El presidente de Rusia, Vladimir Putin (Iz), y el presidente de Francia, Emmanuel Macron, hablan durante una reunión en el Kremlin de Moscú
58 días de guerra
Macron, después de 18 conversaciones telefónicas, ya no llama más a Putin: «No es agradable»
El presidente de Francia, y candidato a la reelección este domingo, dice que lo hacía a instancias de Zelenski
Las intenciones se da por descontado que eran buenas. También que, de lograr algún éxito, le beneficiarían en las elecciones del domingo. En cualquier caso, el resultado parece haber sido más negativo que positivo para Emmanuel Macron. Hablamos, naturalmente, del papel que se adjudicó a sí mismo como mediador con Vladimir Putin.
El presidente y candidato a la reelección en el balotaje anunció que arrojaba la toalla con el presidente de Rusia y que, al menos por ahora, no le volverá a llamar.
En los últimos cuatro meses Macron mantuvo 18 conversaciones con el ex agente de la desaparecida pero en su día eficiente KGB. Además, viajó a Moscú y protagonizó un encuentro personal, con metros de distancia, en el Kremlin.
Aquella entrevista se extendió por espacio de cinco horas. A la cabecera de una mesa kilométrica se colocó Putin y el favorito de los sondeos en el otro extremo. Entre uno y otro había seis metros de distancia.
«Me molestaba hablar con él, no es agradable», aseguró uno de los presidentes de Francia con peor imagen pero con el electorado a su lado, más por el espanto que le produce Marien Le Pen que por su gestión.
Tras el repudio a Putin, el inquilino del Elíseo justificó el número de charlas al teléfono que mantuvo con el zar del Kremlin: «Pero, ¿qué hacemos? Tenemos que preparar el alto el fuego», reflexionaba en una entrevista con la plataforma digital Brut y en la cadena France 5.
En ese contexto aclaró que cuando llamaba a Putin avisaba antes a Volodimir Zelenski. «Le preguntaba al presidente y en cada ocasión me decía: Hablar con Putin es importante. Hazlo tú porque yo no puedo».
¿Negociarías con Hitler, con Stalin o con Pol Pot?
A estas alturas y pese a sus esfuerzos diplomáticos, el rédito de Macron por sus gestiones parece que sería negativo. El liderazgo inicial generó expectativas no satisfechas seguidas de la decepción y críticas severas dentro y fuera de Francia.
La más hiriente partió del primer ministro de Polonia, Mateusz Morawiecki al censurar su conducta por fracasar y querer negociar con alguien como Hitler.
Los reproches fueron en serie: «¿Cuántas veces ha negociado con Putin, qué has logrado? ¿Has evitado alguna de las acciones que hemos visto? Uno no debe negociar con criminales, uno debe luchar contra ellos. ¿Negociarías con Hitler, con Stalin o con Pol Pot?».
Quizás herido por esto o quizás porque se juega a presidencia este domingo aprovechó Macron las entrevistas para deslizar que había cortado de cuajo las llamadas con el presidente de Rusia.
«La guerra –se justificó– ha tomado un rumbo diferente. Desde que descubrimos las masacres de Bucha y de otras localidades no he vuelto a ha hablar con él». Dicho esto, por si acaso, dejó una puerta abierta a un posible cambio de criterio: «No descarto hacerlo en el futuro».
