escombros, cadáveres y mucho coraje para seguir pegando tiros a un enemigo superior. Rusia está dispuesta a dar el golpe final y rematar a los vivos pero antes les pidió que se rindan.

Quizás sea el primer gesto humano que se pueda atribuir a un ejercito que deja tras de si escenas de una crueldad infinita. O quizás, lo que ve Vladimir Putin desde su fortaleza del Kremlin es que puede demostrar al mundo que hasta él tiene sentimientos.

Hay una tercera opción, aunque de posibilidad remota: Moscú puede imaginar que los refuerzos pueden llegar a Mariúpol a tiempo y perder el terreno conquistado.

Poco importa cuál de las alternativas es la que pasa por la cabeza de Putin. Lo relevante ahora es que el invasor está dispuesto a perdonar vidas en Mariúpol, se compromete a no abusar de los prisioneros y a no poner una mano encima de las mujeres.

La oferta, salvo sorpresa, cayó en saco roto y Moscú lo atribuyó a una imposición de Kiev. “Según comunicaciones interceptadas, ha prohibido negociaciones de rendición y ordenado a los nazis de (el regimiento)'Azov' fusilar a los militares y mercenarios extranjeros que quieran rendirse", declaró el portavoz de Ministerio de Defensa de Rusia, Ígor Konashénkov, en declaraciones que recoge la agencia Efe.

Según este portavoz, la agrupación sitiada en el territorio de Azovstal cuenta en sus filas con «hasta 400 mercenarios extranjeros. La mayoría de ellos -asegura- son ciudadanos de países europeos, y también de Canadá». Dicho esto, recuperó el lenguaje bélico: «en caso de que continúen oponiendo resistencia todos serán aniquilados».

La «operación militar especial» eufemismo con el Rusia se refiere a la conquista de Ucrania que emprendió el 24 de febrero, es un fracaso no reconocido. Los últimos cambios en las Fuerzas Armadas y el obligado golpe de timón en la estrategia militar son prueba de ello.

Konashénkov aseguró que en Ucrania hay «6.824 mercenarios extranjeros procedentes de 63 Estados». De acuerdo a sus cálculos, «el grupo más numeroso vino desde Polonia: 1.717 personas. Cerca de 1.500 mercenarios llegaron de Estados Unidos, Canadá y también de Rumanía. De Gran Bretaña y Georgia, 300 de cada uno de esos países», aseguró. Por último, estimó que unos 193 serían voluntarios provenientes de regiones sirias controlada por Turquía.

En otro tono añadió: "Recuerdo que los mercenarios extranjeros no tienen estatus de combatientes según el derecho humanitario internacional. Han venido a Ucrania a ganar dinero matando a eslavos. Por eso lo mejor que les espera son sanciones penales y largos años de prisión”.

Viecheslav Volodin, presidente de la Duma del Estado, la Cámara Baja rusa, sigue los acontecimientos desde Moscú y acusa a Volodimir Zelenski de continuar con las negociones de paz para ganar tiempo con el fin de conseguir más ayuda militar de la OTAN.

«Zelenski ha declarado que Ucrania está dispuesta a debatir con Rusia su renuncia a la OTAN y el estatus de Crimea, pero solo después de que cesen las acciones militares y las tropas rusas salgan de territorio ucraniano». El párrafo pertenece a la cuenta de Telegram de Volodin.

A renglón seguido, redondeo su idea: «El motivo es evidente, quiere ganar tiempo y simultáneamente pide ayuda militar a la OTAN». El titular de la Duma es la fuente que puso número a las bajas del ejército ucraniano: 23.367, según las estimaciones oficiales del Ministerio de defensa ruso.

Viecheslav Volodin también asegura que en Mariúpol, en la planta metalúrgica de Azovstal están sitiados unos 2.500 efectivos militares. A ellos, si entregan las armas, les dan también su palabra de que les perdonarán la vida.

Mientras los ucranianos deciden si se fian del enemigo o si prefieren morir con las botas puestas antes que entregarse al invasor, las fuerzas rusas continúan sus ataques para aplastar los escasos focos de resistencia que encuentran a su paso en esta ciudad portuaria. La rendición que reclama Rusia supondría dejar a Ucrania con Odessa como única salida al mar del país.

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