Elecciones en Francia
Francia afronta polarizada unas elecciones marcadas por la inmigración
Macron se presenta como la solución ante el riesgo a una «guerra civil» si triunfa Le Pen, que se erige en la candidata popular frente al poder oligárquico
Francia celebrará el domingo la segunda vuelta de las elecciones presidenciales más polarizadas en mucho tiempo, en las que se enfrentan dos visiones políticas contrapuestas: la del liberalismo, que encarna el propio Emmanuel Macron, extrabajador de la banca Rothschild, frente a la derecha de Marine Le Pen, que pretende atraer al votante con un discurso más tamizado que antaño y que se presenta como la resistencia ante el poder de las oligarquías.
El presidente de Francia y candidato a la reelección este domingo llegó incluso a alertar este jueves de que el programa de Le Pen entraña el riesgo de «una guerra civil» en Francia por su postura hacia el multiculturalismo y la inmigración y sus denuncias sobre la inseguridad.
Lo hizo en un feudo de la izquierda con un elevado número de inmigrantes o descendientes de éstos, el suburbio parisino de Saint Dennis, donde avisó de las consecuencias de un Gobierno de Le Pen para estos colectivos. Allí el vencedor de la primera vuelta fue el candidato de la Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, cercano a los planteamientos comunistas.
Tanto Macron como Le Pen luchan por atraer a los electores de Mélenchon, que obtuvo en el conjunto del país casi un 22 % de votos en la primera vuelta. Un tercio de sus votantes ahora lo hará por Macron y un 18 %, por Le Pen, según un sondeo de Ipsos/Sopra Steria en el que se refleja que la mitad de quienes votaron por la Francia Insumisa todavía no sabe por quién votará el domingo.
Política del miedo
Macron, candidato de ¡La República en Marcha!, advirtió de lo que podría pasar con una victoria de Le Pen ejemplificándolo en el caso de una mujer marroquí en situación regular, trabajadora en un hospital y con dos hijos. «A esta joven mujer se la expulsará de su vivienda social y se le retirarán todas las ayudas sociales», criticó.
El candidato ya había apuntado del peligro de una guerra civil en el debate de hace dos días –seguido por casi 15,6 millones de espectadores–, cuando la candidata de la derecha había defendido una ley para prohibir el velo islámico en los espacios públicos como los transportes o las calles (su uso ya está restringido en las escuelas u otros espacios oficiales). Una medida que, a su juicio, iba en contra del carácter laico de Francia.
Clases populares y antiglobalismo
Le Pen se presentó como la representante de las preocupaciones de las clases populares en su último mitin de campaña frente al poder «oligárquico» que a su juicio representa Macron.
Según aseguró, su mandato «ha sido una secuencia confusa, caótica, de la que sólo queda la impresión de tensión y de violencia y en el contador 600.000 millones de euros de deudas adicionales y 400.000 franceses más que viven bajo el nivel de pobreza». Así lo aseguró la hija de Jean Marie Le Pen ante 4.000 fieles enfervorizados en Arrás, ciudad de la región Hauts de France, fronteriza con Bélgica y uno de sus principales viveros de electores.
Ante denunció que Macron es el máximo representante de «los globalistas» que quieren instalar una «jungla» de competencia económica muy alejada de sus propuestas «humanistas».
«Pueblo de Francia, ha llegado la hora de levantarte y de unirte contra la oligarquía que tiene como únicas religiones la globalización, la guerra incesante de todos contra todos, los sacrificios sociales y el reino exclusivo de la mano invisible de los mercados sin rostro, sin alma y sin fronteras», proclamó la candidata.
Un discurso que ha calado en buena parte de la sociedad francesa hasta el punto de que no es una opción descabellada su victoria el domingo, habida cuenta de que la distancia de entre 6 y 15 puntos en las encuestas no es insalvable y aun hay un profundo nicho de electores indecisos.
Por ejemplo, Ioan, un mozo de almacén de 30 años que cobra 1.200 euros, el salario mínimo, y que contó a Efe que ese es el aspecto del programa de Le Pen que más le interesa porque la factura del gas y de la electricidad cada vez pesan más en sus finanzas y no le permiten ahorrar. Además, ha perdido una ayuda para la vivienda y reprochó al actual presidente «ayudar mucho a los demás, pero no a los franceses».
Algo parecido contó Kevin, de 30 años, para el que Le Pen «es la única persona que puede levantar Francia porque trabaja en favor de los franceses» y «hace todo lo posible para que los jóvenes se queden en Francia» con rebajas fiscales específicas en su programa.
Macron recabó este jueves el apoyo del presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, de los primeros ministros socialistas de Portugal y Alemania, así como del expresidente izquierdista de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva. Todos los apoyos son pocos para Macron, que llamó fervorosamente a participar porque «nada está decidido».